jueves, 8 de febrero de 2018

Jorge Newbery, la última entrevista En 1914, el aviador y propulsor de la aeronáutica militar argentina visitó Mendoza. Días después falleció aquí en un accidente.

Fue una de las primeras entrevistas que diario Los Andes publicó el sábado 28 de febrero de 1914 a una de las figuras más destacadas del siglo XX.
Nos referimos al intrépido aviador Jorge Newbery, quien llegó a Mendoza el 22 de ese mismo mes para hacer un minucioso estudio sobre las posibilidades de realizar el cruce de los Andes en aeroplano. Inmediatamente partió hacia Puente del Inca para hacer mediciones y observaciones referentes a su vuelo. También estuvo en Uspallata, con la idea de ejecutar desde allí la travesía.
El 26 de febrero regresó a la Ciudad de Mendoza y al día siguiente fue entrevistado por un periodista de este matutino. Reproducimos gran parte de esa nota a continuación.
La entrevista
Ayer, por el tren de las 7 y 40, regresó de la cordillera el ingeniero don Jorge Newbery.
Viene, como lo hemos anunciado ya, de estudiar los vientos en la cumbres y hacer otras observaciones con que ha conceptuado necesario complementar sus anteriores estudios a fin de intentar la grandiosa hazaña de cruzar la cordillera de los Andes.
Creímos nuestro deber entrevistarle y fuimos a verle anoche para recoger sus impresiones.
Al primer golpe de vista se advierte en su rostro la acción de los vientos helados de la cumbre que le han azotado durante estos últimos días mientras practicaba sus experiencias y observaciones. La fisonomía, algo demudada, conserva, sin embargo, indelebles sus rasgos enérgicos.
Empezamos por pedirle que nos diera su última impresión, la que ha recibido durante su estadía en la cordillera, y nos la manifestó sin mayores rodeos.
Reconoce las dificultades de la empresa, los enormes obstáculos que se oponen al vuelo de un ave mecánica en aquellas alturas y latitudes, pero es sinceramente optimista.
Tiene grandes esperanzas en el éxito de la empresa, cuyos detalles ha estudiado con verdadero ahínco y hasta con cariño, si cabe el concepto. Sin embargo, por modestia, no quiera dar mayores detalles; conceptúa que pudieran interpretarse, saliendo de él mismo, como una reclame que desea eludir.
–¿Dónde se elevará?– le preguntamos.
–No tengo nada resuelto de manera definitiva al respecto –nos contestó–, pero si el sitio es apropiado, como podré constatarlo en una visita que haré mañana, posiblemente me elevaré en Los Tamarindos, desde donde me sería más fácil ir tomando paulatinamente altura mientras vuelo hacia el oeste hasta alcanzar los cinco mil metros a que necesito llegar para efectuar la travesía, elevación que calculo poder alcanzar en media hora de vuelo. En caso que por circunstancias especiales no conviniese decolar en Los Tamarindos, empezaría la prueba en Uspallata, que se encuentra a 1.730 metros sobre el nivel del mar.
–¿Y dónde piensa efectuarse el “aterrizaje”?
–Mi propósito es hacerlo en Santiago mismo.
–Pero en caso de desperfectos en el motor y otros inconvenientes análogos, ¿encontraría en el camino lugar apropiado para “aterrizar”?
–Difícilmente. En el caso o los casos a que usted se refiere, la única probabilidad de salvación sería descender en algún cajón de las montañas y tratar, pocos metros antes de tocar el suelo y mediante una maniobra rápida, que el aparato no se precipite de frente, como en un aterrizaje vulgar, sino que toque el suelo con la parte trasera, empinado como para emprender de nuevo el vuelo. La probabilidad remotísima de poder efectuar con éxito esta maniobra es la única esperanza que me restaría de no perecer en caso de que se haga imprescindible un descenso.
–¿Qué aparato utilizará en la travesía?
–Un “Morane Saulnier”, de 80 H.P. pero que mediante una modificación que le he introducido en el motor puede desarrollar hasta 95 y queda convertido en aparato especial para alcanzar grandes alturas. Es exactamente el mismo aparato que tiene Fels con la sola diferencia de la variante referida. Con el objeto de transportar a esta mi aparato mañana salgo para Buenos Aires y dentro de unos diez días estaré de vuelta para intentar la empresa.
–Las autoridades de la Provincia, le preguntamos también, ¿le han ofrecido ya su concurso?
–Inmediatamente de mi llegada. La jefatura de Policía me ha propuesto escalonar a lo largo de mi itinerario el escuadrón de seguridad para prestarme auxilio en caso necesario, pero no he querido aceptar el ofrecimiento porque no puedo asegurar la fecha de mi partida. La intentaré cuantas veces crea necesario hasta que las circunstancias me parezcan propicias, y en esto pueden transcurrir muchos días.
¿Y los riesgos de la empresa, señor Newbery?
Nuestro interlocutor se limitó a sonreír.
Destino trunco
Esta entrevista es un documento único, porque fue la última vez que el aviador Jorge Newbery expresó sus palabras en público sobre su vuelo para cruzar la cordillera.
El destino quiso que nunca emprendiera aquella hazaña, porque en la tarde del domingo 1 de marzo, en medio de una demostración aérea realizada a pedido de unas jóvenes en Los Tamarindos, perdió el dominio del avión que tripulaba (el mismo que mencionó en la entrevista) y se estrelló con su máquina contra el suelo falleciendo en el acto y salvándose milagrosamente su compañero Benjamín Giménez Lastra. 
La noticia de la muerte de Newbery causó conmoción en el país y en el mundo.
Dato curioso

