Bienvenidos al sitio con mayor cantidad de Fotos antiguas de la provincia de Mendoza, Argentina. (mendozantigua@gmail.com) Para las nuevas generaciones, no se olviden que para que Uds. vivan como viven y tengan lo que tienen, primero fue necesario que pase y exista lo que existió... que importante sería que lo comprendan
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jueves, 8 de febrero de 2018
Jorge Newbery, la última entrevista En 1914, el aviador y propulsor de la aeronáutica militar argentina visitó Mendoza. Días después falleció aquí en un accidente.
Fue una de las primeras entrevistas que
diario Los Andes publicó el sábado 28 de febrero de 1914 a una de las
figuras más destacadas del siglo XX.
Nos referimos al intrépido aviador Jorge
Newbery, quien llegó a Mendoza el 22 de ese mismo mes para hacer un minucioso
estudio sobre las posibilidades de realizar el cruce de los Andes en aeroplano. Inmediatamente
partió hacia Puente del Inca para hacer mediciones y observaciones referentes a
su vuelo. También estuvo en Uspallata, con la idea de ejecutar desde allí la
travesía.
El 26 de febrero regresó a la Ciudad de Mendoza y al día siguiente fue
entrevistado por un periodista de este matutino. Reproducimos gran parte de esa
nota a continuación.
La entrevista
Ayer, por el tren de las 7 y 40, regresó de la cordillera el ingeniero
don Jorge Newbery.
Viene, como lo hemos anunciado ya, de estudiar los vientos en la cumbres
y hacer otras observaciones con que ha conceptuado necesario complementar sus
anteriores estudios a fin de intentar la grandiosa hazaña de cruzar la
cordillera de los Andes.
Creímos nuestro deber entrevistarle y fuimos a verle anoche para recoger
sus impresiones.
Al primer golpe de vista se advierte en su rostro la acción de los
vientos helados de la cumbre que le han azotado durante estos últimos días
mientras practicaba sus experiencias y observaciones. La fisonomía, algo
demudada, conserva, sin embargo, indelebles sus rasgos enérgicos.
Empezamos por pedirle que nos diera su última impresión, la que ha
recibido durante su estadía en la cordillera, y nos la manifestó sin mayores
rodeos.
Reconoce las dificultades de la empresa, los enormes obstáculos que se
oponen al vuelo de un ave mecánica en aquellas alturas y latitudes, pero es
sinceramente optimista.
Tiene grandes esperanzas en el éxito de la empresa, cuyos detalles ha
estudiado con verdadero ahínco y hasta con cariño, si cabe el concepto. Sin
embargo, por modestia, no quiera dar mayores detalles; conceptúa que pudieran
interpretarse, saliendo de él mismo, como una reclame que desea eludir.
–¿Dónde se elevará?– le preguntamos.
–No tengo nada resuelto de manera definitiva al respecto –nos contestó–,
pero si el sitio es apropiado, como podré constatarlo en una visita que haré
mañana, posiblemente me elevaré en Los Tamarindos, desde donde me sería más
fácil ir tomando paulatinamente altura mientras vuelo hacia el oeste hasta
alcanzar los cinco mil metros a que necesito llegar para efectuar la travesía,
elevación que calculo poder alcanzar en media hora de vuelo. En caso que por
circunstancias especiales no conviniese decolar en Los Tamarindos, empezaría la
prueba en Uspallata, que se encuentra a 1.730 metros sobre el nivel del mar.
–¿Y dónde piensa efectuarse el “aterrizaje”?
–Mi propósito es hacerlo en Santiago mismo.
–Pero en caso de desperfectos en el motor y otros
inconvenientes análogos, ¿encontraría en el camino lugar apropiado para
“aterrizar”?
–Difícilmente. En el caso o los casos a que usted se refiere, la única
probabilidad de salvación sería descender en algún cajón de las montañas y
tratar, pocos metros antes de tocar el suelo y mediante una maniobra rápida,
que el aparato no se precipite de frente, como en un aterrizaje vulgar, sino
que toque el suelo con la parte trasera, empinado como para emprender de nuevo
el vuelo. La probabilidad remotísima de poder efectuar con éxito esta maniobra
es la única esperanza que me restaría de no perecer en caso de que se haga
imprescindible un descenso.
