Bienvenidos al sitio con mayor cantidad de Fotos antiguas de la provincia de Mendoza, Argentina. (mendozantigua@gmail.com) Para las nuevas generaciones, no se olviden que para que Uds. vivan como viven y tengan lo que tienen, primero fue necesario que pase y exista lo que existió... que importante sería que lo comprendan
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jueves, 23 de noviembre de 2017
miércoles, 22 de noviembre de 2017
Bachilleres Egresados del Colegio San José de los Hermanos Maristas. (año 1945) Mendoza
Arbona Miguel, Arizu Rodolfo Ernesto, Balmaceda Rafael, Cantú Domingo Baltasar, Caroglio Carlos, Dattilo Jorge Pedro Francisco, Di Paola Juan, Echeveste José Eugenio, Fabre Carlos Guillermo, Ferreyra Federico Marcelino, Ferrin Alfredo, Furiotti Ángel Francisco, Gatti Luis Eduardo, Grzona Ricardo Ernesto, Guardia Julio César, López Alfredo Ramón, López Claudio, Méndez Eugenio Pablo, Menéndez Alberto, Meschini Roberto Héctor, Moyano Cristóbal Enrique, Ortíz Beruti Rafael, Palma José Guillermo, Palmieri Humberto Marciel, Parano Rodolfo Jorge, Pons Juan, Pucciarelli Fernando, Rivero Carlos Horacio, Romero Oscar Osvaldo José, Serrano Julio César, Soler Jorge Mario, Sottano Fernando Antonio, Sottano Fioravanti Vicente, Vital Alberto
Efemérides. 22 de Noviembre de 1889: Nace en Mendoza, Angélica Mendoza. Se destacó como política e intelectual en los albores del comunismo en la provincia. En 1929 se graduó en la Facultad de Filosofía y Letras y años después se doctoró en Sociología y Filosofía, en la Universidad de Colombia. Fue docente de la Universidad Nacional de Cuyo. Falleció en febrero de 1960, en la ciudad de Mendoza.
Esta maestra ejemplar fue la primera candidata del país al cargo de Presidente de la Nación. Perseguida por su posición política, penó la cárcel; allí escribió “Cárcel de mujeres”. Fue cronista de Los Andes y dictó clases en Filosofía y Letras. Era una alborotadora y una ‘pelandusca’, según la moral de una época que sólo toleraba mujeres aptas para la vida doméstica y el adorno; fue una oradora de fuste y una intelectual brillante y de gran entereza, según aquellos compañeros de militancia, colegas y amigos que reconocieron su valor y no le dieron la espalda. Angélica Mendoza (1889 - 1960), la “Negra” para los más cercanos, fue sin lugar a dudas una mujer excepcional. Maestra pionera en la lucha sindical que concientizó a la sociedad mendocina de la necesaria dignificación del Magisterio a comienzos del siglo pasado, entró a la política desde la docencia y llegó a erigirse como líder del gremialismo. Su figura también está estrechamente ligada a los comienzos del Partido Comunista argentino, al que se incorporó como compañera sentimental de Rodolfo Ghioldi, uno de sus dirigentes fundadores, después de conocerlo en el marco de la lucha gremial. Entregada de lleno a la militancia, ocupó cargos jerárquicos y desarrolló una línea de pensamiento que la fue distanciando de la postura moderada a la que tendía Ghioldi y el sector oficial del Partido, que la ‘excomulgó’ tildándola sin temor al ridículo de ‘aventurera de vida turbia’. Entonces, junto a otros compañeros de ideas afines creó el Partido Comunista Obrero, grupo conocido como ‘chispista’ por editar el periódico La Chispa. El nombre de esta publicación tiene origen en la traducción al castellano del ‘Izkra’, boletín editado por Lenin en Suiza durante su exilio, y la misma, dirigida por Angélica, fue reseñada por los dirigentes del PCA como un pasquín tan inmundo como torpe. Lo cierto es que en 1928, en lo que podría considerarse el momento más activo de esta agrupación que tuvo una vida efímera a causa de los sucesos políticos posteriores, Angélica Mendoza fue candidata a la Presidencia de la República, siendo la primera mujer en la historia de nuestro país en postularse para dicho cargo. Pero en los oscuros años de la década infame, como la mayoría de militantes, sufrió la persecución y como consecuencia de la situación extrema el PCA pasó a la clandestinidad y el PCO fue disuelto. Angélica Mendoza fue detenida y pasó una temporada junto a las prostitutas bajo la tutela de las monjas del Asilo del Buen Pastor, que funcionaba en la capital como cárcel de mujeres, lo que motivó la escritura de una crónica novelada en la que testimonia esta experiencia. Allí denuncia los procedimientos empleados para desalentar, en silenciosa complicidad con la institución católica, la lucha de las mujeres militantes - que además de promover una ideología que amenazaba lo establecido, al irrumpir en el espacio público atentaban contra el rol femenino tradicional, ligado a la reproducción y al ámbito doméstico -, y desenmascara hasta qué punto en el orden social vigente no había lugar para las mujeres que se asumían corpóreas y no intransigían la invisibilidad a la que estaban destinados sus cuerpos. Angélica Mendoza describe su reclusión pero sobre todo, pone el acento en lo que a su juicio mantiene a las mujeres encarceladas: por un lado, el círculo de hierro del comercio sexual al que se reduce la vida de las prostitutas, lo que las sustrae a cualquier otra preocupación y las anula para todo lo que no sea su mecánica rutina que incluye el arresto sistemático; por el otro, la imposición de la virginidad que enajena al resto de las mujeres respecto de su propio cuerpo y por lo tanto de su propia vida.