Cuando llegó Jorge Newbery a Mendoza en 1914, fue recibido con gran afecto por la alta sociedad local. Esto se dio porque a fines del siglo XIX, su padre, Ralph Newbery –conocido en nuestra provincia como Rafael–, era uno de los mejores dentistas que existían en el país por aquel tiempo y todos los meses venía a la ciudad para atender a sus pacientes. Por varios años, su consultorio fue el Grand Hotel, ubicado en calle Gutiérrez 145 de ciudad.}
Por Carlos Campana
http://losandes.com.ar/article/view?slug=jorge-newbery-la-ultima-entrevista

Esperando el eclipse total de sol, Buenos Aires 1966.


Alfonsina Storni cocinando en su casa, 1925.


Mapa coloreado de la República Argentina, 1867. Delineado sobre la base de V. Martin de Moussy e impreso en Buenos Aires en 1934, por Saint Hermanos S.A.


miércoles, 7 de febrero de 2018

Ángel y Silvio Casetti (en el centro) y Jorge E. Giménez y Lino Guiñazú. Posando antes de la Final del Campeonato Cuyano de Tenis desarrollado en el Mendoza Tenis Club. Resultaron campeones la primer pareja. (año 1930) Mendoza


Calle Tucumán, entre Leandro N. Alem y 25 de Mayo, Buenos Aires, S/F.


Grupo de niños que con su esfuerzo, junto al de sus padres, en la Vendimia del año 1930. Mendoza


Efemérides. 7 de febrero de 1826: El Congreso designa como Jefe de Estado de las Provincias Unidas del Río de la Plata a Bernardino Rivadavia quien ejerció por primera vez el cargo de presidente de la Nación Argentina. Foto: Bernardino Rivadavia, c.1820.


Civit, el Mejor ministro de Roca Emilio Civit marcó a Mendoza con la precisión que poseen los hombres destinados a las grandes cosas. Un repaso por su vida.

Civit nació en octubre de 1856, en un país dividido entre las fuerzas federales que comandaba Urquiza y un Buenos Aires separatista, bajo el ala de Alsina y Mitre, entre otros. Su infancia transcurrió entre los escombros de una Mendoza destruida por el terremoto de 1861 y a la que siendo adulto ayudaría a levantarse. Tuvo una de las mejores educaciones a las que podía aspirar cualquier hombre de la época.
Asistió al Colegio Nacional de Buenos Aires, adornado por Ricardo Rojas con el mote de “Colegio de la Patria”, ya que allí se habían formado Saavedra, Belgrano, Moreno, Castelli, Paso, Pueyrredón, Balcarce, Las Heras, Dorrego, Urquiza, Avellaneda (padre), Cané (padre), etc.
Se especializó en Derecho en la Universidad de Buenos Aires para regresar a esta tierra imbuido de progresismo y entusiasmo, aquel entusiasmo que sólo da la juventud. 
Fue diputado nacional entre 1882 y 1889, teniendo un papel destacado en el debate que presidió la sanción de la Ley de Educación 1.420. Socio político de Roca, defendió con vehemencia el proyecto que éste envió al Congreso, siendo uno de los oradores más destacados.
Su postura rechazaba la enseñanza de la religión en las escuelas, algo contrario a nuestros antecedentes históricos y a las disposiciones de la Constitución Nacional. 
Para Civit, el pueblo argentino había demostrado siempre una marcada tendencia hacia la libertad de conciencia. No habíamos sido preparados para la “Conquista”, a la que veía representada por la espada y la cruz.
Su intención estaba lejos de atacar al catolicismo o a sus dogmas, simplemente buscaba demostrar que la educación no podía quedar sujeta a esta religión.
Por ejemplo, en tiempos de Rosas, especifica, se puso en manos del Convento de Santo Domingo el Colegio de Ciencias Morales, fundado por Rivadavia, eliminando de inmediato los laboratorios de química, de física y el observatorio.
Civit finalizó aquella intervención en el Congreso señalando que “sin libertad de conciencia no hay libertad de pensar, no hay libertad política ni libertad social”.
Francisco M. Goyogana, en su libro “Sarmiento y el Laicismo. Religión y Política” realiza un análisis de este discurso, colocando a nuestro comprovinciano entre las piezas claves para la aprobación de la Ley 1.420. 
Luego vendría un lugar en el Senado Nacional. En 1898 fue electo gobernador de Mendoza por primera vez, puesto que abandonó por pedido de Roca, convirtiéndose en el primer ministro de Obras Públicas de nuestra historia y además de las obras que inició, la gran mayoría se concretaron.
Fue tanta y tan magnífica su labor, que una vez, haciendo la síntesis valorativa de su ministro, Roca dijo que Civit por sí solo  había concretado la tarea de toda una generación.
El ferrocarril creció a pasos agigantados -pasó de 18 mil a 24 mil kilómetros-, más de diez capitales comenzaron a contar con el servicio de agua corriente y cloacas  -entre ellas Mendoza-, hubo mejoras en numerosos puertos, se construyeron escuelas, hospitales y numerosos edificios públicos.
Destaca además que hiciera reactivar la construcción de los edificios de Tribunales y del Congreso de la Nación. Civit pasó luego por el Ministerio de Agricultura y al finalizar la segunda Presidencia de Roca regresó al pago. 
En 1907 lo encontramos nuevamente ocupando el cargo de Gobernador, moldeando a Mendoza con manos de experto. Ese mismo año inauguró el primer hospital público de la provincia, como respuesta a diversas dificultades en salubridad.
El edificio terminó llevando su nombre y se encuentra en el Parque General San Martín. Con los años dejó de ser un hospital y terminó dando espacio -por cierto tiempo- a una especie de parque temático de la ciencia llamado “Eureka”.
Don Emilio se rodeó de los más destacados hombres de su época, convocó por ejemplo a Emilio Coni y a Carlos Thays. Este último dio forma al Parque General San Martín, en cuyo corazón Civit fundó el Club Mendoza de Regatas hacia 1909.  
Además de estos casos puntuales y tan conocidos, bajo las alas del ilustre dirigente se construyeron caminos, puentes, escuelas, obras de riego, etc. Coronó su vida política accediendo nuevamente al Senado, donde permaneció entre 1910 a 1919. 
Finalizando 1920, el diario de los Mitre daba al país la triste noticia. “El fallecimiento del Dr. Emilio Civit, ocurrido ayer en Mendoza, es la desaparición de una personalidad que se había hondamente caracterizado en la política del país. Hombre ilustrado, inteligencia brillante, orador de combate, había en él -asociados estrechamente- un partidista apasionado y un espíritu de patriota que amaba ardientemente el progreso del país (...) El país le debe una parte de los progresos realizados a través de las últimas décadas” (La Nación, 6 de diciembre de 1920).
Nos quedamos con el lustre de esas palabras, sobre la trayectoria de Civit. Exaltando al hombre que supo acompañar el crecimiento del país y vistió una existencia encaminada hacia un solo objetivo, el progreso.


