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miércoles, 3 de abril de 2024

Juan Pi en su finca, donde tuvo su estudio entre aproximadamente 1908 y 1913, (са. 1910) San Rafael. Mendoza


A principios de 1913, Juan Pi vendió su finca y se trasladó al pueblo con el propósito de retomar el negocio fotográfico. Cuando vi que había aumentado suficientemente la población como para mantener a un fotógrafo, volví a abrir taller y construí una galeria. Al año, una tormenta de granizo me dejaba sin un vidrio. Vuelto a hacer otra galería, más grande. Otro año, otra manga de piedra, que duró 22 minutos, arruinó la región y me arruinó a mi. Otro taller más, esta vez con mayor seguridad, a causa de la experiencia. No mucho después de instalado en el nuevo taller, a mediados de 1913, viajó a Suiza con su hijo Juanito, para visitar a su familia. Lo hizo a instancias de su padre, que estaba enfermo y quería conocer a su único nieto varón. En diciembre estaba de regreso en San Rafael y nunca más volvió a Europa. Llegó acompañado por un fotógrafo de veintitrés años que había venido desde Suiza para ser su ayudante: Gaston Bourquin, de Villeret, una aldea cercana a Berna, quien años después sería uno de los más importantes y activos paisajistas y editores de postales y libros de fotografía de la Argentina. Bourquin estuvo poco tiempo en San Rafael, por lo que hoy nadie lo recuerda allí, excepto Flora Pi, hija menor de Juan. Partió a fines de 1913 o principios de 1914, pocos días después de llegar de Suiza la primera carta que escribió a Pi desde Buenos Aires, adonde se dirigió, está fechada el 31 de enero de 1914- sin duda se fue como consecuencia de los apuros económicos de su patrón, ocasionados por alguna de las grandes pedradas que menciona la carta publicada en El correo sudamericano. Ambos fotógrafos mantuvieron, después, una larga amistad. La decisión de volver a la actividad fotográfica señala que Pi seguia confiando en el progreso de San Rafael. El haber pensado en ocupar a un ayudante posiblemente indique que pretendia disponer de tiempo libre para tomar las fotos que más le interesaban, los paisajes, o para atender otros negocios, ya que la fotografia nunca fue para él una actividad excluyente. De hecho, manejó su finca con el mismo rigor con que encaró el trabajo fotográfico.

Estación del Ferrocarril Trasandino en Punta de Vacas. (c.1910) Provincia de Mendoza



viernes, 29 de marzo de 2024

José Benito de San Martín en su Parque de Chacras de Coria junto a sus hijas Sarita, Hortensia, Estela (en sus brazos) y Angélica. c. 1915.


Si bien no está documentado que revelara él mismo, si se han conservado cajas de placas y otros insumos donde se aprecia una etiqueta de la casa de fotografia Trini, que en la avenida San Martin 1319 de Mendoza ofrecia "Revelaciones y copias en el día" y, al mismo tiempo, se han hallado los envases de la gelatina de bromuro de plata que se les colocaba a las placas, como así también placas autocromas para dar color a las mismas. Quedó también testimonio de la inauguración el 12 de febrero de 1914 del monumento al Ejército de los Andes en el Cerro de la Gloria. La labor fotográfica de De San Martin tuvo además de la faz documental un evidente perfil artistico. Muchas de sus tomas son producto de un ojo entrenado y atento al placer estético. La colección fue conservada, tras su muerte el 25 de junio de 1944, por su hija Angèle de San Martin de Correas y luego por su nieta Maga, antes de llegar a manos de su otra nieta, Nora, quien con la colaboración de su asistente, Adriana Antidin hizo una impecable tarea de conservación. La labor consistió en la digitalización de las imágenes mediante un scanner Epson Perfection V750 Pro. Cada una de las casi seis mil novecientas placas de vidrio fue limpiada con un pincel para sacarles el polvo y luego con alcohol isopropilico. Terminado ese proceso, se las envolvió con papel de arroz, no ácido, y se las enumeró para volver a colocarlas en sus cajas originales. Paradójicamente, las fotos de José Benito de San Martin, con su gran contenido estético, documental y patrimonial, es lo único que pervive hoy de su intensa labor. Esta conservación se concretó gracias a la labor incansable de su nieta, quien valoró la importancia de la colección. El frigorifico donde se hizo el enfriamiento de uvas para exportar está hoy en ruinas, esperando su demolición total; del Parque Aborigen es poco lo que queda, la depredación, el abandono y la falta de politicas ambientales y culturales hicieron que una porción fuera recortada para construir el estadio del Mundial 78 de fútbol, de ahí en más su decadencia fue progresiva; nadie concretó el Plan Regulador y la ciudad creció anárquicamente; el Parque O'Higgins, que él imaginó como un pulmón urbano grato a los ciudadanos, se transformó en uno de los lugares más sordidos de la ciudad; su máxima creación, el Parque Angélica, fue arrasado por un barrio privado, permaneciendo sólo un vago recuerdo de lo que fue la obra inigualable de un soñador. Como si la trágica decisión que puso fin a su vida hubiera sido el anuncio del derrumbe inexorable de sus obras, todas ellas han sido destruidas. Sólo sus fotos han vencido al tiempo. Hoy, gracias a estas fotos, ese aliento de José Benito de San Martin vuelve a soplar y a recordarle a Mendoza la pertinencia de sus preocupaciones y sus enérgicas acciones para transformarlas en obras. (Del Libro: José Benito de San Martín. La Lúcida mirada de un hacedor) Gentileza de Nora Correas y Jaime Correas