Alborotadora ‘savante’
Esta crónica fue publicada en 1933 bajo el título “Cárcel de mujeres” por la editorial Claridad, y corrió la suerte de las obras que, marcadas por las circunstancias históricas, pasan casi inadvertidas para sus contemporáneos y con el tiempo quedan condenadas al olvido. A esto contribuyó el hecho de que poco después de la publicación y tras haber ingresado a la Universidad para seguir la carrera de Filosofía, Angélica Mendoza comenzó a alejarse de la política partidaria. Esta decisión ha sido aprovechada en ocasiones para desmerecer su labor como militante, pero cobra sentido si tomamos en cuenta que la relación de las mujeres y la izquierda, sobre todo en los comienzos, fue conflictiva, pues el tema de la subordinación de género era una cuestión de segundo orden para los comunistas, que en un principio llegaron a considerar los reclamos del feminismo como expresiones propias de la ociosa clase burguesa. En los años siguientes Angélica continuó colaborando en Claridad, formó parte del comité directivo de la revista marxista independiente “Actualidad” y a través de Victoria Ocampo se aproximó a Sur, grupo que en sus comienzos generó una red de alianzas que matizó diferencias ideológicas e hizo posible la confluencia de posiciones políticas diversas. Luego, tras recibir una beca de la Universidad de Columbia por ser ‘la más sobresaliente mujer latinoamericana’, pasó una temporada en EE.UU. durante la administración Roosevelt. Allí dio clases en prestigiosas instituciones y trabajó para Nelson Rockefeller y para las Naciones Unidas.
También fue becaria del Instituto Panamericano de Historia y Geografía en México, hasta que en 1955 decidió volver a Mendoza donde enseñó Filosofía, Sociología y Antropología Filosófica en la Universidad de Cuyo y junto a Arturo Roig, por entonces secretario general de dicha Universidad, creó y dirigió el Instituto de Sociología hasta su muerte, el 5 de febrero de 1960. Todo lo cual es parte de un vasto legado cuya huella, a fuerza de omisiones, corre el riesgo de borrarse con el tiempo...
Fuente:
http://www.losandes.com.ar/article/aventurera-vida-turbia-706268
Efemérides. 22 de Noviembre Día de la Flor Nacional Argentina. "El Ceibo"
La flor de ceibo, también denominada seibo, seíbo o bucaré, fue declarada flor nacional argentina por Decreto del Poder Ejecutivo de la Nación Nº 138474/42 (23 de diciembre de 1942). Es un árbol originario de América, especialmente de Argentina (zona del litoral), Uruguay (donde también es flor nacional), Brasil y Paraguay. Crece en las riberas del Paraná y del Río de la Plata, pero también se lo puede hallar en zonas cercanas a ríos, lagos y zonas pantanosas. Pertenece a la familia de las leguminosas. No es un árbol muy alto y tiene un follaje caduco de intenso color verde. Sus flores son grandes y de un rojo carmín. Su tronco es retorcido. Sus raíces son sólidas y se afirman al suelo contrarrestando la erosión que provocan las aguas. Su madera, blanca amarillenta y muy blanda, se utiliza para fabricar algunos artículos de peso reducido. Sus flores se utilizan para teñir telas.
martes, 21 de noviembre de 2017
lunes, 20 de noviembre de 2017
Efemérides. 20 de noviembre: Día internacional de los derechos del niño, en recuerdo de la aprobación de la Declaración de los derechos del niño el 20 de noviembre de 1954 y de la Convención sobre los derechos del niño el 20 de noviembre de 1989. Foto: Niños y mujeres de un barrio de Buenos Aires, c.1910.
Efemérides. 20 de noviembre: Día de la soberanía, en recuerdo del episodio conocido como la Vuelta de Obligado ocurrido el 20 de noviembre de 1845.
En aquella histórica jornada el general Juan Manuel de Rosas, al mando de las relaciones exteriores del territorio nacional, decidió enfrentar a las fuerzas anglofrancesas cerca de San Pedro oponiendo una heroica resistencia. El encargado de la defensa del territorio nacional fue el general Lucio N. Mansilla, quien tendió de costa a costa barcos "acorderados" sujetos por cadenas. La escuadra invasora contaba con fuerzas muy superiores a las locales. A pesar de la heroica resistencia de Mansilla y sus fuerzas, la flota extranjera rompió las cadenas colocadas de costa a costa y se adentró en el Río Paraná.
