1874. A punto de ser atacado por indios de Carhué, el sacerdote Jorge María Salvaire le rogó a la Virgen de Luján que salvara su vida. En ese instante, el capitanejo Ignacio Pallán (pariente de Namuncurá) lanzó su poncho encima del cura en señal de protección. Salvado, Jorge María dedicó el resto de su vida a difundir la historia de Nuestra Señora de Luján y a construirle una gran iglesia. Con donaciones grandes y pequeñas se inició la obra. El ideólogo de la basílica murió en 1899, cuando el santuario era un proyecto en marcha. Así se veían las torres en construcción durante el Tedeum del 25 de mayo de 1925.
Daniel Balmaceda
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