–¿Qué aparato utilizará en la travesía?
–Un “Morane Saulnier”, de 80 H.P. pero que mediante una modificación que
le he introducido en el motor puede desarrollar hasta 95 y queda convertido en
aparato especial para alcanzar grandes alturas. Es exactamente el mismo aparato
que tiene Fels con la sola diferencia de la variante referida. Con el objeto de
transportar a esta mi aparato mañana salgo para Buenos Aires y dentro de unos
diez días estaré de vuelta para intentar la empresa.
–Las autoridades de la Provincia, le preguntamos
también, ¿le han ofrecido ya su concurso?
–Inmediatamente de mi llegada. La jefatura de Policía me ha propuesto
escalonar a lo largo de mi itinerario el escuadrón de seguridad para prestarme
auxilio en caso necesario, pero no he querido aceptar el ofrecimiento porque no
puedo asegurar la fecha de mi partida. La intentaré cuantas veces crea necesario
hasta que las circunstancias me parezcan propicias, y en esto pueden
transcurrir muchos días.
¿Y los riesgos de la empresa, señor Newbery?
Nuestro interlocutor se limitó a sonreír.
Destino trunco
Esta entrevista es un documento único, porque fue la última vez que el
aviador Jorge Newbery expresó sus palabras en público sobre su vuelo para
cruzar la cordillera.
El destino quiso que nunca emprendiera aquella hazaña, porque en la
tarde del domingo 1 de marzo, en medio de una demostración aérea realizada a
pedido de unas jóvenes en Los Tamarindos, perdió el dominio del avión que
tripulaba (el mismo que mencionó en la entrevista) y se estrelló con su máquina
contra el suelo falleciendo en el acto y salvándose milagrosamente su compañero
Benjamín Giménez Lastra.
La noticia de la muerte de Newbery causó conmoción en el país y en el
mundo.
Dato curioso
Cuando llegó Jorge Newbery a Mendoza en 1914, fue recibido con gran
afecto por la alta sociedad local. Esto se dio porque a fines del siglo XIX, su
padre, Ralph Newbery –conocido en nuestra provincia como Rafael–, era uno de
los mejores dentistas que existían en el país por aquel tiempo y todos los
meses venía a la ciudad para atender a sus pacientes. Por varios años, su
consultorio fue el Grand Hotel, ubicado en calle Gutiérrez 145 de ciudad.}
Por Carlos Campana
http://losandes.com.ar/article/view?slug=jorge-newbery-la-ultima-entrevista
miércoles, 7 de febrero de 2018
Civit, el Mejor ministro de Roca Emilio Civit marcó a Mendoza con la precisión que poseen los hombres destinados a las grandes cosas. Un repaso por su vida.
Civit nació en octubre de 1856, en un país dividido entre las fuerzas federales que comandaba Urquiza y un Buenos Aires separatista, bajo el ala de Alsina y Mitre, entre otros. Su infancia transcurrió entre los escombros de una Mendoza destruida por el terremoto de 1861 y a la que siendo adulto ayudaría a levantarse. Tuvo una de las mejores educaciones a las que podía aspirar cualquier hombre de la época.
Asistió al Colegio Nacional de Buenos Aires, adornado por Ricardo Rojas con el mote de “Colegio de la Patria”, ya que allí se habían formado Saavedra, Belgrano, Moreno, Castelli, Paso, Pueyrredón, Balcarce, Las Heras, Dorrego, Urquiza, Avellaneda (padre), Cané (padre), etc.
Se especializó en Derecho en la Universidad de Buenos Aires para regresar a esta tierra imbuido de progresismo y entusiasmo, aquel entusiasmo que sólo da la juventud.
Fue diputado nacional entre 1882 y 1889, teniendo un papel destacado en el debate que presidió la sanción de la Ley de Educación 1.420. Socio político de Roca, defendió con vehemencia el proyecto que éste envió al Congreso, siendo uno de los oradores más destacados.
Su postura rechazaba la enseñanza de la religión en las escuelas, algo contrario a nuestros antecedentes históricos y a las disposiciones de la Constitución Nacional.