Documento: Carta de Bernardo de Irigoyen a la Sra. Doña Agustina Rosas de Manzilla, en donde la felicita por la actuación del General Manzilla en la Vuelta de Obligado y su triunfo del Quebracho, que le ha merecido la consideración de todos los americanos.
Mendoza, 13 de julio de 1846.
Documentos Escritos. Museo Histórico Nacional. Legajo 23. Documento 2715.
Documentos Escritos. Museo Histórico Nacional. Legajo 23. Documento 2715.
Transcripción:
¡Viva la Confederación Argentina!
¡Mueran los salvajes unitarios!
Mendoza, 13 de julio de 1846
¡Mueran los salvajes unitarios!
Mendoza, 13 de julio de 1846
Señora Doña Agustinita Rosas de Manzilla
Buenos Ayres
Buenos Ayres
Estimable Agustinita:
Cuando el benemérito General Manzilla se cubrió de glorias en la Vuelta de Obligado pensé congratular directamente a ud. y a sus amables hijos a quienes tocan tan de cerca los hechos ilustres de su Padre. Miramientos de cortedad me detuvieron sin dejarme pensar, como hoy que el condescendiente carácter de ud. aceptaría, sino con agrado, al menos con benevolencia mi felicitación.
El importante triunfo del Quebracho, vale otra vez más al Gral Manzilla, la consideración y el respeto de todos los americanos. El ha robustecido en tan honroso combate la brillante reputación que adquirió su espada, en la antigua guerra de nuestra emancipación y a ud., respetable Agustinita que confundió sus destinos con los de él, se deben también en este caso los respetuosos parabienes que la celebridad del General inspira y que á mi me es tan honroso tributarle. Dígnese ud. pues a admitirlos y comunicárselos en oportunidad, dándoles de este modo con su aceptación, el interés de que ellos carecen.
Tengo el honor de ponerme a las órdenes de ud. como su atento señor.
Bernardo de Irigoyen
Cuando el benemérito General Manzilla se cubrió de glorias en la Vuelta de Obligado pensé congratular directamente a ud. y a sus amables hijos a quienes tocan tan de cerca los hechos ilustres de su Padre. Miramientos de cortedad me detuvieron sin dejarme pensar, como hoy que el condescendiente carácter de ud. aceptaría, sino con agrado, al menos con benevolencia mi felicitación.
El importante triunfo del Quebracho, vale otra vez más al Gral Manzilla, la consideración y el respeto de todos los americanos. El ha robustecido en tan honroso combate la brillante reputación que adquirió su espada, en la antigua guerra de nuestra emancipación y a ud., respetable Agustinita que confundió sus destinos con los de él, se deben también en este caso los respetuosos parabienes que la celebridad del General inspira y que á mi me es tan honroso tributarle. Dígnese ud. pues a admitirlos y comunicárselos en oportunidad, dándoles de este modo con su aceptación, el interés de que ellos carecen.
Tengo el honor de ponerme a las órdenes de ud. como su atento señor.
Bernardo de Irigoyen
Fuente: AGN
A cien años del primer Tango de Gardel en Mendoza El dúo Gardel-Razzano llegó por primera vez a dar un show en Mendoza durante una época de fuerte crisis.
Dice el tango que 20 años no es nada y parece que menos 100. Pues ese es el tiempo que ha pasado desde la primera vez que el inmenso cantante de la música ciudadana llegara a Mendoza y cantara aquí el 16 de noviembre de 1917. Aquel artista era Carlos Gardel, quien, acompañado por el uruguayo José Razzano y el ‘Negro’ José Ricardo, dejó su sello en la provincia. ‘El Zorzal’ visitó Mendoza en varias ocasiones y en julio de 1933 fue la última vez que pisó suelo cuyano. Dos años después pasaría a la inmortalidad al morir trágicamente en un accidente aéreo en Medellín (Colombia) el 24 de junio.
La aldea recibe a Carlitos
Desde Santiago de Chile, tres jóvenes artistas argentinos partieron en el tren Trasandino con rumbo a Mendoza para luego quedarse en Buenos Aires: su destino final. Fue a principios de diciembre de 1917, en el marco de una extensa gira por Viña del Mar y Santiago de Chile. Durante el viaje, algunos de los pasajeros que se encontraban allí se arrimaron a saludar a Carlos Gardel, José Razzano y José Ricardo. Después de varias horas de viaje, el ‘Morocho del Abasto’, el ‘Oriental’ y el ‘Negro’ llegaron a la estación del ferrocarril Trasandino, ubicada en Belgrano y Sargento Cabral de Ciudad -donde hoy se encuentra el Archivo General de la Provincia-. Los tres fueron recibidos por el empresario del cine y teatro “Centenario” y el público que los esperaba ansioso para saludarlos. Minutos después Gardel junto a sus compañeros se trasladaron a un hotel céntrico en donde iban a hospedarse.