Por Luciana Sabina
http://losandes.com.ar/article/view?slug=civit-el-mejor-ministro-de-roca

Estibadores que trabajan en el "Mercado de Patatas", aguardan la llegada de una remesa para el acarreo del producto, Buenos Aires 1933.


Cerro el Centinela, Tandil 1898.


Labor de los obreros de la fábrica Ferrum en el llenado de los moldes de yeso. Buenos Aires, 1957.


martes, 6 de febrero de 2018

Efemérides. 6 de Febrero de 1992, fallece Petrona Carrizo de Gandulfo.


Petrona Carrizo de Gandulfo nació en La Banda, Argentina; el 29 de junio de 1896 y murió en Olivos, Argentina; 6 de febrero de 1992), más conocida como «Doña Petrona», fue una cocinera televisiva argentina, pionera en su área en Argentina. En la estancia Quebrachitos, en el Departamento Aguirre, al interior de Santiago del Estero, trabajó como cocinera y ahí fue donde conoció a Atilio Gandulfo, quien era el administrador del establecimiento y con quien se casaría tiempo después. La pareja emigró a Buenos Aires en busca de oportunidades, Atilio consiguió un trabajo en Correo Argentino pero como el salario no alcanzaba, decidió trabajar también ella, fue ahí donde consiguió trabajo en la Compañía Primitiva de Gas para enseñar a usar las nuevas cocinas a gas que, en esa época, era el artefacto doméstico más demandado en las casas argentinas.
El gas llegaba a Buenos Aires como una total novedad y la compañía Primitiva de Gas quería convencer a los argentinos para dejar de lado a las antiguas cocinas de leña y queroseno. Para dicha campaña se presentó Petrona, ella no solamente demostraba cómo funcionaban las nuevas cocinas, también se ponía a cocinar en ellas en la puerta del Bazar Dos Mundos.

La Fundación Metrogas editió un pequeño libro titulado: «Doña Petrona, la cocina y el gas», ahí describe los primeros pasos de doña Petrona en la Compañía Primitiva de Gas. Petrona promovió la cocina primero a través de cocinas a gas y más tarde a través de clases presenciales para luego empezar a publicar sus recetas en la revista «El Hogar»
Doña Petrona comenzó a incursionar en los medios con la radio, empezó en radio Argentina donde tenía una participación diaria, después pasó a radio Excélsior y radio El Mundo para luego entrar en la televisión. Fue la radio quien la llevó a la fama. Ya en 1933 se editó «El Libro de doña Petrona», una enciclopedia de la cocina con más de 500 páginas. Este libro incluía también secretos culinarios, sino también consejos para la mujer moderna que incluían organización del hogar y de tareas de mantenimiento, e incluso una sección para la mujer que trabaja y cuida de su hogar. Dicho libro fue traducido a varios idiomas, incluido el ruso, y editado más de cien veces y continúa disponible en las librerías argentinas.