Para Civit, el pueblo argentino había demostrado siempre una marcada tendencia hacia la libertad de conciencia. No habíamos sido preparados para la “Conquista”, a la que veía representada por la espada y la cruz.
Su intención estaba lejos de atacar al catolicismo o a sus dogmas, simplemente buscaba demostrar que la educación no podía quedar sujeta a esta religión.
Por ejemplo, en tiempos de Rosas, especifica, se puso en manos del Convento de Santo Domingo el Colegio de Ciencias Morales, fundado por Rivadavia, eliminando de inmediato los laboratorios de química, de física y el observatorio.
Civit finalizó aquella intervención en el Congreso señalando que “sin libertad de conciencia no hay libertad de pensar, no hay libertad política ni libertad social”.
Francisco M. Goyogana, en su libro “Sarmiento y el Laicismo. Religión y Política” realiza un análisis de este discurso, colocando a nuestro comprovinciano entre las piezas claves para la aprobación de la Ley 1.420.
Luego vendría un lugar en el Senado Nacional. En 1898 fue electo gobernador de Mendoza por primera vez, puesto que abandonó por pedido de Roca, convirtiéndose en el primer ministro de Obras Públicas de nuestra historia y además de las obras que inició, la gran mayoría se concretaron.
Fue tanta y tan magnífica su labor, que una vez, haciendo la síntesis valorativa de su ministro, Roca dijo que Civit por sí solo había concretado la tarea de toda una generación.
El ferrocarril creció a pasos agigantados -pasó de 18 mil a 24 mil kilómetros-, más de diez capitales comenzaron a contar con el servicio de agua corriente y cloacas -entre ellas Mendoza-, hubo mejoras en numerosos puertos, se construyeron escuelas, hospitales y numerosos edificios públicos.
Destaca además que hiciera reactivar la construcción de los edificios de Tribunales y del Congreso de la Nación. Civit pasó luego por el Ministerio de Agricultura y al finalizar la segunda Presidencia de Roca regresó al pago.
En 1907 lo encontramos nuevamente ocupando el cargo de Gobernador, moldeando a Mendoza con manos de experto. Ese mismo año inauguró el primer hospital público de la provincia, como respuesta a diversas dificultades en salubridad.
El edificio terminó llevando su nombre y se encuentra en el Parque General San Martín. Con los años dejó de ser un hospital y terminó dando espacio -por cierto tiempo- a una especie de parque temático de la ciencia llamado “Eureka”.
Don Emilio se rodeó de los más destacados hombres de su época, convocó por ejemplo a Emilio Coni y a Carlos Thays. Este último dio forma al Parque General San Martín, en cuyo corazón Civit fundó el Club Mendoza de Regatas hacia 1909.
Además de estos casos puntuales y tan conocidos, bajo las alas del ilustre dirigente se construyeron caminos, puentes, escuelas, obras de riego, etc. Coronó su vida política accediendo nuevamente al Senado, donde permaneció entre 1910 a 1919.
Finalizando 1920, el diario de los Mitre daba al país la triste noticia. “El fallecimiento del Dr. Emilio Civit, ocurrido ayer en Mendoza, es la desaparición de una personalidad que se había hondamente caracterizado en la política del país. Hombre ilustrado, inteligencia brillante, orador de combate, había en él -asociados estrechamente- un partidista apasionado y un espíritu de patriota que amaba ardientemente el progreso del país (...) El país le debe una parte de los progresos realizados a través de las últimas décadas” (La Nación, 6 de diciembre de 1920).
Nos quedamos con el lustre de esas palabras, sobre la trayectoria de Civit. Exaltando al hombre que supo acompañar el crecimiento del país y vistió una existencia encaminada hacia un solo objetivo, el progreso.
Por Luciana Sabina
http://losandes.com.ar/article/view?slug=civit-el-mejor-ministro-de-roca
martes, 6 de febrero de 2018
Efemérides. 6 de Febrero de 1992, fallece Petrona Carrizo de Gandulfo.
