Entre los días 16 y 24 de febrero de 1824, Mendoza fue visitada por una misión apostólica pontificia enviada por el Papa Pio VII, con destino a la república de Chile.
Dicha misión estaba integraba por el Presbítero José Sallusti, quien era el secretario, Monseñor Juan Muzi, como Vicario Apostólico de Chile y el Canónigo Juan María Mastai Ferretti, como agregado consultor y probable sucesor de Monseñor Muzi en Chile.
Luego del tortuoso viaje por las Pampas Argentinas, llegaron a la ciudad de Mendoza donde fueron recibidos como verdaderas celebridades, pasando por debajo de arcos adornados con hermosas flores, mientras en los frentes de las viviendas, cientos de personas agitaban pañuelos blancos y banderas con los colores papales y argentinos, alojándose en la lujosa casona de la Sra. Marcela Corvalán, hechos rigurosamente apuntados en la bitácora de Sallusti.
Mientras se preparaban para el cruce de la Cordillera de Los Andes, los embajadores del Vaticano, pasearon por la Alameda, tomaron helados con un fino toque de canela y visitaron los templos de nuestra ciudad, acompañados por el Cura Apostólico de la provincia José Godoy. La comitiva le dio sus impresiones al cura Godoy sobre los templos en especial de la Iglesia Matriz, que administraba el sacerdote, quien ante las quejas que hizo éste por la estreches de la Iglesia, le dijeron amablemente entre otras cosas “… que debería emplear la mitad de los cinco o seis mil escudos que percibía por entonces de su curato… para hacer las modificaciones necesarias… ya que ni él ni sus sobrinos tienen necesidades por ser muy ricos con lo propio… el mejor empleo que se pueden hacer de las riquezas en esta vida, es emplearlas para la gloria de Dios…”.
Por aquel entonces la ciudad de Mendoza contaba con cinco congregaciones, los Padres de la Merced, los Dominicos, los Franciscanos, los Agustinos y los de Belén o padres Bethlemitas que se encargaban de la atención de los enfermos y que fueron los fundadores del Hospital San Antonio. Además de contar con una congregación de monjas pertenecientes a la Compañía de María, quienes se encargaban de instruir, enseñarles a leer y escribir y adiestrar a todas las damas de la sociedad en los quehaceres del hogar.
Luego de asistir a suntuosas fiestas partieron rumbo a Chile por Villavicencio, donde descansaron y se bañaron en las aguas termales de los baños existentes en la zona.
El Canónigo Juan María Mastai Ferretti, el 16 de junio de 1846, fue ordenado Papa con el nombre de Pio IX (Pio noveno o Pio nono), siendo el segundo reinado más extenso de la historia de iglesia, gobernando durante 31 años y 8 meses, además de convocar al Concilio Vaticano Primero, donde se instituye la infalibilidad pontificia, dogma según el cual el papa estaría preservado de cometer un error cuando él promulga a la Iglesia, una enseñanza dogmática en temas de fe y moral bajo el rango de (solemne definición pontificia) o declaración ex cátedra. Como se considera una verdad de fe, ninguna discusión se permite dentro de la Iglesia católica y se debe acatar y obedecer incondicionalmente.
El Papa IX muere en Roma el 7 de febrero de 1878, siendo sepultado en la gruta de la basílica de San Pedro.
El paso del futuro Papa Pio IX por nuestro suelo fue conmemorado cien años después con una placa colocada en un monolito muy cerca de donde se ubica el Hotel Villavicencio.
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