Con el comienzo de la década del 50, el espectáculo se instaló en el viejo autódromo General San Martín, en un lugar que era depósito de crecidas aluvionales.
En el punto indicado en base a un revolucionario arquitecto Raúl A. Panello Gelly, la Vendimia de 1950, dirigida por Ivo Pelay, fue escenificada en un monumental palco.
Para el éxito de la fiesta - presenciada por la Reina de la Vendimia del Uruguay- influyeron en forma decisiva los efectos luminosos y juegos de agua que se habían preparado. Terminada la parte artística, seguida por varios miles de espectadores, llegó el momento de la elección de la reina, halago que ese año correspondió a Yolanda Contreras, de Guaymallén.