Petrona Carrizo de Gandulfo nació en La Banda, Argentina; el 29 de junio de 1896 y murió en Olivos, Argentina; 6 de febrero de 1992), más conocida como «Doña Petrona», fue una cocinera televisiva argentina, pionera en su área en Argentina. En la estancia Quebrachitos, en el Departamento Aguirre, al interior de Santiago del Estero, trabajó como cocinera y ahí fue donde conoció a Atilio Gandulfo, quien era el administrador del establecimiento y con quien se casaría tiempo después. La pareja emigró a Buenos Aires en busca de oportunidades, Atilio consiguió un trabajo en Correo Argentino pero como el salario no alcanzaba, decidió trabajar también ella, fue ahí donde consiguió trabajo en la Compañía Primitiva de Gas para enseñar a usar las nuevas cocinas a gas que, en esa época, era el artefacto doméstico más demandado en las casas argentinas.
El gas llegaba a Buenos Aires como una total novedad y la compañía Primitiva de Gas quería convencer a los argentinos para dejar de lado a las antiguas cocinas de leña y queroseno. Para dicha campaña se presentó Petrona, ella no solamente demostraba cómo funcionaban las nuevas cocinas, también se ponía a cocinar en ellas en la puerta del Bazar Dos Mundos.
La Fundación Metrogas editió un pequeño libro titulado: «Doña Petrona, la cocina y el gas», ahí describe los primeros pasos de doña Petrona en la Compañía Primitiva de Gas. Petrona promovió la cocina primero a través de cocinas a gas y más tarde a través de clases presenciales para luego empezar a publicar sus recetas en la revista «El Hogar»
Doña Petrona comenzó a incursionar en los medios con la radio, empezó en radio Argentina donde tenía una participación diaria, después pasó a radio Excélsior y radio El Mundo para luego entrar en la televisión. Fue la radio quien la llevó a la fama. Ya en 1933 se editó «El Libro de doña Petrona», una enciclopedia de la cocina con más de 500 páginas. Este libro incluía también secretos culinarios, sino también consejos para la mujer moderna que incluían organización del hogar y de tareas de mantenimiento, e incluso una sección para la mujer que trabaja y cuida de su hogar. Dicho libro fue traducido a varios idiomas, incluido el ruso, y editado más de cien veces y continúa disponible en las librerías argentinas.
Gracias a la radio también llegó a la televisión en 1952 en un programa llamado «Variedades hogareñas» que se transmitía por la TV Pública, después dicho ciclo pasó a llamarse «Jueves hogareños». Su gran salto a la fama nacional se daría en 1960 cuando se incorpora al programa «Buenas tardes, mucho gusto». junto a su asistente Juana «Juanita» Bordoy. Dicho programa estuvo en el aire por veinte años los días lunes, miércoles y viernes por la tarde, llegó a recibir alrededor de 400 cartas por día y tener un registro de 600 mil amas de casas.Su libro de cocina batió récords de venta, superando a Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato y hasta el Martín Fierro. Fue pionera de los programas de televisión dedicados a la cocina. En las librerías de Argentina el único libro más vendido que el de doña Petrona era la Biblia. Y fue inspiración para otras generaciones de cocineras y ecónomas como Marta Baines, Choly Berreteaga, Diana Boudourian, Emy de Molina, María Adela Baldi, Chichita de Erquiaga, Mariana Rodríguez Vimo, Chola Ferrer, Blanca Cotta y Narda Lepes entre otras. Estuvo casada dos veces y tuvo un hijo llamado Marcelo Francisco Gandulfo, quien fue su administrador en la última etapa. Alejada de las cámaras, impartió clases de cocina en el Barrio Norte de Buenos Aires. Todas las tardes bebía un whisky on the rocks con un cigarro puro y comía picante. Pasó sus últimos momentos de vida junto a su asistente Juanita hasta que murió de un ataque al corazón el 6 de febrero de 1992 en su casa de Olivos.
