Niños asmáticos realizan su marcha por la Cordillera. En la imagen cruzando el Puente de Picheuta. (Enero de 1980) Mendoza

Salieron de Uspallata  dos Unimogs del RIM 16. No iban a caminar todavía pero si a llenarse los ojos con el paisaje cordillerano, y a explorar porque se sentían un poco exploradores el terreno inicial que los llevará, desde las 6 de la mañana, hasta Ranchillos, en el primer tramo de una marcha que sí fue a pié, y que culminó el sábado 19 de enero en el Cristo Redentor. Los 34 chicos de Fund-Asma procedentes de Buenos Aires partieron con sus mochilas al hombro desde el más pequeño, Gonzalo Salvador, de 11 años de edad, hasta el mayor del grupo, Pablo Capdevielle, de 17-. Con el doctor Enrique Muhlmann al frente, el enfermero Daniel Damiano y los profesores de Educación Física, Jorge Sagadurguru, Ethel Sixto de Armua, Jorge Luis Vázquez y Alberto Osete, las ocho chicas y los 26 varones, se portaron como lo que son: chicos. Juan José Gallego, de 16 años, era un poco el líder del viaje y quien iniciaba los cantos con los cuales y, batiendo las palmas, ponían la sonoridad vital a un paisaje de por si silencioso. Llegaron hasta Picheuta. Saltaron de los camiones y se dispusieron a cruzar esta vez en un silencio casi religioso, el histórico puente de piedra que alguna vez sirvió a la columna del General Las Heras, en enero de 1817, para cruzar hacia las cumbres. Periodistas y soldados que los veían pasar entendieron tal vez por primera vez, el sentido del homenaje y del esfuerzo que emprendían seres aparente- mente frágiles, con una voluntad que, estamos seguros, los llevará a cumplir sin vacilación alguna, el cometido propuesto.

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