jueves, 12 de agosto de 2021

'David, Goliat, la honda, la piedra… y la espada'

Aunque no hayas leído la biblia, seguro conoces la historia de David y Goliat. Considerada leyenda durante siglos, hoy en día algunos aventurados la consideran real. Allá ellos. Historia por excelencia para dar esperanza al débil de vencer al poderoso, pero si la desgranamos un poco pierde épica y gana en condimentos. Entremos en tema, siglo X antes de Cristo, agobiante calor en el valle de Elah. En un rincón los israelitas y en el otro los filisteos sedientos de sangre, de sangre hebrea. Alejado del cachengue había un joven hijo de Israel llamado David. Para el término judío faltaban varios siglos. David se acerca con panes para sus hermanos mayores que eran parte del ejército de Saúl. Los encuentra a todos mirando como en el desierto valle, un gigante los desafiaba a pelear mano a mano. Ese bravucón no era otro que Goliat, un filisteo de más de 2,5 metros de altura con armadura, espada y lanza, como era gigante pero solo tenía 2 brazos, el escudo lo portaba un lacayo. Hiperbolizar el tamaño y poderío del enemigo contribuye a la épica del relato, pero quien soy yo para dudar del tamaño de Goliat, al fin y al cabo, hay registros de hombres más altos como Robert Wadlow que medía 2,72 metros de altura. Volviendo al valle de Elah, David pregunta que le darían si lo vence, interesado pero valiente. Cuando pararon de reírse, le relataron los beneficios económicos de ofrecerse a ser cortado en fetas. Plata, lo que se dice plata, no había. Pero Saúl ofrecía la mano de su hija Mical al que venciera a Goliat, parecía una buena apuesta, por lo menos para David que resultó ser flor de pillo. Sin ponerse colorado dijo ‘-bueno, voy yo’. David se dirigió al encuentro de su destino sin armadura, ni espada, dijo ‘-Dios será mi escudo y mi fuerza’, si él lo dice. Goliat lo vio venir y no lo podía creer, ¿ese pequeño hombre era lo mejor que tenía Israel? Pero la ventaja que creía tener no era tal. La espada y el escudo eran armamentos pesados, rudimentarios y solo eran efectivos en la lucha cuerpo a cuerpo. David tenía agilidad, una honda y 5 piedras, si mantenía la distancia y era preciso con sus lanzamientos se equiparaban las posibilidades, y así fue. Con el primer lanzamiento hizo strike, le atinó al medio de la frente y el pesado Goliat cayó como una bolsa de papas. Pero según las sagradas escrituras, (Samuel 17) Goliat no murió por el certero hondazo. David se paró sobre él, levantó su espada, la de Goliat, y le cortó la cabeza, ahora si confirmado, el gigante estaba muerto. Parece que hace 3 mil años ya se sabía que a los monstruos, zombies y demonios, solo se los mata si se les corta el cogote. David se quedó con la joven Mical, pasó a ser el sucesor natural de Saúl y en el año 1013 antes de Cristo se convirtió en el Rey de Judea. Negocio redondo. 

(Pequeñas piezas de la historia por  Gabriel Horacio Blasco Dantuono)

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