No fue un terremoto, ni un aluvión, ni un golpe de estado; fue la llegada del destacado actor norteamericano Clark Gable, quien transitaba entonces la cima de su carrera, luego de ganar un Oscar en 1934 como mejor actor en la película “Sucedió una noche”.
Su presencia en nuestra provincia hizo que una multitud se desplazase al aeropuerto (entonces denominado Los Tamarindos) con el fin de recibirlo.
De aquí a la eternidad
Se suponía que el astro de la pantalla grande estaría en la ciudad apenas unos minutos, el día 11 de octubre. Así lo habían anunciado los diarios locales. Pero su vuelo se suspendió por razones climáticas.
Igual, miles de personas acudieron a la base aérea para esperarlo. Y, pese al anuncio de que Gable llegaría al día siguiente, las fans recobraron su entusiasmo por ver en carne y hueso a su actor favorito.
En la mañana del 12 de octubre, más de mil quinientas personas se reunieron en el campo de aviación.
A media mañana, desde la base aérea se informó que el vuelo en en el que viajaba la estrella de Hollywood se había cancelado por mal tiempo en la cordillera.
Gran parte del público se marchó hacia sus hogares. Un grupo más tenaz se quedó a la espera de que un milagro sucediera. Y eso ocurrió.
Un milagro
Desde la pequeña torre de control se anunció que el avión en que viajaba Clark Gable había despegado desde Chile y que llegaría a Mendoza en una hora.
Los pocos que estaban en el interior de la aeroestación se alegraron de la buena noticia. En tanto, en la ciudad, el rumor de la llegada del actor corrió como un rayo. Inmediatamente, cientos de autos regresaron al campo de aviación y se congregaron más de dos mil personas, las que se ubicaron en todo el predio.
La multitud se entusiasmó cuando el avión tocó tierra y sus fans invadieron parte de la pista que estaba protegida por un cordón de soldados para impedir que la gente llegara a la aeronave.
Y allí estaba él, ubicado en la última de las ventanillas, que reveló súbitamente la cara del popular sex-symbol.
De repente una avalancha de damas y jovencitas se precipitó a su encuentro. A pesar de la custodia de varios soldados, no pudo evitar el desborde femenino: las mujeres presionaban por estrechar sus manos, por entregarle flores y por estar cerca de su ídolo.
Mujeres al borde de un ataque de nervios
Acosado por la multitud, continuó hasta el bufet del aeropuerto. Cientos de admiradoras que se infiltraron por todo el recinto.
Gentilmente, el recordado protagonista de “Lo que el viento se llevó” firmó postales, tarjetas, servilletas, libros de poesía, carteras y pañuelos de mano. Habló con la prensa local de sus nuevos proyectos y elogió a las mujeres latinoamericana por su belleza.
Luego, se dio por terminada la conferencia y minutos después regresó hacia el avión que lo transportaría hacia Buenos Aires. Una vez más, Gable emprendió su marcha hacia la pista como un vía crucis.
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