Tiempos de escasez
Por aquel tiempo nuestra provincia vivía momentos muy críticos en lo político y económico: cientos de personas, en las calles, pedían algo de comer. Quien era por esa época gobernador, Francisco Álvarez, al no poder controlar la situación tenía sus días contados. Desde Buenos Aires, el presidente Hipólito Yrigoyen decretó la intervención federal a varias provincias, incluyendo a Mendoza. Y días después de la llegada de Gardel arribó el interventor federal Eufrasio Loza, que se hizo cargo del gobierno. En gran parte del país se realizaban huelgas y marchas para mejorar los magros salarios de los trabajadores. Los ferroviarios estaban en paro y también se plegaron otras organizaciones y el Partido Socialista. A pesar de la crisis, los que podían costear las entradas eligieron refugiarse de la drástica situación en el entretenimiento artístico y, los que tenían la posibilidad de contar con algún fonógrafo, se solazaban escuchando al dúo Gardel-Razzano (los discos de pasta se vendían en la agencia “Casa Lepage” de calle Godoy Cruz 142 de Ciudad). Pero esta vez el encuentro de los melómanos sería en vivo pues los artistas habían llegado a Mendoza para presentarse en el cine teatro “Centenario”, con la intención de deleitar al público con sus canciones. Y, claro, se agotaron las localidades. Antes de su actuación los músicos tuvieron la oportunidad de realizar varios paseos por aquella la pequeña urbe que era Mendoza. Tan famosos eran que los transeúntes que los veían a su paso se acercaban a saludarlos.
Una voz en el Centenario
Lentamente la noche se asomó en la ciudad de Mendoza y a las 21.30 del 16 de noviembre, cientos de personas se reunieron en el cine teatro Centenario, ubicado en la calle Las Heras al 100, esquina 9 de Julio. A aquella primera actuación de Carlos Gardel asistió un público proveniente de la alta sociedad mendocina, una platea cargada de renombrados apellidos: los Corvalán, los Reta, los Guiñazú. También algunos políticos y bodegueros. Media hora después los intérpretes, vestidos de elegante smoking de color negro, camisa blanca y moño, salieron al escenario para hacer sonar su música. La magia de la voz de ‘Carlitos’ cautivó a toda la audiencia, en especial a las jovencitas que suspiraban al ver al ‘Zorzal Criollo’ frente a sus ojos. El dúo inició su repertorio con “Mi noche triste”, tango de Samuel Castriota y José María Contursi, que había sido grabado por el grupo en abril de ese mismo año. Luego cantaron “Entre colores”, “El sol del 25”, la zamba “Ya canta el gallo”, “A mi morocha”, “Gaucha”, “Una rosa para mi Rosa”. El auditorio ovacionó a ‘Carlitos’ y al ‘Oriental’, tanto que tuvieron que repetir algunas canciones. Finalizada la función las admiradoras los esperaron para que les firmaran un autógrafo o simplemente para saludar al estupendo cantor. Ni Razzano ni Gardel esperaban tal éxito para su espectáculo y, debido a esto, su estadía en la ciudad se prolongó por varios días más de los previstos. Sí, los dejamos prendados.
http://losandes.com.ar/article/view?slug=a-cien-anos-del-primer-tango-de-gardel-en-mendoza
Efemérides. El adiós definitivo de San Martín a Mendoza Un 20 de noviembre como hoy, pero de 1823, el General San Martín se despedirá para siempre de su querida Mendoza. He aquí la crónica de esa historia.
El 24 de agosto de 1816 nacía en Mendoza Mercedes Tomasa de San Martín, “La Infanta Mendocina”, como solía llamarla su padre, Don José Francisco de San Martín.
Su reciente paternidad y la apacible vida en tierra cuyana impulsarán a San Martín a dirigir, el 12 de octubre de 1816, el siguiente mensaje al “Señor gobernador intendente de esta provincia... es muy natural al hombre, prever la suerte que se propone pasar en la cansada época de su vejez.
El estado de labrador es el que creo más análogo a mi genio, (...) La de Cuyo es la que ha podido decidirme por el buen carácter de sus habitantes, para elegir un rincón de ella, en que dedicarme a romper el campo, cultivarlo y formar mis delicias (...) El corto número de cincuenta cuadras llena mi aspiración y deseos... El sumo valor a que se ha podido fijar el precio de cuadra es cuatro pesos (...) Es decir que las cincuenta cuadras que pido por merced sólo valen doscientos pesos. No los tengo, y en caso de tenerlos las compraría...”.
Esta petición será atendida por el Gobierno de Mendoza quien “en agradecimiento a la decisión del Gran Capitán de pasar sus días en esta tierra...” añade la de “doscientas cuadras más para su señora hija doña Tomasa Mercedes...”.
Luego de su renuncia al Protectorado del Perú y una breve estadía en Chile, apenas restablecido de sus dolencias, débil, retraído y taciturno volverá a Mendoza, encontrándose entre el 29 de enero y 3 de febrero de 1823, en el actual Manzano Histórico, con su antiguo camarada el coronel Manuel de Olazábal, en cuya compañía se dirigirá a su Tebaida. Allí iniciará sus días de chacarero, meditando sobre los días pasados, ocupado en las plantaciones de trigo, alfalfa, en la cría de ganado y de sus caballos de paso. Pese a su postura de no intervenir más en la vida pública, llegarán hasta su oscuro retiro los tiros de la maledicencia y la desconfianza.