La curiosa historia de amor del genial paisajista Carlos Thays
Thays fue jardinero, horticultor, ambientalista,
además de artista y científico, y su historia en la Argentina comenzó en 1889
cuando llegó por un proyecto de dos años, pero -como sus plantas- echó raíces y
se quedó para siempre en el país. Convencido de que toda persona rica o
pobre, joven o vieja, tiene el derecho a disfrutar de un espacio público,
creó los parques más conocidos: el Tres de Febrero y
el Jardín Botánico, en Palermo; las Barrancas, en Belgrano; el Parque Centenario;
la Plaza Colón, detrás de la Casa Rosada; el Parque Lezama, en San Telmo; y el
eje Plaza de Mayo y de los Dos Congresos. Pero como una vida puede abarcar
muchas pasiones, Thays además inventó el concepto de parque natural y
así logró preservar el entorno de las Cataratas del Iguazú. También
hizo posible la industrialización de la yerba mate en su tiempo.
El jardinero francés que cambió Buenos Aires
Por esas bromas que tanto le gusta realizar al
destino, el hombre al que Buenos Aires le debe el 80 por ciento de sus
lugares verdes no nació en estas pampas sino en Francia, el 20 de
agosto de 1849. Su padre era un tipógrafo belga establecido en París y su
madre, una joven de Versalles. Thays fue discípulo de uno de los paisajistas
más reconocidos de su tiempo, Edouard André, con el que trabajó por toda
Europa. Fue el maestro quien lo recomendó para realizar el Parque Sarmiento en
Córdoba. Así fue como el discípulo dejó la glamorosa París para
trasladarse a la Argentina. Su plan original era quedarse por dos años,
sin embargo se aquerenció para siempre.
En 1891 lo nombraron director de Parques y Paseos
de la Ciudad de Buenos Aires, pero no fue elegido "a dedo" y mucho
menos por acomodo. Dijo que solo aceptaría el cargo si ganaba un
concurso público abierto a especialistas de todo el mundo. Se impuso
con un proyecto de desarrollo paisajístico urbano que proponía
convertir los bosques de Palermo en un gran paseo urbano, poblar la ciudad de
pequeñas plazas barriales que sirvieran de espacio de encuentropara los
vecinos y crear algunos grandes parques que funcionarían como enormes pulmones
para la ciudad. Y por supuesto no dejar calles sin arbolar ni plazas sin llenar
de flores.
Un amor de película
En una kermesse, Thays conoció a Cora Venturino, él
tenía 41 años, ella apenas 16, pero la atracción fue recíproca. Cora se
convirtió en su esposa pero también en la socia ideal que lo seguía feliz a su
trabajo con una canasta con la merienda.Primero lo hacía sola pero luego se
sumaron sus hijos, Carlos León y Ernestina. Para ellos su padre tenía el
mejor trabajo del mundo: diseñar plazas. La familia entera lo acompañaba
mientras el padre se encargaba de indicar dónde y qué plantar, delineaba
caminos y canteros, diseñaba rejas y obras ornamentales, armaba invernaderos y
hasta corregía o abría artificialmente fuentes o surtidores de agua.
Incansable, llegaba a trabajar más de veinte horas por día; él mismo
dirigía cada obra, pues no tenía equipo de trabajo. Por eso en medio de una
jornada agotadora, se escuchaba un "hup, hup", la manera cariñosa que
empleaba Cora para llamarlo e indicarle que era momento de hacer una
pausa para merendar. Con los años, sus nietos usaron esa expresión como apodo
para su adorado abuelo. Quizá por eso, en tiempos donde los medios de
transporte eran precarios, Cora no dudó en seguir a su marido a
Misiones para ayudarlo en la tarea de organizar el Parque Nacional
Iguazú, aunque esto implicó llegar a caballo hasta las cataratas, y soportar
un clima y un paisaje tan agobiantes como mágicos.
Apasionados por el verde, armaron su hogar dentro del Jardín Botánico de Buenos
Aires, en esa coqueta casita que todavía se conserva y donde hoy
funcionan las oficinas administrativas. Pero la casa no solo era refugio
familiar, sino también el lugar donde el matrimonio creó un centro
científico de relevancia internacional, dedicado al estudio no solo de
la flora argentina sino también de otras regiones del mundo.
