El importante emprendedor e industrial Miguel Escorihuela Gascón tomaba la iniciativa de construir “en las alturas” en una Mendoza donde la mayoría de sus edificios no superaban los 10 metros, por el cual Don Miguel sufrió el mote de “loco”.
El proyecto fue de la empresa radicada en BuenosAires llamada F. S. Schmidt Joh, Becker y Cía., cuyo ingeniero director era Ludovico Braum, dirigiendo los trabajos el señor Freude. El edificio de hormigón armado y paredes de ladrillo, estaba adecuado a todas las normas de sismo resistentes exigidas en la época.
El pasaje tenía salida a calle 9 de julio, con dos sótanos, 27 locales comerciales y 37 departamentos para habitaciones de familias. La torre de la esquina contaba con 70 piezas para negocios de 6 por 5 metros y 4 departamentos en la cúpula.
A este emblemático edificio que por mucho tiempo fue el más alto de Mendoza, le costó mucho entrar en la vida de los mendocinos, llegando a publicar los diarios de la época grandes ventajas económicas para quienes ocuparan los departamentos y oficinas; todavía había memoriosos que habían vivido la desgracia de perder algún familiar en el terremoto de 1861.
Todo cambió al año siguiente cuando un fuerte sismo afectó a la provincia, donde el edificio soportó estoico sin fractura alguna.
En los tiempos que corren, es impensado el paisaje de la ciudad sin el emblemático Pasaje San Martín de avenida San Martín esquina peatonal Sarmiento, que hoy cumple 92 años.
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