Según refiere el mismo San Martín, “el gobierno que en aquella época mandaba en Buenos Aires, no sólo me formó un bloqueo de espías, entre ellos uno de mis sirvientes, sino que me hizo una guerra poco noble en los papeles públicos de su devoción, tratando al mismo tiempo de hacerme sospechoso a los demás gobiernos de las provincias”; en virtud de tal situación y el llamado de su familia, por el grave estado de salud de Remedios, decidió permanecer en Mendoza. Por otro lado, la anarquía que se instauró en el Perú luego de su retiro, lo mantenían en expectación y siempre dispuesto a ofrecer sus “cortos servicios”.
La Tebaida se convertirá en la nueva Ciudadela, donde resistirá el embate de sus enemigos y la guerra de opinión. La muerte de Remedios -03/08/1823 - lo impulsará a asumir las obligaciones de padre y tutor de su hija Mercedes, decidiendo finalmente su viaje a Buenos Aires; antes de partir recibirá, en el mes de octubre de 1823, una comunicación del gobernador de Santa Fe, don Estanislao López, quien le dice:
“... Sé de una manera positiva por mis agentes en Buenos Aires que a la llegada de V. E. a aquella capital será mandado juzgar por el gobierno en un consejo de guerra ... por haber desobedecido sus órdenes en 1819 haciendo la gloriosa campaña a Chile, no invadir a Santa Fe, y continuar la expedición libertadora al Perú. Para evitar este escándalo inaudito y en manifestación de mi gratitud y del pueblo que presido, por haberse negado V. E. tan patrióticamente en 1820 a concurrir a derramar sangre de hermano... siento el honor de asegurar a Ud. que a su solo aviso estaré con la provincia en masa para esperar a V. E. en el Desmochado para llevarlo en triunfo hasta la plaza de la Victoria. Si V. E. no aceptase esto, fácil me será hacerlo conducir con toda seguridad por Entre Ríos hasta Montevideo...”.
Olazábal vio el rostro desencajado del Gran Capitán, quién exclamó: “No puedo creer tal proceder en el gran pueblo de Buenos Aires; iré, pero iré solo como he cruzado el Pacífico y como estoy aquí entre mis mendocinos. Pero si la fatalidad así lo quiere, yo daré por respuesta mi sable, la libertad de un mundo, el estandarte de Pizarro y las banderas que flotan en la Catedral conquistadas con aquellas armas que no quise teñir con sangre americana. ¡No!, Buenos Aires es la cuna de la libertad”.
Las toscas paredes de la humilde residencia abovedada serán testigos de aquel difícil momento: La Tebaida, su querida Mendoza y todo el continente, le serán a partir de aquel momento extraños, anidando en su corazón y su mente la dura decisión del alejamiento de la tierra a la que dio libertad e independencia. San Martín comprenderá que ya no le es permitido terminar sus días en La Tebaida y emprenderá el 20 de noviembre de ese año, el último viaje de Mendoza a Buenos Aires; una vez allí pondrá en orden sus papeles, exigirá sus pasaportes al gobierno de Buenos Aires y, ante la indiferencia de éste, el 10 de febrero de 1824, en compañía de su hija, partirá rumbo a su ostracismo en Europa.
Nunca más volverá a respirar el aire fresco de su bella Chacra de Los Barriales, los vaivenes políticos impedirán al gran capitán hacer realidad su sueño, siempre anhelado y nunca cumplido, de culminar sus días en La Tebaida. Pese a ello conservará esta propiedad aún en los momentos económicos más angustiantes de su vida y jamás se olvidará de ella. Hoy los mendocinos, custodios por historia, cultura y heredad debemos conservar y difundir los valiosos hitos que, como riqueza patrimonial, nos recuerdan la vida y el accionar de uno de los líderes más significativos que ha brindado nuestra América a la posteridad.
Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/opinion-457828
domingo, 19 de noviembre de 2017
Efemérides. 19 DE NOVIEMBRE Día Internacional del Hombre El Día Internacional del Hombre (DIH) se celebra el 19 de noviembre. Sus objetivos principales son abordar temas de salud masculina de todas las edades; resaltar el rol positivo y las contribuciones que los varones hacen diariamente tanto a su comunidad como a la sociedad; promover la igualdad de género fomentando la no discriminación a los hombres; y celebrar la masculinidad
El hombre que mandó el primer e-mail desde Mendoza En febrero de 1989 era un joven estudiante cuando, junto a un compañero, puso a la provincia en el mapa de lo que aún no se conocía
Luis Canessa habla con pasión del tema. Se nota que no sólo lo conoce sino que es su vida. La tecnología, y más específicamente las telecomunicaciones, le han dado una carrera internacional -hoy trabaja para el gigante de la aviación Airbus- pero sobre todo le han dejado experiencias imborrables que él atesora no sólo en su memoria sino en un profuso archivo gráfico que no duda en mostrar. Entre esos papeles hay uno muy especial, que hoy es un hito histórico olvidado: el primer mensaje de correo electrónico que se envió desde Mendoza. Fue el 22 de febrero de 1989 a las 21.25. Salió al “ciberespacio” desde la facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo y el destinatario estaba en Estados Unidos. Era Stephen Ruth, un experto en inteligencia artificial que había estado poco tiempo antes aquí incentivando a Luis y a otros jóvenes estudiantes de informática a sumarse a lo que era la prehistoria de internet: la red Bitnet. En esos días de fines de los ‘80 la web como la conocemos hoy no existía. Lo que sí había era una serie de computadoras de universidades del mundo conectadas a la mencionada Bitnet, a través de la cual los académicos intercambiaban mensajes, archivos, papers y hasta bases de datos. “La curiosidad a mí me mataba”, reconoce hoy Luis, que vive hace un cuarto de siglo en Estados Unidos y está de visita en la provincia (el viernes dio una conferencia en la Universidad Champagnat). Canessa estuvo en el lugar y el tiempo indicados: mientras estudiaba para analista de sistemas en la Universidad de Mendoza, empezó a trabajar (en 1987) en el laboratorio de informática de Filosofía y Letras, en ese momento el único lugar de Mendoza con las condiciones para ingresar al desconocido mundo de la protointernet. “Ahí en 1987 llegaron dos computadoras a la UNCuyo: una IBM y un clon. Era la prehistoria de la PC. En Chile ya estaban usando Bitnet, que era una red para universidades. La Universidad de Chile, usando un enlace que tenía la NASA entre Chile y EEUU, mandaba el correo de un lado a otro. Entonces Ruth nos dijo que nos engancháramos con esa línea. Nos abren una cuenta y el primer e-mail lo mandamos en febrero de 1989, entre este profesor y nosotros, Andrés Rosso y yo”. Así relata Canessa aquel momento fundacional de internet en Mendoza: el primer intercambio de correos electrónicos. Hay un papel que atesora parte de esa conversación: “Felicidades de Diana y yo y toda la familia. Tenemos que comunicar una vez cada día. Recuerdos a todos. me quedé muy asustado y feliz.” (sic), tipeó en un dificultoso español Ruth. Es la respuesta (dos días después) a aquel primer mensaje enviado por Luis y Andrés, aunque la memoria de Canessa no guarda el recuerdo de esas pioneras palabras que entraron al mundo digital desde el oeste argentino. Pero en el mismo papel que guarda como un tesoro sí aparece la dirección desde la que fue enviada -mendoza@uchcecvm- y el asunto (subject): “Comuniw3cacion desde Mendoza t(Luis y Andres” (sic). “Fue un email muy primario -reconoce-. A la noche íbamos a trabajar con Andrés (Rosso). Se pagaba por minuto, entonces íbamos de noche con un módem de 2.400 baudios, hacíamos una conexión y en vez de tipear teníamos precargados los textos que queríamos enviar para gastar el menos tiempo posible. Mandábamos y recibíamos, y cortábamos”. Hay que situarse casi tres décadas atrás para imaginar lo lentas que eran estas comunicaciones: con ese módem primitivo mandar un mensaje sólo de caracteres (no había interfaz gráfica) podía demorar varias horas porque había que hacerlo de a uno y contar con que el enlace de Chile con EEUU estuviera funcionando. Así, podían pasar varios días -o semanas- para tener una respuesta. Era 1989: recién en 1995 nació en la Argentina el uso comercial de internet. “Cuando empezamos a dar esto como un servicio en la facultad de Filosofía aparecieron más profesores que querían mandar mails. El mail era una estructura de caracteres pero también existía uno más estructurado. Si uno, por ejemplo, quería hacer una búsqueda en una base de datos y enviaba el texto con un formato especial para hacer esto. Eso iba a la computadora donde estaba la base de datos, hacía la búsqueda y de vuelta te mandaba la respuesta”, explica Luis el funcionamiento de este sistema que sería un buen antecesor de Google. “El concepto de red de internet todavía no existía. El concepto era que el conocimiento de las personas estaba en la cabeza del que lo está haciendo. Entonces, si esta persona tenía alguna información importante, la podía mandar al grupo de discusión por correo y alguien aportaba, o te mandaba un paper o algo por el estilo”, grafica Luis para explicar el uso académico que constituyó el origen de lo que hoy conocemos como internet.
Perfil
Luis J. Canessa tiene 53 años, está casado y tiene 3 hijos. Se recibió como Analista de Sistemas en 1992 en la Universidad de Mendoza. Desde 1987 participó en el pionero Ateneo de Informática de la facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo, desde donde se estableció la primera conexión a internet en Mendoza. En 1991, ya desde el Rectorado, creó y fue el primer director del Nodo Informático de la UNCuyo. Después, en 1993, se fue a trabajar a Buenos Aires y en 1999 se instaló en Estados Unidos. Allí, entre otras empresas, trabajó en Nortel y Motorola. Actualmente lo hace para Airbus en la división que desarrolla aviones de guerra y cohetes, como los Exocet que usó la aviación argentina en Malvinas.
