martes, 7 de enero de 2020

Efemérides. El 7 de enero de 1989, en Tokyo, Japón, moría uno de los personajes del siglo XX cuya imagen tranquila y honorífica escondía a un hombre siniestro cuyas decisiones costaron la vida a millones de inocentes, ese día se apagaba la vida de el Emperador Hirohito

Nacido el 29 de abril de 1901, cuando su padre Yoshihito aún no había asumido el trono del Imperio japonés, pese a los ruegos de su madre, la princesa Sadako, tal como indicaba la tradición fue criado y educado por una cohorte imperial de militares y profesores. Sus tutores eran casi todos héroes de guerras pasadas por lo que inculcaron en Hirohito la conciencia de un Japón omnipotente e invencible. En 1912 murió su abuelo, convirtiendo a su padre en emperador y a él en el príncipe heredero, siendo el primero en viajar al exterior. Se casó con la princesa Kuni Nagako, con la que tuvo 7 hijos, en 1926 fallece su padre convirtiéndolo en emperador a los 26 años. Pese a que las fuerzas armadas estaba excluidas de la estructura de gobierno desde 1900 y por consiguiente fuera de las decisiones de estado, Hirohito los mantuvo activos autorizando toda intervención que le pidieran. Su política expansionista en Asia continental lo llevaron a sangrientas intervenciones militares en territorios de Rusia, China y Filipinas. El poder que les dio a los militares en el exterior se pagaba con favores internos como el asesinato de opositores al régimen imperial o funcionarios que mostraban reticencia a cumplir sus órdenes, aunque este fuera el primer ministro, hecho que ocurrió en 1932 cuando mandó matar a Tsuyoshi Inukai. En 1937 se produce la matanza de Nankin, sus tropas masacraron a casi 300 mil chinos, casi en su totalidad mujeres y niños, sin embargo su imagen internacional no se veía afectada y ninguna potencia europea lo cuestionaba. Lejos de avergonzarse de las actuaciones de sus tropas en el exterior, dio expresas instrucciones de eludir las restricciones del Derecho Internacional cuando se tratara de prisioneros chinos. El ala política de su gabinete como el primer ministro Fumimaro Konoe se negaba a unirse a los planes de Alemania e Italia, para iniciar una guerra total contra los EEUU en el Pacífico, pero Hirohito lo aisló al alinearse con su ministro de guerra, el general Hideki Tōjō, el resultado fue el ataque a Pearl Harbour en diciembre de 1941. Este hecho provocó la renuncia de Konoe, que Hirohito reemplazó con el propio Tōjō, militarizando todo su gabinete. Luego de los bombardeos nucleares de 1945, Hirohito se vio obligado a firmar la rendición incondicional, esto fue anunciado por radio, la primera vez que el pueblo escuchaba la voz de su emperador. El destino de Hirohito estaba sellado, sería enjuiciado por decenas de crímenes de guerra, sin embargo el general Douglas MacArthur tenía otro plan, quería utilizar a Hirohito, no a su persona, sino a su investidura como un símbolo de continuidad y nexo entre las fuerzas de ocupación y el pueblo japonés. Convenció a Harry S. Truman de mover todas sus influencias para que otros líderes no intervinieran y dejaran en paz a Hirohito, en 1953 también debió calmar al sucesor de Truman, Dwight D. Eisenhower de no abrir las heridas. La única condición de Truman fue que Hirohito se transformara en un emblema sin poder e instaurar una monarquía constitucional, hecho que el emperador aceptó y le permitió mantenerse en su cargo por mas de 40 años. La muerte lo encontró el 7 de enero de 1989.

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