Gracias a la radio también llegó a la televisión en 1952 en un programa llamado «Variedades hogareñas» que se transmitía por la TV Pública, después dicho ciclo pasó a llamarse «Jueves hogareños». Su gran salto a la fama nacional se daría en 1960 cuando se incorpora al programa «Buenas tardes, mucho gusto».​ junto a su asistente Juana «Juanita» Bordoy. Dicho programa estuvo en el aire por veinte años los días lunes, miércoles y viernes por la tarde, llegó a recibir alrededor de 400 cartas por día y tener un registro de 600 mil amas de casas.Su libro de cocina batió récords de venta, superando a Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato y hasta el Martín Fierro. Fue pionera de los programas de televisión dedicados a la cocina. En las librerías de Argentina el único libro más vendido que el de doña Petrona era la Biblia. Y fue inspiración para otras generaciones de cocineras y ecónomas como Marta Baines, Choly Berreteaga, Diana Boudourian, Emy de Molina, María Adela Baldi, Chichita de Erquiaga, Mariana Rodríguez Vimo, Chola Ferrer, Blanca Cotta y Narda Lepes entre otras. Estuvo casada dos veces y tuvo un hijo llamado Marcelo Francisco Gandulfo, quien fue su administrador en la última etapa. Alejada de las cámaras, impartió clases de cocina en el Barrio Norte de Buenos Aires. Todas las tardes bebía un whisky on the rocks con un cigarro puro y comía picante. Pasó sus últimos momentos de vida junto a su asistente Juanita hasta que murió de un ataque al corazón el 6 de febrero de 1992 en su casa de Olivos.

Efemérides. 6 de febrero 1852: Bajo amparo británico, Juan Manuel de Rosas abandona la Argentina después de su derrota en la batalla de Caseros.

Imagen: Retrato de Juan Manuel de Rosas en guante de cabritilla, c.1850.


Foto: Laguna y montes frutales delante de las cuales está la casa del General Juan Manuel de Rosas en Souththampton. Inglaterra.


Bello paisaje del sur de Chile. El Lago Petrué. (año 1930)


La curiosa historia de amor del genial paisajista Carlos Thays

Thays fue jardinero, horticultor, ambientalista, además de artista y científico, y su historia en la Argentina comenzó en 1889 cuando llegó por un proyecto de dos años, pero -como sus plantas- echó raíces y se quedó para siempre en el país. Convencido de que toda persona rica o pobre, joven o vieja, tiene el derecho a disfrutar de un espacio público, creó los parques más conocidos: el Tres de Febrero y el Jardín Botánico, en Palermo; las Barrancas, en Belgrano; el Parque Centenario; la Plaza Colón, detrás de la Casa Rosada; el Parque Lezama, en San Telmo; y el eje Plaza de Mayo y de los Dos Congresos. Pero como una vida puede abarcar muchas pasiones, Thays además inventó el concepto de parque natural y así logró preservar el entorno de las Cataratas del Iguazú. También hizo posible la industrialización de la yerba mate en su tiempo.