En el olvido, Las Cuevas es sólo un lugar de paso Puerta de entrada a Mendoza desde el oeste, es una villa casi “fantasma” con sólo 15 habitantes, sin internet ni teléfono.
Pueblo al límite, borde de frontera, cuna del viento, boca de túnel. Villa de aventureros, de laburantes estacionales, de aves de paso, de las víctimas de la casualidad. Es Las Cuevas, puerta de entrada a Mendoza, punto de la última despedida. Es una villa de montaña como tantas otras que existen en Argentina y al mismo tiempo posee características que la hacen única: por ejemplo, está al pie de uno de los cerros más altos del mundo: el Aconcagua. Hay que decir que el 1 de noviembre fue declarado “Pueblo Auténtico” por el Ministerio de Turismo de la Nación, junto a otras 23 localidades del país. La idea es desarrollarlos turísticamente conservando su identidad, su patrimonio natural y cultural, su arquitectura, tradiciones, gastronomía, etc. Para quienes viven en el lugar, el proyecto llega con augurios de nuevas oportunidades. De todas formas no se engañan: no es la primera vez que un gobierno quiere impulsar la renovación de este lugar y por eso son precavidos. Como dicen las voces populares: “ver para creer”.
Entre túneles
Entre el último túnel de la ruta nacional 7, denominado 14, y el del Cristo Redentor se encuentra la villa Las Cuevas. Es un pueblo peronista, no por su inclinación política sino porque nació en 1950 de la mano del por entonces presidente Juan Domingo Perón. Por esta razón, en un principio llevó el nombre de Eva Perón quien, según fuentes históricas, se encontró con la lamentable situación en la que vivían los ferroviarios y se propuso construir allí un pueblo que reflejara la entrada al país de los visitantes. En la obra, que duró unos 3 años, trabajaron más de 2.000 personas. Fue la época en la que más personas habitaron el lugar. De hecho, en este emprendimiento trabajó Fernando Grajales, uno de los próceres de la montaña mendocina, que acudió a este lugar como parte de su entrenamiento de cara al primer ascenso argentino al Daulaghiri, en el Himalaya. Hasta 1984 pasó por allí el ferrocarril trasandino, estructura que aún hoy sobrevive en el paisaje de la montaña, como esqueletos de elefantes retorcidos al sol, que quedan ocultos por la nieve de cada invierno. Hoy, de manera permanente, sólo viven 15 personas, aunque el número llega a duplicarse con los que suben y bajan desde Uspallata o la Ciudad de Mendoza para trabajar en los hostels o restaurantes apostados al costado de la ruta. Sólo hay dos niños, los únicos en la villa en 40 años según Ayelén Ramírez, su mamá. Quienes más frecuentan Las Cuevas son montañistas, que se reparten entre los 4 hostels- el sitio es ideal para aclimatarse antes de subir el Aconcagua- aunque ocasionalmente algún turista extraviado, que sigue más allá de Puente del Inca, termina encontrándose con el pueblo. También es frecuente ver, sobre todo en enero y febrero, micros y trafics que trepan hasta el monumento del Cristo Redentor, por encima del túnel, y que luego comen en alguno de los 4 restaurantes que abren todos los días del año.
Lo que hay, lo que falta
Lito Calabrese es un referente en la villa. Hace 16 años que trabaja en el lugar, en distintos restaurantes. Actualmente tiene uno de los establecimientos más cercanos a la boca del túnel 14, después del refugio de montaña del club Andinista de Mendoza. “Hemos recibido esta noticia con alegría. Nos parece una muy buena propuesta. Necesitamos tener un rol preponderante en turismo y alta montaña. Pero hace falta mucha inversión del Estado”, dice Lito, vestido con delantal ya que de un momento a otro llegará un contingente de turistas. Entre olores a lentejas, mondongo y carne a la olla, Calabrese cuenta que hace falta la remodelación del sistema de cloacas, de agua y, sobre todo, que se mejore la conectividad: “No tenemos señal de internet y tampoco línea de teléfono fija. Eso hace que no tengamos servicio de posnet, que es una dificultad para el turista”. Alejandro, que es guía de trekking y está apostado en el comedor de Lito esperando uno de los dos colectivos de corta distancia que pasan por allí, dice que Las Cuevas es un símbolo, pero del abandono.“En los ‘80 hubo un gran incendio, en la hostería, y tuvieron que venir bomberos de Chile y de Uspallata. Ante una emergencia, no tenemos nada”, ejemplifica y pide que el camino al Cristo abra en diciembre, tal como sucede en el lado chileno: “Vialidad provincial espera hasta enero. El resto del tiempo está bastante abandonado”. Dos turistas de Buenos Aires opinan que el camino para llegar está muy deteriorado y que tiene poca señalización. “Es un lugar hermoso, colorido, pero le faltan muchos servicios”, dice Fernando Castellón junto a su esposa Silvia Di Loreto, ambos oriundos de Lanús. Según los pobladores, cuando una persona se enferma se la debe trasladar a Puente del Inca, a alguna dependencia militar o directamente a Uspallata.