Plaza Chile. Ciudad de Mendoza. (c.1910)



viernes, 22 de marzo de 2024

sábado, 2 de marzo de 2024

Exclusa de un canal de riego (c.1915) San Rafael. Provincia de Mendoza. Foto Juan Pí


En materia política, el fenómeno más notable de la región cuyana en las primeras décadas del siglo XX fue el populismo de los Lencinas, en Mendoza, y los Cantoni, en San Juan. Fueron caudillos entroncados, nacionalmente, con el partido radical y sostenidos tanto por un sector de la burguesía provincial, integrado por bodegueros inmigrantes como Gargantini, Giol y Orfila, cuanto por amplias capas de trabajadores urbanos y rurales de las empresas agroindustriales. El lencinismo fue la principal fuerza política de Mendoza en la década de los años veinte, gobernó entre dos períodos controlados por los conservadores (1880-1918 у 1930- 1943). El tercer actor político de la provincia fue el partido socialista, para el cual esta era, después de Buenos Aires, la circunscripción más importante del país. Es preciso relacionar el sur de la provin cia, es decir, el territorio hoy formado por los departamentos de San Rafael, Alvear y Malargüe, con este marco provincial. El sur comprende el 58% de la superficie mendocina y está separado de la zona poblada del norte por un desierto de 100km de ancho por 350 de largo. Los caminos que lo vinculaban con las ciudades más próximas, como Mendoza, Villa Mercedes, San Luis, Chos Malal y Neuquén, siempre fueron deficientes, en muchos casos meras huellas de tierra, al menos hasta 1930. El aislamiento del sur mendocino contribuyó a forjar una mentalidad de enclave, diferente de la del resto de la provincia. Los habitantes del sur se sentían marginados, al tiempo que se creían discriminados por los del norte. De ello resultaban conflictos, como los que solían producirse a propósito de la distribución de los derechos de agua, que dieron lugar a batallas legislativas, debates periodísticos y hasta enfrentamientos armados. También la representación política fue objeto de esas riva- lidades: el departamento de Malargüe, creado en 1877, fue abolido en 1892, para reducir los representantes del sur mendocino en la legislatura de la provincia. Para entender el medio sociocultural del sur mendocino es preciso, ante todo, señalar su carácter de frontera. En la segunda mitad del siglo XIX, en efecto, los territorios de indios estaban separados de la "civilización" por un espacio de límites imprecisos que incluía el sur de Mendoza. En esa franja de tierra se asentaban los fortines, desde los cuales las tropas del ejército nacional procuraban reprimir los malones indígenas. En la región que aquí interesa, el primer fortin fue erigido bastante antes: en 1805, al final de la dominación hispánica, cerca de la confluencia de los ríos Atuel y Diamante: llevó el nombre de San Rafael y constituyó el origen de la primitiva villa y actual ciudad. Su instalación se relaciona con un tratado celebrado entre las tribus mapuches o araucanas, que habitaban el territorio, y las autoridades españolas. Pero todavía varias décadas después los indios organizaban incursiones profundas en el territorio de los blancos. El saldo de cada malón eran muertos y heridos, mujeres cautivas y ganado desaparecido, lo que era comentado por todos y, con el consiguiente miedo, se transmitía de boca en boca, de pulpería en pulpería. El desarrollo del sur mendocino estuvo estrechamente ligado a los fortines y a sus comandantes. La represión del indio y las campañas de conquista del desierto (para usar la denominación de entonces) aparecían como las gestas épicas del sur, según lo reflejan, aun en la actualidad, los nombres de calles, plazas y edificios públicos de esa región. 


lunes, 19 de febrero de 2024

Extenso puente con algunas personas posando sobre el mismo. Río Diamante. San Rafael. (c.1910) Provincia de Mendoza


Un paisaje rural y nos muestra un extenso puente con algunas personas posando sobre el mismo, al dorso escribió en francés. Según nuestra traducción: "Mamá. Mamá. En la mitad del puente sobre el Diamante en San Rafael. Anotar a mi nombre Juanito y mi empleado". Debemos señalar que Juan Pi  fue el hijo primogénito -conocido por el apodo de  "Juanito"- quien nació en San Rafael hacia 1905 y continuó la profesión paterna.

sábado, 17 de febrero de 2024

Portón principal de acceso al Parque del Oeste. Actual Parque General San Martín. (c.1910) Ciudad de Mendoza



Escena rural de un grupo de peones y dueños de una bodega sanrafaelina. (1911) San Rafael. Mendoza (Juan Pí)


En esta ilustrativa escena rural se encuentran atentos frente al objetivo un grupo de peones y los dueños de la finca sanrafaelina. Se destaca el elevado galpón de acopio, una serie de toneles de vino y hasta un carro para el transporte de uva tirado por tres mulas con su conductor. Para la fotografía dos caballeros posan montados en un solo caballo. La fila de altos álamos nos habla sobre la protección de los cultivos en un clima difícil.

Una alegre reunión de amigos, posan en semicírculo frente al equipo fotográfico de Juan Pí. (1911) San Rafael. Mendoza


Durante el mes de mayo del año 1911 Juan Pi documentó una alegre reunión de amigos. Con sombreros diversos y botas de montar, estos gringos trasplantados posan en semicírculo frente al equipo fotográfico, en el extremo derecho se aprecia un carruaje del tipo tílburi; el cuarto desde la izquierda con traje oscuro y un palo a modo de báculo parecería ser el mismo Juan Pi. Sobre el borde inferior de la cartulina se registra una leyenda escrita a mano con tinta ferrogálica negra y en idioma francés: "Rincón de l'Atuel".

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