El jardinero francés que cambió Buenos Aires
Por esas bromas que tanto le gusta realizar al destino, el hombre al que Buenos Aires le debe el 80 por ciento de sus lugares verdes no nació en estas pampas sino en Francia, el 20 de agosto de 1849. Su padre era un tipógrafo belga establecido en París y su madre, una joven de Versalles. Thays fue discípulo de uno de los paisajistas más reconocidos de su tiempo, Edouard André, con el que trabajó por toda Europa. Fue el maestro quien lo recomendó para realizar el Parque Sarmiento en Córdoba. Así fue como el discípulo dejó la glamorosa París para trasladarse a la Argentina. Su plan original era quedarse por dos años, sin embargo se aquerenció para siempre.
En 1891 lo nombraron director de Parques y Paseos de la Ciudad de Buenos Aires, pero no fue elegido "a dedo" y mucho menos por acomodo. Dijo que solo aceptaría el cargo si ganaba un concurso público abierto a especialistas de todo el mundo. Se impuso con un proyecto de desarrollo paisajístico urbano que proponía convertir los bosques de Palermo en un gran paseo urbano, poblar la ciudad de pequeñas plazas barriales que sirvieran de espacio de encuentropara los vecinos y crear algunos grandes parques que funcionarían como enormes pulmones para la ciudad. Y por supuesto no dejar calles sin arbolar ni plazas sin llenar de flores.
Un amor de película
En una kermesse, Thays conoció a Cora Venturino, él tenía 41 años, ella apenas 16, pero la atracción fue recíproca. Cora se convirtió en su esposa pero también en la socia ideal que lo seguía feliz a su trabajo con una canasta con la merienda.Primero lo hacía sola pero luego se sumaron sus hijos, Carlos León y Ernestina. Para ellos su padre tenía el mejor trabajo del mundo: diseñar plazas. La familia entera lo acompañaba mientras el padre se encargaba de indicar dónde y qué plantar, delineaba caminos y canteros, diseñaba rejas y obras ornamentales, armaba invernaderos y hasta corregía o abría artificialmente fuentes o surtidores de agua. Incansable, llegaba a trabajar más de veinte horas por día; él mismo dirigía cada obra, pues no tenía equipo de trabajo. Por eso en medio de una jornada agotadora, se escuchaba un "hup, hup", la manera cariñosa que empleaba Cora para llamarlo e indicarle que era momento de hacer una pausa para merendar. Con los años, sus nietos usaron esa expresión como apodo para su adorado abuelo. Quizá por eso, en tiempos donde los medios de transporte eran precarios, Cora no dudó en seguir a su marido a Misiones para ayudarlo en la tarea de organizar el Parque Nacional Iguazú, aunque esto implicó llegar a caballo hasta las cataratas, y soportar un clima y un paisaje tan agobiantes como mágicos.
Apasionados por el verde, armaron su hogar dentro del Jardín Botánico de Buenos Aires, en esa coqueta casita que todavía se conserva y donde hoy funcionan las oficinas administrativas. Pero la casa no solo era refugio familiar, sino también el lugar donde el matrimonio creó un centro científico de relevancia internacional, dedicado al estudio no solo de la flora argentina sino también de otras regiones del mundo.
Para ser feliz, es preferible vivir en una cabaña dentro de un bosque que en un palacio sin jardín
Carlos Thays
Dicen que "un paisajista debe tener el entusiasmo de un creador, la sensibilidad de un artista, la inspiración de un poeta y la paciencia de un sabio". Repasando la vida de Thays esa frase no fue un dicho sino un hecho, gracias a su tarea convirtió una Buenos Aires gris y monótona en una suerte de jardín gigante y bello. Y ahí radica su talento: solo un visionario podía imaginar cómo se verían esos vástagos de apenas 30 centímetros en 100 años. Trajo diferentes especies del norte como tipas, jacarandás, lapachos, ceibos o palos borrachos y logró que se adaptaran a una zona tan distinta y húmeda. Con paciencia de artesano criaba los árboles en el vivero del Jardín Botánico donde planificaba cómo plantarlos, mantenerlos y cómo se verían al crecer. Así pobló plazas, calles, regimientos y hospitales con 150 mil árboles y como cada especie tiene una época de floración, logró que los vecinos siempre puedan ver flores al andar.
Un hombre incansable
En Buenos Aires, Thays realizó 69 plazas y paseos públicos, pero también otras provincias se maravillaron con su talento. Llevan su firma los parques 20 de Febrero (Salta), 9 de Julio (Tucumán), San Martín (Mendoza) y Urquiza (Entre Ríos). Su experiencia y conocimientos sumados a la perfección de sus creaciones lo convirtieron en el preferido de las élites que se lo disputaban al momento de contratarlo para embellecer sus propiedades. Así fue como creó los jardines de unas cuarenta estancias entre las que se destacan las tres de Julio Argentino Roca: La Larga y La Argentina en Buenos Aires y La Paz, en Córdoba. Otra de sus obras es la estancia La Candelaria en Lobos donde se encargó de parquizar 100 hectáreas e introdujo 240 especies. También La Porteña, la estancia de San Antonio de Areco donde Ricardo Güiraldes escribió Don Segundo Sombra y que llenó de eucaliptos, cedros del Líbano, robles y una avenida de acceso con un árbol originario del Mediterráneo, el almez, que todavía brinda su sombra. Todos estos parques conservan un sello que los distingue: alrededor de la casa, un jardín de estilo francés, rígido y geométrico, y el resto del lugar se adentra con el entorno, con un diseño más libre y natural. Además siempre incorporaba un espejo de agua.
Pero Thays no trabajó solo para la aristocracia argentina, él lo hacía para todos. Solía repetir que "para ser feliz, es preferible vivir en una cabaña dentro de un bosque que en un palacio sin jardín". Por eso, si los vecinos de los barrios le pedían una plaza, allá iba a diseñarla. Si le solicitaban flores para una fiesta, no dudaba en mandarles las más lindas y perfumadas. Su tarea era tan espectacular que lo llamaban el "jardinero de la nación".
Thays se convirtió en un anciano muy alegre que solía entretener a todos relatando las divertidas vivencias de su vida. Argentino por opción, no olvidaba sus orígenes y solía cantar canciones francesas o entonar La Marsellesa. A diferencia de otros protagonistas de la historia argentina, no vivió la incomprensión que padeció Belgrano, ni tuvo la agitada vida privada de Sarmiento ni los cuestionamientos de un Rosas o Urquiza. Su tarea no fue tan ingrata como mandar hombres a la guerra ni tan controvertida como aumentar impuestos. Fue Thays fue un hombre sabio con un espíritu desprovisto de interés comercial o gloria personal que "simplemente" creó una arquitectura tan bella que logró despertar las ganas de vivir en esta ciudad.