Para ser
feliz, es preferible vivir en una cabaña dentro de un bosque que en un palacio
sin jardín
Carlos
Thays
Dicen que "un paisajista debe tener el
entusiasmo de un creador, la sensibilidad de un artista, la inspiración de un
poeta y la paciencia de un sabio". Repasando la vida de Thays esa frase no
fue un dicho sino un hecho, gracias a su tarea convirtió una Buenos Aires gris
y monótona en una suerte de jardín gigante y bello. Y ahí radica su talento:
solo un visionario podía imaginar cómo se verían esos vástagos de apenas 30
centímetros en 100 años. Trajo diferentes especies del norte como
tipas, jacarandás, lapachos, ceibos o palos borrachos y logró que se adaptaran
a una zona tan distinta y húmeda. Con paciencia de artesano criaba los
árboles en el vivero del Jardín Botánico donde planificaba cómo plantarlos,
mantenerlos y cómo se verían al crecer. Así pobló plazas, calles, regimientos y
hospitales con 150 mil árboles y como cada especie tiene una época de
floración, logró que los vecinos siempre puedan ver flores al andar.
Un hombre incansable
En Buenos Aires, Thays realizó 69 plazas y paseos
públicos, pero también otras provincias se maravillaron con su talento. Llevan
su firma los parques 20 de Febrero (Salta), 9 de Julio (Tucumán), San Martín
(Mendoza) y Urquiza (Entre Ríos). Su experiencia y conocimientos sumados a la
perfección de sus creaciones lo convirtieron en el preferido de las élites que
se lo disputaban al momento de contratarlo para embellecer sus propiedades. Así
fue como creó los jardines de unas cuarenta estancias entre las que se destacan
las tres de Julio Argentino Roca: La Larga y La Argentina en Buenos Aires y La
Paz, en Córdoba. Otra de sus obras es la estancia La Candelaria en Lobos donde
se encargó de parquizar 100 hectáreas e introdujo 240 especies. También La
Porteña, la estancia de San Antonio de Areco donde Ricardo Güiraldes escribió
Don Segundo Sombra y que llenó de eucaliptos, cedros del Líbano, robles y una
avenida de acceso con un árbol originario del Mediterráneo, el almez, que
todavía brinda su sombra. Todos estos parques conservan un sello que
los distingue: alrededor de la casa, un jardín de estilo francés,
rígido y geométrico, y el resto del lugar se adentra con el entorno, con un
diseño más libre y natural. Además siempre incorporaba un espejo de agua.
Pero Thays no trabajó
solo para la aristocracia argentina, él lo hacía para todos. Solía repetir que "para
ser feliz, es preferible vivir en una cabaña dentro de un bosque que en un
palacio sin jardín". Por eso, si los vecinos de los barrios le pedían una
plaza, allá iba a diseñarla. Si le solicitaban flores para una fiesta, no
dudaba en mandarles las más lindas y perfumadas. Su tarea era tan espectacular
que lo llamaban el "jardinero de la nación".
Thays se convirtió en un anciano muy alegre que
solía entretener a todos relatando las divertidas vivencias de su vida. Argentino por opción, no
olvidaba sus orígenes y solía cantar canciones francesas o entonar La
Marsellesa. A diferencia de otros protagonistas de la historia argentina, no
vivió la incomprensión que padeció Belgrano, ni tuvo la agitada vida privada de
Sarmiento ni los cuestionamientos de un Rosas o Urquiza. Su tarea no fue tan
ingrata como mandar hombres a la guerra ni tan controvertida como aumentar
impuestos. Fue Thays fue un hombre sabio con un espíritu desprovisto de interés
comercial o gloria personal que "simplemente" creó una arquitectura
tan bella que logró despertar las ganas de vivir en esta ciudad.
Cuando
murió, en Buenos Aires el 31 de enero de 1934, una multitud salió a acompañar
el paso del cortejo al cementerio de la Chacarita. Lo despidieron funcionarios y aristócratas, pero también obreros y
estudiantes, familias y trabajadores.Gente que deseaba expresar su agradecimiento a un hombre que
les había regalado el placer de enamorarse junto a un sendero de flores o de
sentir que Buenos Aires es una sucursal del cielo tapizada de flores de
jacarandá.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/2105385-la-curiosa-historia-de-amor-del-genial-paisajista-carlos-thays
Walt Disney le dió color a Mendoza En 1941, en una visita diplomática, el dibujante llegó a la provincia y paseó por nuestras calles. Los Andes lo entrevistó en exclusiva.
