domingo, 24 de abril de 2022

Inicios del Tren Trasandino, desde tiempos remotos hasta el siglo XX las imponentes montañas andinas fueron necesariamente cruzadas a lomo de mula (c.1900) Mendoza


Este animal si bien es asustadizo, se presta mejor para sortear los precipicios y sinuosos caminos, tal como se aprecia en la imagen de este grupo de jinetes que se disponen a emprender  la travesía. En 1903 los rieles del Ferrocarril Trasandino llegaron a Las Cuevas, seis años más tarde se termino la construcción del Túnel de la Cumbre (maravillosa obra de ingeniería de 3.000 metros de longitud a 3.200 metros de altura sobre el nivel del mar) y se libró al servicio la sección internacional del Ferrocarril Trasandino en forma completa, con lo cual se podía realizar el viaje directo de Mendoza a los Andes. A partir de entonces, los turistas argentinos y chilenos podían llegar a la montaña en forma rápida y cómoda. En este sentido quedaba resuelto el problema de la infraestructura de transporte necesaria para el desarrollo de los atractivos turísticos de Cacheuta (1.350 metros sobre el niveldel mar), Uspallata (2.000 metros s/n/m), Puente del Inca (2.700 metros s/n/m) y la Laguna del Inca, entre otros. De todos modos, todavía quedaba pendiente una tarea tanto o más importante: la construcción de las instalaciones (sobre todo para proveer de alojamiento y comida) y el equipamiento (balnearios para las termas y pistas de esquí, entre otros). Para avanzar en esta dirección, se creó la Compañia de Hoteles Sudamericanos, empresa subsidiaria del Ferrocarril Buenos Aires al Pacifico. Esta empresa construyó y administró los hoteles de Puente del Inca (1903), Uspallata (1936) y El Sosneado (1938), y se ocupó de los servicios gastronómicos de la citada empresa ferroviaria. A ella se sumaron otros emprendimientos que permitieron la construcción del Hotel Termas de Cacheuta (1913). y el Hotel Portillo, junto a la laguna del Inca (1950) El tercer paso seria organizar la estructura turística. Ello implicaba fundamentalmente de promoción. Los hoteles de montaña no pueden sostenerse si no son conocidos por el público, sobre todo en Buenos Aires y Santiago. Para resolver este problema se generaron importantes campañas de publicidad que giraban entorno a una idea central: capturar la montaña como espacio de ensueño para gozar de la belleza. Las nuevas imágenes de los Andes se dieron a conocer a través de los grandes diarios de la época, sobre todo La Prensa y La Nación, como así también mediante las publicaciones propias de los ferrocarriles, como la Revista Mensual B.A.P (Buenos Aires) y En Viaje (publicación de los Ferrocarriles de Chile). Los ferrocarriles realizaron una activa labor para transformar la montaña en espacio social, especialmente apta para el turismo Debieron enfrentar una tradición cultural que había condenado la cordillera a la marginación, manteniéndola como lugar desierto. Pero con su aporte allí mejoramiento de la infraestructura, el equipamiento, las instalaciones y la estructura turística. los ferrocarriles cumplieron un rol decisivo una actitud para la incorporación de este amplio territorio a la actividad socioeconómica de la región. Estas actividades se desarrollaron por decisión de los británicos que eran los propietarios del Ferrocarril BAP. Ellos sostuvieron la Revista Mensual BAP desde 1917 hasta 1947, lo mismo que los hoteles de la Compañía de Hoteles Sudamericana. En realidad, los ingleses no hicieron nada más que trasladar a la Argentina la experiencia que se estaba realizando en Europa. En 1947 se produjo la nacionalización de los ferrocarriles ingleses de la Argentina. De esta manera se cerró el ciclo de la colonización británica de la cordillera. El Estado nacional recibió el Hotel de Uspallata y el Hotel de Puente del Inca. Los emprendimientos de la primera mitad del siglo XX sufrieron fuertes cambios a partir de entonces. De todos modos, con estos recursos, el Estado se propuso consolidar y continuar el proceso de captura de la montaña iniciado por los ferrocarriles ingleses, labor que culminó en 1953 con la fundación de las villas de Uspallata y Las Cuevas (3.000 metros s/n/m). La cordillera ya estaba en proceso de ocupación



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