Cuando murió, en Buenos Aires el 31 de enero de 1934, una multitud salió a acompañar el paso del cortejo al cementerio de la Chacarita. Lo despidieron funcionarios y aristócratas, pero también obreros y estudiantes, familias y trabajadores.Gente que deseaba expresar su agradecimiento a un hombre que les había regalado el placer de enamorarse junto a un sendero de flores o de sentir que Buenos Aires es una sucursal del cielo tapizada de flores de jacarandá.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/2105385-la-curiosa-historia-de-amor-del-genial-paisajista-carlos-thays

Walt Disney le dió color a Mendoza En 1941, en una visita diplomática, el dibujante llegó a la provincia y paseó por nuestras calles. Los Andes lo entrevistó en exclusiva.

Una de las más memorables crónicas y entrevistas que fueron publicadas por Los Andes es la de Walt Disney en setiembre de 1941.
El mentor de un hito del cine que no tiene comparación, tuvo una relación intensa y afectiva con nuestra provincia. Su llegada a Mendoza fue el 25 de setiembre del 41 y se instaló aquí por varios días.
La visita fue parte de una gira por Sudamérica que emprendió Disney, su esposa Lillian Bounds, y 16 colaboradores, entre los que se incluía a la única dibujante femenina -Mary Blair- que tenía por entonces su compañía.
El propósito de la travesía era una misión diplomática encomendada por el gobierno de Estados Unidos como parte de la llamada “Política de buena vecindad”, que tenía por objeto fortalecer lazos entre nuestro país y el del norte y frenar la influencia de los nazis y sus aliados, en aquellas instancias de la Segunda Guerra. El viaje comprendía a Brasil, Argentina, Chile y Perú.
La llegada de Disney tuvo una repercusión extraordinaria entre los mendocinos. Y nuestro diario dio cuenta de este evento inusual -el viernes 26 de setiembre- con una crónica y entrevista titulada: “Walt Disney, que llegara ayer en avión a ésta, ha recogido nutrido material en Argentina y creará otros personajes”.
La entrevista se realizó en inglés, ya que Disney no hablaba el español. Y cuenta, textualmente, lo siguiente:
“Hemos entrevistado al extraordinario dibujante. Cordial, ameno, de simpatía comunicativa, evacuó nuestras preguntas con buscada llaneza, rehuyendo trascendentalismos. Desde luego, se imponía el interrogarle acerca de las impresiones que se lleva de nuestra Nación. Al respecto nos contestó:
-Evidentemente, mi impresión es óptima. Es un gran país. Lo creo a tal punto que algunos artistas argentinos, que me han insinuado la posibilidad de trabajar conmigo en Estados Unidos, les he manifestado, sin eufemismos, que entiendo que en esta república hay elementos de riqueza suficientes como pa- ra obtener un porvenir mejor. El de ellos, por lo menos, y lo creo sinceramente de este modo, se encuentra aquí...
-¿Ha sido fructífera su labor en Buenos Aires? 
-En Buenos Aires me he divertido demasiado. Esto es lo que puedo decir. Mi propósito era el de trabajar intensamente, pero la diversión me ha dejado poco tiempo. No obstante, he hecho acopio de materiales. Debo llevarlos hasta Estados Unidos y allí concentrarme para buscar su aplicación en los dibujos animados. Algunos de mis colaboradores han ido a Salta con el fin de buscar, asimismo, elementos de orden folklórico, ya en el terreno de la música, ya en el de la danza o en el simplemente costumbrista. Durante mi estada en la metrópoli argentina he visitado algunos “ranchos” y he salido muy satisfecho. Puedo adelantar que algunos de mis próximos personajes aparecerán tirando boleadoras...
-¿Algunos de sus personajes conocidos?
-No. Tengo la intención de crear uno especialmente para films de esa índole. Posiblemente me inspire en el quirquincho... Por otra parte, también me han interesado sobremanera algunas cosas pintorescas del Brasil, fundamentalmente de extracción popular. No es difícil que recurra al loro, ave típica de la zona, para que baile un samba... Ya veremos...
-Tenemos entendido que ha contratado al destacado dibujante argentino Florencio Molina Campos...
-En efecto, aun cuando todavía no haya firmado ningún compromiso, me he puesto en contacto con él. Creo que Molina Campos aprehende certeramente el lado cómico de las cosas y consigue la faz risueña del detalle. Su labor es conocida en Norteamérica, en donde algunas revistas han publicado sus creaciones. Creo, asimismo, que su producción resulta interesante porque posee el tipo del gaucho antiguo, cuya filiación es hoy difícil de encontrar.
Su próxima labor

