El frustrado regreso de José de San Martín a Mendoza es uno de los
hitos menos difundidos por los historiadores a la hora de recordar la vida del
prócer, de quien hoy se cumple un nuevo aniversario de su muerte. El General
había planificado su retorno a Mendoza para transitar sus últimos años de vida,
alejado de la escena política y militar, llevando una vida tranquila de
agricultor en "Tebaida", como llamaba a la vivienda ubicada en su
chacra Los Barriales, en el actual departamento de San Martín. Pero
existieron razones políticas y económicas que malograron su retorno.
En
febrero de 1829, San Martín llegó al puerto de Buenos Aires y decide no
desembarcar al enterarse del fusilamiento de Dorrego por parte de Lavalle y
pasa tres meses en Montevideo antes de volver a exiliarse en Europa. Su
planificado viaje para llegar a la finca Los Barriales se vio frustrado
por la disputa sanguinaria entre unitarios y federales, en la cual San Martín
no quería tomar partido, y que según las palabras proféticas del propio general
desembocaría en el "ascenso de un tirano".
San
Martín había estado en la "tebaida" a su regreso de la campaña
libertadora, en 1823. Allí pasó varios meses como "chacarero" y tras
la muerte de Remedios de Escalada y con la presión que llegaba desde Buenos
Aires para ser juzgado, eligió emigrar, siempre con el deseo de volver.
El General deja Mendoza en noviembre de ese año y en febrero de 1824
parte hacia Europa.
El
historiador Carlos Campana dialogó con MDZ y explicó las razones por las cuales
San Martín nunca volvió a la provincia, a pesar de manifestar permanentemente
su intención de retornar en su intercambio postal con muchos habitantes de
Mendoza de la época.
"Quería
instalarse en la chacra Los Barriales que está en San Martín. Pero por motivos
políticos decide regresar a Europa ante el panorama que se encuentra cuando
llega a Montevideo en 1829. La finca estaba a cargo de Pedro Advíncula Moyano
con quien mantenía un continuo intercambio postal. Existen varias cartas entre
ellos en donde manifiesta su intención de volver a su estancia y retirarse de
la escena política y militar, llevando una vida tranquila como agricultor,
mientras su hija Mercedes completa su educación", explica Campana.
Mucho
se ha hablado sobre el exilio europeo en la pobreza del general, ante la
imposibilidad de cobrar la pensión que le correspondía por sus actuaciones
militares en Chile y Perú, y por la consiguiente devaluación de la retribución
que percibía de parte de Argentina. Campana afirma que la "pobreza"
de San Martín era relativa y que se trataría de un mito.
"San
Martín tenía un muy buen poder adquisitivo. Se radica dos años en Londres y
deja a Mercedes de pupila en un colegio privado mientras viaja por Gran Bretaña
y por toda Europa. Además, en esa época compra varias propiedades", señala
Campana, quien agrega: "Es cierto que los gobiernos de Chile y Perú le
debían dinero por sus actuaciones militares pero es falso el mito del exilio en
la pobreza. Una parte del dinero la cobró y era mucho para la época. Cuando lo
nombran jefe del ejército ganaba 6000 pesos fuertes que serían unos 400.000
dólares de ahora. Cuando era gobernador de Mendoza cobraba $270, que serían
30.000 dólares de hoy".
Campana
señala que hasta el final de su vida, el general anheló el postergado regreso a
Mendoza. En este sentido el historiador Felipe Pigna rescata en su último libro
"La voz del gran jefe" una carta que San Martín le escribe a Tomás
Guido desde su exilio en Francia. En ella el general afirmaba: "Usted dirá que soy feliz; sí,
mi amigo, verdaderamente lo soy. A pesar de esto, ¿creerá usted si le aseguro
que mi alma encuentra un vacío que existe en la misma felicidad? Y, ¿sabe usted
cuál es? El no estar en Mendoza. Prefiero la vida que hacía en mi chacra a
todas las ventajas que presenta la culta Europa".
En otra carta rescatada por Pigna en su último libro, que data del
3 de abril de 1829, enviada por el general desde Montevideo, San Martín explica
su situación: "El estado de mis intereses, es decir la depresión
del papel moneda en Buenos Aires no me permitían vivir por más tiempo en
Europa; con los réditos de mi finca, los que alcanzaban a cerca de seis mil
pesos, pero que puestos en el Continente quedaban reducidos a menos de mil
quinientos, me resolví a regresar al país con el objeto de pasar en Mendoza los
dos años que juzgaba necesarios para la conclusión de la educación de mi hija y
a agitar por la mayor inmediación el cobro no del todo, pero sí de alguna parte
de mi pensión del Perú, pues yo no contaba ni podía contar con sueldo alguno de
mi país, y al mismo tiempo haciendo el ensayo de si con los cinco años de
ausencia y una vida retirada podía desimpresionar a lo general de mis
conciudadanos que toda mi ambición estaba reducida a vivir y morir
tranquilamente en el seno de mi patria".
En
otro fragmento de la misma carta, San Martín se niega a "ser verdugo de
sus conciudadanos" porque la resolución del conflicto entre unitarios y
federales implicaba la "necesaria aniquilación de una de las partes"
y no quería ser él quien derramara la sangre de sus compatriotas.
Al
rescate de su casa
Mientras
San Martín estuvo en Mendoza como Gobernador y en plena preparación de la
campaña libertadora, vivió en una casa que el Cabildo le alquiló para él a
Trinidad Álvarez y que hoy está en pleno proceso de rescate arqueológico.
Aunque
aseguran que pasaba más tiempo en puestos de campaña que en su propia casa, en
ese lugar tenía arraigada a su familia y allí nació Merceditas el 24 de agosto
de 1816. "Es la casa que le alquiló el Cabildo y la única que habitó como
vivienda familiar", explicó Horacio Chiavazza, el arqueólogo que lidera el
rescate del lugar. En las excavaciones realizadas se hallaron restos de lo que
se cree puede ser parte de los pisos de la casa de San Martín.
"La casa se cayó con el terremoto de 1861 y se construyeron
otras dos arriba. Los descubrimientos que estamos haciendo son muy interesantes
porque creemos que tenemos restos de lo que fue la casa de San Martín. Pero
falta aún mucho trabajo", explicó el historiador. San Martín sí adquirió
luego propiedades en la misma zona de La Alameda. Pero no se las dejó para sí
mismo: donó los terrenos a la Provincia para que allí se levantara la
biblioteca que hoy lleva su nombre.
Fuente: http://www.mdzol.com/nota/689170-el-deseo-frustrado-de-san-martin-volver-a-mendoza/
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