Una de las más memorables crónicas y entrevistas
que fueron publicadas por Los Andes es
la de Walt Disney en setiembre de 1941.
El mentor de un hito del cine que no tiene
comparación, tuvo una relación intensa y afectiva con nuestra provincia. Su llegada a Mendoza fue el 25 de setiembre del 41 y se instaló aquí por
varios días.
La visita fue parte de una gira por Sudamérica que
emprendió Disney, su esposa Lillian Bounds, y 16
colaboradores, entre los que se incluía a la única dibujante
femenina -Mary Blair- que tenía por entonces su compañía.
El propósito de la travesía era una misión
diplomática encomendada por el gobierno de Estados Unidos como parte de la
llamada “Política de buena vecindad”, que tenía por objeto fortalecer lazos
entre nuestro país y el del norte y frenar la influencia de los nazis y sus
aliados, en aquellas instancias de la Segunda Guerra. El viaje comprendía a
Brasil, Argentina, Chile y Perú.
La llegada de Disney tuvo una repercusión
extraordinaria entre los mendocinos. Y nuestro diario dio cuenta de este evento
inusual -el viernes 26 de setiembre- con una crónica y entrevista titulada:
“Walt Disney, que llegara ayer en avión a ésta, ha recogido nutrido material en
Argentina y creará otros personajes”.
La entrevista se realizó en inglés, ya que Disney
no hablaba el español. Y cuenta, textualmente, lo siguiente:
“Hemos entrevistado al extraordinario dibujante.
Cordial, ameno, de simpatía comunicativa, evacuó nuestras preguntas con buscada
llaneza, rehuyendo trascendentalismos. Desde luego, se imponía el interrogarle
acerca de las impresiones que se lleva de nuestra Nación. Al respecto nos
contestó:
-Evidentemente, mi impresión es óptima. Es un gran
país. Lo creo a tal punto que algunos artistas argentinos, que me han insinuado
la posibilidad de trabajar conmigo en Estados Unidos, les he manifestado, sin
eufemismos, que entiendo que en esta república hay elementos de riqueza
suficientes como pa- ra obtener un porvenir mejor. El de ellos, por lo menos, y
lo creo sinceramente de este modo, se encuentra aquí...
-¿Ha sido fructífera su labor en Buenos
Aires?
-En Buenos Aires me he divertido demasiado. Esto es
lo que puedo decir. Mi propósito era el de trabajar intensamente, pero la
diversión me ha dejado poco tiempo. No obstante, he hecho acopio de materiales.
Debo llevarlos hasta Estados Unidos y allí concentrarme para buscar su
aplicación en los dibujos animados. Algunos de mis colaboradores han ido a
Salta con el fin de buscar, asimismo, elementos de orden folklórico, ya en el
terreno de la música, ya en el de la danza o en el simplemente costumbrista.
Durante mi estada en la metrópoli argentina he visitado algunos “ranchos” y he
salido muy satisfecho. Puedo adelantar que algunos de mis próximos personajes
aparecerán tirando boleadoras...
-¿Algunos de sus personajes conocidos?
-No. Tengo la intención de crear uno especialmente
para films de esa índole. Posiblemente me inspire en el quirquincho... Por otra
parte, también me han interesado sobremanera algunas cosas pintorescas del
Brasil, fundamentalmente de extracción popular. No es difícil que recurra al
loro, ave típica de la zona, para que baile un samba... Ya veremos...
-Tenemos entendido que ha contratado al destacado
dibujante argentino Florencio Molina Campos...
-En efecto, aun cuando todavía no haya firmado
ningún compromiso, me he puesto en contacto con él. Creo que Molina Campos
aprehende certeramente el lado cómico de las cosas y consigue la faz risueña
del detalle. Su labor es conocida en Norteamérica, en donde algunas revistas
han publicado sus creaciones. Creo, asimismo, que su producción resulta
interesante porque posee el tipo del gaucho antiguo, cuya filiación es hoy
difícil de encontrar.
Su próxima labor
Salpicada de ocurrencias en que Disney destila un
ingenio sutil, de repercusión directa, prosigue la entrevista. En ella abre
brechas el notable dibujante para añadir conceptos y decir de vez en cuando una
ocurrencia, no por buscar comicidad sino espontáneamente.
