Bienvenidos al sitio con mayor cantidad de Fotos antiguas de la provincia de Mendoza, Argentina. (mendozantigua@gmail.com)
Para las nuevas generaciones, no se olviden que para que Uds. vivan como viven y tengan lo que tienen, primero fue necesario que pase y exista lo que existió... que importante sería que lo comprendan
El proyecto televisivo pretende descubrir lugares recónditos de Mendoza de la mano de una pareja de conductores curiosos que día a día se propone conocer su provincia, descubrir hermosos paisajes y sabores que se encuentran “A la vuelta de la Esquina”.
Cada capítulo, será un viaje hacia un departamento (Zona de Mendoza) donde no solo se destacarán los paisajes durante el camino sino también cada parada que los conductores deciden hacer hasta llegar al lugar de destino (cantina, restaurant, bodegón de las rutas gastronómicas de Mendoza).
Jose Bahamonde y Wanda Kaliciñski viven la experiencia junto a los lugareños, a quienes entrevistan e invitan a ser parte de la jornada (adentrándose en la cocina, casas, sitios históricos y representativos de cada pueblo) preguntando en las calles y haciendo de cada personaje un protagonista.
Esta esquina se terminó de construir en el año 1892, fue durante muchos años el edificio mas alto de Mendoza. Años después de construida se instaló la Confitería La Mascota.
En 1912 la firma Gasso y Cia. fundó la Confitería Colón.
En la Planta alta de la Confitería Colón se instaló un Hotel.
La confitería fue vendida de una empresa a otra pero siempre conservando la tradición, todas las tardes en los salones que daban sobre calle Necochea actuaba una Orquesta, que amenizaba la reunión de los mendocinos.
Las masas y bombones de la confitería eran el regalo perfecto para quedar bien
A principios del año 1977 cierra definitivamente la Confitería Colón
Integrantes: Ricardo Alvea (teclados), Joaquín Genco (bajo), Rodolfo Escudero (saxo), Pache Manrique (batería), Osvaldo Di Césare (guitarra y voz) Originarios del departamento de Maipú,
Aparentemente, esta es una ordinaria foto de familia: dos jóvenes hermanas en frente de una cámara.Pero si concentráis vuestra atención en los brazos de la chica de pie, notareis lo rígidas que están, casi falsas. Bueno, pues la chica de pie, de hecho, murió unos días antes para luego ser preparada y vestida para este ultimo recuerdo.
Parece que la foto post-mortem se originó en Inglaterra, cuando la reina Victoria ordenó que fuera fotografiado el cadáver de un conocido, o familiar suyo, para guardar la foto como recuerdo. A partir de ese momento, la tradiciónse expandió en varias partes del mundo: muchas familias adoptaron este habito inusual. Los miembros de la familia posaban todos juntos con el muerto, a quien se le preparaba y posicionaba como una estatua o un muñeco
En abril de 1944 se debatía qué ocurriría cuando se terminara el puente que unía Paso de los Libres con Uruguayana (Brasil). Porque nuestros vecinos manejaban conservando la derecha, pero nosotros lo hacíamos al revés, es decir, “a la inglesa”.
El ministro de Obras Públicas del presidente Farrel, Juan Pistarini, firmó el decreto que establecía que el domingo 10 de junio de 1945, todos los autos del país debían modificar su sentido de marcha. Se determinó que la primera semana se manejaría a menor velocidad. La campaña comenzó de inmediato. Se imprimieron calcomanías que debían pegarse en los vidrios de los autos. Las flechas indicaban por dónde debían ser pasados: por la izquierda.
Los folletos con consejos buscaban resolver las situaciones de incertidumbre –por ejemplo, en una bocacalle– con frases como:
“Piense que si usted es una persona serena, el otro conductor puede ser un novicio de temperamento nervioso y perder el control en momento de peligro”.
“Si se encuentra de frente con otro coche que no tiene en cuenta el cambio de mano, usted debe detener su vehículo y hacer al otro conductor las indicaciones necesarias”.
Como medida complementaria, se modificó el sentido de circulación de muchísimas calles. Brigadas del Touring Club Argentino y del Automóvil Club Argentino salieron con escaleras y martillos a estampar carteles viales. Se dieron vuelta 280 señales y se adhirieron a las esquinas 6500 flechas indicadoras del sentido de la circulación. Se acordó que los trenes y subtes no cambiarían de mano para no sumar más confusiones.
En mayo se realizó un simulacro de cambio de mano en Corrientes y Nueve de Julio. Durante un día entero, se podía dar vueltas alrededor del obelisco en el sentido contrario al que estaban acostumbrados. La gente se paraba en la Plaza de la República para ver el espectáculo del giro a la izquierda.
A las 5:55 de la mañana del domingo 10 de junio de 1945, un ejército de policías hacía sonar sus silbatos y le indicaba a los automovilistas que circulaban que lentamente se pasaran de carril o giraran el vehículo –por el cambio de sentido de más de cien calles– y aguardaran frenados cinco minutitos. A las 6:00 dejó de manejarse “a la inglesa”.
La alarma se encendió a fines de 1886, tras la muerte de una humilde mujer en el distrito del Plumerillo, departamento de Las Heras: por segunda vez desde la colonia, la temida epidemia de cólera había llegado a Mendoza.
Un Vibrio cholerae importado
La enfermedad comenzó a propagarse en nuestro país tras el arribo de un barco proveniente de Nápoles -Italia- al puerto de Buenos Aires, cuyo ingreso había sido prohibido en Brasil y Montevideo ya que algunos tripulantes estaban enfermos. Entonces, el cólera comenzó a propagarse rápidamente en la ciudad y en poco tiempo se extendió en gran parte del territorio argentino. Tal vez, la imprudencia de los funcionarios de ese momento al no tomar medidas preventivas hizo que el flagelo llegara rápidamente hasta nuestra provincia.
Un gobernador precavido
Cuando las malas noticias llegaron a Mendoza, el gobernador Rufino Ortega ordenó la creación de un comité de higiene integrado por reconocidos médicos locales. Además, decretó una cuarentena por siete días, a realizarse en la misma frontera, para cada persona que quisiera ingresar a la provincia.
Sin embargo, esto fue mal visto desde Buenos Aires y el ministro del Interior, Eduardo Wilde, ordenó revocar la decisión, ya que atentaba contra el buen desarrollo de las actividades comerciales.
Ante tal presión, Ortega tuvo que levantar la medida. Al mismo tiempo, Luis Lagomaggiore ordenó para la Capital urgentes medidas sanitarias: quemar la basura, desinfectar letrinas con cal, regar y mantener impecables las veredas y casas, entre otras.
La bacteria que arrasó con todo
Pese a los cuidados, la enfermedad se propagó y en nuestra provincia fallecieron entre 2 mil y 4 mil personas. Como las camas para los pacientes no eran suficientes, se recurrió a la atención domiciliaria y se organizaron comités, que contaban con médicos particulares y extranjeros.
La ciudad quedó desolada; como los empleados municipales se negaron a enterrar los cuerpos, la tarea debió ser realizada por los internos de la Penitenciaria. Recurso de vital importancia en épocas de catástrofes, la prensa de Mendoza comunicó a los pobladores medidas para evitar la enfermedad.
Las recomendaciones iban desde evitar las frutas y los desarreglos con bebidas alcohólicas, la extenuación física y los cambios bruscos de temperatura, hasta la conveniencia de comer carnes y pescados fritos o asados y la prohibición de beber y usar agua de acequias.
En los primeros meses del año siguiente, la epidemia comenzó a mermar produciéndose menos víctimas fatales hasta que desapareció.