domingo, 14 de febrero de 2016

Mendoza anegada: sin camino ni Cabildo En 1788 ocurrió en la alta montaña un gran aluvión que cortó el camino denominado de “La Cumbre” o de “Uspallata”. El incidente dejó aislada a Mendoza, inundó parte de la ciudad y dejó inservible la mayor institución de gobierno.



Los Aluviones no es algo nuevo, ya que desde hace más de hace 200 años, el camino principal fue destruido infinidad de ocasiones. Hoy la refacción y los trabajos en el lugar se pueden hacer en cuestión de horas, pero en antaño, la ruta quedaba cortada por tiempo indefinido.
En 1788, ocurrió en  la alta montaña un gran aluvión que cortó el camino denominado de “La Cumbre” o de “Uspallata”. El incidente, no solo dejó sin comunicación a Santiago de Chile con Mendoza, sino que se inundó parte de la ciudad y en especial a su mayor institución: el Cabildo .
La siesta es sagrada
En enero de 1788, la pequeña aldea mendocina dormía su siesta. El calor hacía que de sus 7.478 habitantes que vivían en ese momento, muy pocos se animaban a caminar por sus calles de tierra. Las tiendas, los templos y los edificios públicos, inclusive el Cabildo estaban cerrados. 
En la urbe reinaba una absoluta calma. Mientras tanto, sin que nadie supiera, desde el macizo cordillerano, la fractura de un glaciar hizo que se desplazara una poderosa masa de agua que bajaba desde el río Mendoza.
¿Qué pasó en la cordillera?
Aquel día se produjo el desprendimiento de un gran pedazo del glaciar del Plomo ubicado al oeste del río Tupungato, cerca de la frontera con Chile.
Dicho escombro se precipitó y las aguas bajaron a gran velocidad por el cauce del río Mendoza. Como el camino estaba muy cerca del río, éste fue arrasado por el aluvión. Algunos arrieros y muleteros que circulaban por el camino, vieron como las aguas bajaban a toda velocidad y se refugiaron en los cerros más altos.
La corriente provocó una gran cantidad de derrumbes, especialmente en la zona de La Jaula, quien fue la que más sufrió por el embate de las aguas.
En Picheuta, en donde había un puente de cimbra fue arrastrado por el “turbión”, mientras que en Uspallata, la creciente alcanzó gran velocidad y siguió en bajada hasta la zona de Cacheuta en donde el caudal cobró mayor fuerza. Ya en el llano, la el agua inundó algunos caseríos en Chacras de los Coria y estancias aledañas, ubicadas en Luján de Cuyo. 
En cuestión de unas horas el aluvión estaba llegando a la ciudad.
El día que la ciudad hizo agua
Luego de la siesta, los mendocinos comenzaron a reanudar sus actividades y algunos habitantes percibieron que el canal aumentaba rápidamente su caudal. Se dio la voz de alerta, pero las aguas inundaron las pocas vivienda que se encontraban cerca del zanjón principal. También el agua hizo estragos en algunas salas del edificio del Cabildo que quedó inutilizado por varios meses; lo mismo ocurrió con el establecimiento de la carnicería.
Muchos ciudadanos que tenían sus casas muy cerca del canal, corrieron hacia lugares más altos para que no fuesen víctimas de la creciente. 
A pocos días de aquel desastre, la situación comenzó a normalizarse. Lo más importante fue que nadie murió durante el incidente.
Mientras tanto, el gobernador de la entonces Intendencia de Córdoba del Tucumán, Marqués de Sobremonte escribió a las autoridades mendocinas comentando sobre su preocupación por aquel acontecimiento y la urgente reparación del camino principal a Santiago de Chile, que era vital para la comunicación con Buenos Aires. 
El corte del “Camino real” o principal hizo que se utilizaran otros pasos como el camino del Portillo - en el sur y  el de los Patos, al norte. Pero éstos no estaban en buenas condiciones y habían que hacer mayor cantidad de kilómetros para llegar a la capital trasandina. El camino principal - actual ruta internacional- estuvo intransitable por más de dos años y en 1790 comenzaron las tareas de reconstrucción.
Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/mendoza-anegada-sin-camino-ni-cabildo

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