Su rostro y sus ademanes se serenan y tornan cierta
gravedad al interrogarle acerca del concepto que tiene del porvenir del dibujo
animado. Su contestación es sobria y sencilla, pero en él se enciende un lógico
entusiasmo. Indudablemente, Disney “siente” su arte.
Contesta en los siguientes términos:
“Una de mis actividades estriba en que tengo a todas
y cada una de mis películas como experimentos. Evidentemente, creo que la
perfectibilidad es inalcanzable, pero entiendo, del mismo modo, que en cada
oportunidad se puede avanzar más. Personalmente, opino que el dibujo animado
tiene un porvenir al cual aun no pueden ponérsele límites. Hay un hecho
evidente: las más notables expresiones literarias han perseguido constantemente
el ideal de la fantasía. Se ha llegado a mucho pero, creo, no a la dimensión
alcanzada por el arte que cultivo. Además, el dibujo animado puede llegar a
zonas que le son vedadas a otras ramas de la cinematografía; las posibilidades
de la fotografía son limitadas. Para demostrárselo gráficamente, quiero decirle
que en “Fantasía” llegamos a la reconstrucción de animales prehistóricos
imprimiéndoles los movimientos que les eran característicos, por lo menos desde
el punto de vista de los especializados en paleontología. Así también, durante
los últimos diez años el dibujo animado ha tomado tal vuelo, ciertamente
insospechado, que esa misma circunstancia afirma la convicción de que su
porvenir escapa a lo que podamos imaginarnos. Desde luego que su perennidad y
su progreso se verán supeditados a la capacidad de los hombres que lo cultiven.
El dibujo animado debe desarrollarse, mantenerse y progresar a la altura de los
tiempos. Por lo demás, su misma función tiende a no restarle vuelos: no debe
servir solamente para solaz, para un momento de diversión; puede lograrse con
él finalidades educativas de gran alcance".
Donald hablará castellano...
Disney creyó, sin duda, que ya había dado mucho
pábulo a la seriedad. Por ello, aprovecha una pregunta para tornar a la
sonrisa. Una de las personas asistentes le pregunta si algunos de sus
personajes hablarán castellano en sus próximas películas. Sonriendo,
responde:
-El pato Donald quiere hablar castellano. Pero les
advierto una cosa: no lo entenderán más de lo que lo entienden ahora, con sus
gruñidos. Su lenguaje no puede ser más universal...”.
Al finalizar la entrevista, ese mismo día Walt, su
esposa y sus colaboradores se alojaron en el Plaza Hotel. Con una agenda muy
apretada -armada por Juan Carlos Alurralde-, visitaron al gobernador Adolfo
Vicchi y luego partieron a visitar algunas bodegas de Maipú y Luján. También
estuvieron en la Facultad de Artes de la UNCuyo y otras instituciones.
El sábado 27 el genial dibujante realizó una
presentación en los cines Avenida y Buenos Aires, en donde concurrieron más de
dos mil alumnos de escuelas primarias.
Paseó por la avenida San Martín, desde la calle Lavalle
hasta Sarmiento, para luego ir al Cerro de la Gloria y el Zoo. Todas estas
visitas fueron filmadas en colores por Disney.
Aquí se marca un hito, ya que es la primera vez en
la historia que la ciudad de Mendoza fue registrada con esa nueva tecnología en
aquel tiempo. Por la noche, los visitantes norteamericanos fueron invitados a
participar en un baile en su honor en el Club Unión.
Walt, Lillian y el grupo, viajaron hacia Tupungato
y visitaron la estancia “Los Árboles” de
Fabián Correas y la finca de Juan Carlos Alurralde. Disney se vistió de gaucho
y por supuesto se comió un buen asado acompañado por excelente vino mendocino.
Además, el creador de Mickey, participó de una
jineteada montando un potro y demostrando una destreza que dejó a todos
boquiabiertos.
El lunes 29 partieron desde el aeropuerto ‘Los
Tamarindos’ hacia Santiago de Chile. “El público los despidió con grandes aplausos”.
Fuente: http://losandes.com.ar/article/view?slug=walt-disney-le-dio-color-a-mendoza
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