Según la historia, el director de la empresa de ferrocarriles, hasta ese momento inglesa, lo desafió a viajar a Santiago del Estero donde hacía un año no llovía y, acompañado por un ingeniero agrónomo en carácter de auditor y testigo, Baigorri hizo llover con su máquina.
Un hecho similar ocurrió cuando en 1938 el Director de Meteorología lo desacreditó. Baigorri prometió una lluvia para el segundo día del año por venir. Ese día amaneció nublado y previsiblemente llovió.
Fuente: Legado, la publicación digital del Archivo General de la Nación (edición nro. 1)
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