Salpicada de ocurrencias en que Disney destila un ingenio sutil, de repercusión directa, prosigue la entrevista. En ella abre brechas el notable dibujante para añadir conceptos y decir de vez en cuando una ocurrencia, no por buscar comicidad sino espontáneamente.
Su rostro y sus ademanes se serenan y tornan cierta gravedad al interrogarle acerca del concepto que tiene del porvenir del dibujo animado. Su contestación es sobria y sencilla, pero en él se enciende un lógico entusiasmo. Indudablemente, Disney “siente” su arte.
Contesta en los siguientes términos:
“Una de mis actividades estriba en que tengo a todas y cada una de mis películas como experimentos. Evidentemente, creo que la perfectibilidad es inalcanzable, pero entiendo, del mismo modo, que en cada oportunidad se puede avanzar más. Personalmente, opino que el dibujo animado tiene un porvenir al cual aun no pueden ponérsele límites. Hay un hecho evidente: las más notables expresiones literarias han perseguido constantemente el ideal de la fantasía. Se ha llegado a mucho pero, creo, no a la dimensión alcanzada por el arte que cultivo. Además, el dibujo animado puede llegar a zonas que le son vedadas a otras ramas de la cinematografía; las posibilidades de la fotografía son limitadas. Para demostrárselo gráficamente, quiero decirle que en “Fantasía” llegamos a la reconstrucción de animales prehistóricos imprimiéndoles los movimientos que les eran característicos, por lo menos desde el punto de vista de los especializados en paleontología. Así también, durante los últimos diez años el dibujo animado ha tomado tal vuelo, ciertamente insospechado, que esa misma circunstancia afirma la convicción de que su porvenir escapa a lo que podamos imaginarnos. Desde luego que su perennidad y su progreso se verán supeditados a la capacidad de los hombres que lo cultiven. El dibujo animado debe desarrollarse, mantenerse y progresar a la altura de los tiempos. Por lo demás, su misma función tiende a no restarle vuelos: no debe servir solamente para solaz, para un momento de diversión; puede lograrse con él finalidades educativas de gran alcance".
Donald hablará castellano...
Disney creyó, sin duda, que ya había dado mucho pábulo a la seriedad. Por ello, aprovecha una pregunta para tornar a la sonrisa. Una de las personas asistentes le pregunta si algunos de sus personajes hablarán castellano en sus próximas películas. Sonriendo, responde: 
-El pato Donald quiere hablar castellano. Pero les advierto una cosa: no lo entenderán más de lo que lo entienden ahora, con sus gruñidos. Su lenguaje no puede ser más universal...”.
Al finalizar la entrevista, ese mismo día Walt, su esposa y sus colaboradores se alojaron en el Plaza Hotel. Con una agenda muy apretada -armada por Juan Carlos Alurralde-, visitaron al gobernador Adolfo Vicchi y luego partieron a visitar algunas bodegas de Maipú y Luján. También estuvieron en la Facultad de Artes de la UNCuyo y otras instituciones.
El sábado 27 el genial dibujante realizó una presentación en los cines Avenida y Buenos Aires, en donde concurrieron más de dos mil alumnos de escuelas primarias.
Paseó por la avenida San Martín, desde la calle Lavalle hasta Sarmiento, para luego ir al Cerro de la Gloria y el Zoo. Todas estas visitas fueron filmadas en colores por Disney.
Aquí se marca un hito, ya que es la primera vez en la historia que la ciudad de Mendoza fue registrada con esa nueva tecnología en aquel tiempo. Por la noche, los visitantes norteamericanos fueron invitados a participar en un baile en su honor en el Club Unión.
Walt, Lillian y el grupo, viajaron hacia Tupungato y visitaron la estancia “Los Árboles” de Fabián Correas y la finca de Juan Carlos Alurralde. Disney se vistió de gaucho y por supuesto se comió un buen asado acompañado por excelente vino mendocino.
Además, el creador de Mickey, participó de una jineteada montando un potro y demostrando una destreza que dejó a todos boquiabiertos.
El lunes 29 partieron desde el aeropuerto ‘Los Tamarindos’ hacia Santiago de Chile. “El público los despidió con grandes aplausos”.
Fuente: http://losandes.com.ar/article/view?slug=walt-disney-le-dio-color-a-mendoza

Vista del Obelisco desde la salida del subterráneo. Buenos Aires, c.1940.


Feria popular en las inmediaciones de Jujuy, febrero de 1924.


Pizzería Banchero, La Boca. Buenos Aires 1941.


lunes, 5 de febrero de 2018

Como fueron las Inundaciones en Salta, en el año 1944. Argentina


Efemérides. 5 de Febrero de 1973. Muere a los 36 años de edad, Hernán Figueroa Reyes, en un accidente automovilístico, músico, cantante y compositor salteño de la música folklórica de Argentina.

Hernán Figueroa Reyes nació en Salta, Argentina, el 14 de septiembre de 1936 y murió en un accidente el 5 de febrero de 1973) fue un músico, cantante y compositor salteño de música folklórica de Argentina.
Integró Los Huanca Hua en su primera formación y luego emprendió una carrera solista. Aportó canciones que integran el cancionero popular de Argentina como "El corralero" (composición del chileno Sergio Sauvalle), "Para Villa María" (Hernán Figueroa Reyes - O.Wilson), "Regalos para mamá" (W.Belloso - G.Montenegro), "Disculpe" del escritor y compositor uruguayo H. Ferrari, "Zamba para decir adiós" (Argentino Luna), "Chacarera de un triste" (Hermanos Simón), "Por las trincheras" (C. Chazarreta - A. Giménez), "El tata está viejo" (Rafael Carret), "Tendrás un altar" (A. Polito - I. Diez), "Zamba para no morir" (L.Quintana - N. Ambros - H. Rosales), y sus temas propios "Zamba del cantor enamorado", "Zamba del gaucho guerrero". Aprendió a cantar y tocar guitarra con el folclorista José María de Hoyos. En 1960 integró la formación original de Los Huanca Hua, junto con Juan Carlos de Franco Terrero, Guillermo Urien y los hermanos Chango Farías Gómez y Pedro Farías Gómez. El grupo revolucionó el modo de interpretar la música folclórica, mediante complejos arreglos vocales, introduciendo la polifonía y el uso de fonemas y onomatopeyas para marcar el ritmo. Integró el quinteto hasta 1963, cuando se separó para iniciar su carrera como solista; fue reemplazado por Marián Farías Gómez.