Pueblo del viento
Algunas crónicas señalan que el pueblo parece fantasma. Y con razón: al llegar al lugar, los fierros retorcidos que se agitan por las ráfagas continuas dan la sensación de adentrarse en una típica película de terror. Se escucha, según el viento desplace el sonido, el trabajo de la central eléctrica de Edemsa, corazón indispensable de la villa. Hay, además, edificios en ruinas que son utilizados por algunos viajeros como baños públicos, otra demanda de los pobladores. Hay un esbozo de plaza, pues hay algunos canteros, y se divisa la figura de dos bustos (uno de San Martín y el otro una cabeza azul presuntamente de Las Heras, aunque alguien indica que puede ser Güemes) sobre sus pedestales. El piso está destruido debido a la falta de mantenimiento y no es un lugar que invite a quedarse. Las banderas y sus mástiles se doblan en su indefensión, mientras unas figuras de hierro que representan al Padre de la Patria y a un soldado toman mate al resguardo de una gran roca desprendida hace miles de años de uno de los cerros centinelas. “Hace diez años que vivimos acá, nos invitaron a hacer una inversión y vinimos”, cuenta Carlos Espina, propietario del restaurante “La Caballeriza”, el antiguo edificio de los años ‘50 donde los militares refugiaban caballos y mulas. De hecho, el sitio para recibir al turismo fue reciclado de lo que era el antiguo granero. Allí, al fondo, sobreviven algunas de las viejas estructuras de madera donde los equinos descansaban y pastaban. “Me dijeron que nos iban a dar un montón de beneficios que nunca vinieron. Ojalá las inversiones lleguen porque hace falta iluminación, que remodelen la plaza y que mejore la limpieza”, remarca Espina. También dice que se deben reparar veredas y levantar la vieja estación del tren, para que sea un atractivo más para los turistas: “Es un pueblo de casualidad, porque el turista llega de esa manera. No hay carteles que indiquen, en Puente del Inca, que existimos. Pero hay mucho para hacer: están los Cerros Tolosa, Santa Elena y muchos otros para hacer trekking liviano”. Resta decir que en el lugar los servicios médicos son básicos. Según los pobladores, cuando una persona se enferma se la debe trasladar a Puente del Inca, a alguna dependencia militar o directamente a Uspallata. “Siempre hay un vehículo a disposición. Todos acá tenemos remedios para cuando no hay forma de llegar por nieve o aludes”, dice Don Contreras, un histórico del lugar, que tiene un restaurante al costado del peaje del túnel. Señala que sería ideal que pusieran medios de elevación para el invierno y que se dieran facilidades a los habitantes para poder construir: “Si todo depende de nosotros es muy difícil. Al menos deberían construir refugios para cuando se inhabilita el tránsito a Chile. También hace falta cartelería que advierta sobre la extrema precaución que deben tener los conductores en el camino”.
Don Contreras, el “Iron Man”
Hace 57 años que Aníbal Contreras puso sus pies en Las Cuevas para no abandonar más el lugar. Tenía 20 años cuando comenzó a trabajar en la Hostería del lugar, donde ocupó el puesto de gerente. Hoy, a sus 77 años, sigue intacto, con una salud y un humor que son envidiables. Más allá de la prosperidad de sus comercios (tiene tres en la zona, uno de ellos ubicado a un costado del peaje fronterizo), el hombre dice que lo importante es mantenerse activo. De hecho, al momento de ser entrevistado ya estaba listo para salir a correr, como lo hace todos los días. “Hace 45 años empecé a hacer atletismo, cuando dejaron de ponerme en el equipo de fútbol. Pero también sucedió que una persona me hizo un daño muy grande. Lo que pasa es que si lo denunciaba se iba a quedar sin trabajo así que empecé a hacer ejercicio para que se me pasara el enojo”, cuenta Contreras agregando que en su infancia -humilde- llegó a cargar 300 tachos diarios de 25 kilos de uva: “Todo eso me fue fortaleciendo el espíritu, sumando al frío que hace acá”. Más tarde, don Contreras -como es conocido en la zona- trabajaría en una exportadora como encargado de cuidar a los animales de las heladas. Paralelamente, comenzaron a llegar los reconocimientos deportivos. “Fui campeón argentino en 400 metros llanos, en postas. También participé del Iron Man Ayelén que se hizo en 1988, cuando también me reconocieron como el segundo hombre más resistente del mundo”, rememora. Por último, también recuerda que en 1966 participó del rescate de los heridos por la gran avalancha de Las Cuevas, que destruyó la hostería. “Me acuerdo que nos metíamos en todos lados como topos”, cuenta.
Fuente: http://losandes.com.ar/article/view?slug=las-cuevas-pueblo-al-limite-del-olvido
Entubamiento del arroyo Maldonado (actual avenida Juan B. Justo) "El lecho del Maldonado listo para emplazar las columnas de cemento que sostienen las vigas y viguetas de la losa. A la derecha: el curso del arroyo desviado provisoriamente para poder trabajar sin entorpecimientos." Buenos Aires, octubre de 1929
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