En adelante formó su conjunto con Emilio «Bocha» Martínez, como primera guitarra, Hernán Rapela y Sergio (Capote) Piñero. En 1966 alcanzó su mayor éxito con la canción «El corralero» de Sergio Sauvalle, y obtuvo su consagración en el Festival de Cosquín. Sus principales escenarios de actuación fueron El Palo Borracho y La Peña de Olivos.
El 2 de febrero de 1973 sufrió un accidente de automóvil en el «km 109» de la ruta nacional RN 9, sufriendo graves heridas que le causaron la muerte el 5 de febrero, a la edad de 36 años. Fue padre de 7 hijos: Hernán (h), Carina, Andrea, Martín, Gonzalo, Jimena y Florencia.

Efemérides. 5 de Febrero de 1967. Se quita la vida la cantautora chilena Violeta Parra

Fué una de las principales folcloristas de América, fundadora de la música popular de su país. Nació el 4 de octubre de 1917. Violeta del Carmen Parra Sandoval nacio en San Fabián de Alico​ o San Carlos, el​ 4 de octubre de 1917 y se suicido en Santiago de Chile, el 5 de febrero de 1967​ fue una cantautora, pintora, escultora, bordadora y ceramista chilena, considerada una de las principales folcloristas en América del Sur y gran divulgadora de la música popular de su país, a la que enriqueció con su obra. Es miembro de la prolífica familia Parra.

Su contribución al quehacer artístico y musical chileno se considera de gran valor y trascendencia. Su trabajo sirvió de inspiración a varios artistas posteriores, quienes continuaron con su tarea de rescate de la música del campo chileno y las manifestaciones constituyentes del folclore de Chile y América Latina. Sus canciones han sido versionadas por diversos artistas, tanto chilenos como extranjeros.

En conmemoración de su natalicio, el 4 de octubre fue elegido el «Día de la música y de los músicos chilenos». Además de lanzar al mundo discográfico a sus hijos Ángel e Isabel Parra con el disco Au Chili avec los Parra de Chillán (1963), continuó sus grabaciones con el LP Recordando a Chile (una chilena en París), que incluyó dos canciones compuestas y cantadas en francés, así como también otros temas muy importantes de su carrera, como «Paloma ausente» y «Arriba quemando el sol»; asimismo, en 1962 grabó para el sello Arión una serie de canciones editadas en diversas recopilaciones posteriores. Fue una etapa de gran nostalgia, tal como lo atestiguan canciones tan sentidas como «Violeta ausente».

En 1964 logró una marca histórica al convertirse en la primera latinoamericana en exponer individualmente una serie de sus arpilleras, óleos y esculturas en alambre en el Museo de Artes Decorativas del Palacio del Louvre,​ en una muestra titulada "Tapices de Violeta Parra". También escribió el libro Poesía popular de Los Andes, y la televisión suiza filmó el documental Violeta Parra, bordadora chilena. En este periodo, forjó una firme relación con el antropólogo y musicólogo suizo Gilbert Favre, el gran amor de su vida —con el que vivió en Ginebra, compartiendo su tiempo entre Francia y Suiza—, y destinatario de sus más importantes composiciones de amor y desamor: «Corazón maldito», «El gavilán, gavilán», «Qué he sacado con quererte», entre muchas otras.

En esta época, surgieron sus textos más combativos: canciones como «Miren cómo sonríen», «Qué dirá el Santo Padre», «Arauco tiene una pena» y «Según el favor del viento» formaron la base de la corriente musical conocida como la Nueva Canción Chilena. Las canciones fueron recogidas en las numerosas ediciones de Canciones reencontradas en París.

Efemérides. 5 de febrero de 1865: El Presidente de Paraguay, Francisco Solano López, pide permiso al gobierno argentino para cruzar territorio correntino e invadir Brasil, pedido que fue negado por el presidente argentino, el General Bartolomé Mitre.


Foto: Retrato de Francisco Solano López. c.1864

Foto: Misión diplomática a Brasil. Bartolomé Mitre acompañado por Manuel Onésimo Molina, Enrique Santos Quintana, Daniel Muñoz, José María Muñoz y José Cantilo, enviados a Brasil por el presidente Sarmiento para negociar el apoyo de ese país a las exigencias argentinas sobre límites con el Paraguay, 1872.


Cordillera de los Andes, Ferrocarril Trasandino. Mendoza, 1921.


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