Hacia fines del siglo pasado, la vieja cárcel construida inmediatamente después del terremoto de 1861, ya no satisfacía las necesidades de una ciudad que en sus tres últimas décadas había cuadruplicado su población. Aparte de ello, estaba emplazada en un sitio muy central, frente a la Plaza Independencia, y donde no tenía posibilidades de expansión. Los escasos recursos con que fue realizada la obra y el sistema constructivo empleado, determinaron que en un par de décadas se convirtiera en un edificio vetusto e inapropiado para cumplir sus funciones. Sin embargo, este edificio significó un importante antecedente para la actual penitenciaría, ya que fue el primer ejemplo en el país (1864) de utilización, en este tipo de obras, del esquema funcional panóptico en su variante radial. En el plano del proyecto del Parque Público del Oeste, realizado por el arquitecto Carlos Thays en 1896, aparece la futura Penitenciaría, en un predio próximo a la actual Av. Libertador y al este del Hospital Provincial (actual Emilio Civit). El proyecto fue realizado en 1895 por el ingeniero Nicolás A. de Rossetti, dentro del ámbito de una repartición provincial, la Superintendencia provincial de Irrigación y Obras Públicas. El proyecto original de Rossetti comprendía un conjunto de edificios encerrados dentro de un muro perimetral con forma de polígono hexagonal (de 150 metros de lado), y con un torreón para centinela en cada vértice, en forma de cono truncado. El área contenida por el muro de circunvalación se dividía en dos partes: la anterior, ocupada por juzgados, dependencias de servicios generales y la Administración, con una torre almenada de 18m de altura sobre el frente; y la parte posterior, hacia el oeste, donde se ubicaba el edificio de las celda, de planta radial panóptica con cinco alas de celdas y una de servicios. El cuerpo central, que une todos los bloques era de forma dodecaedra y estaba cubierto por una bóveda. En este sitio estaba prevista la colocación (tal como aconteció en la antigua cárcel) de una altar para oficiar misa, de manera que los detenidos pudiesen participar de la ceremonia, desde sus celdas. La acción de los médicos sanitaristas de fin de siglo (Salas, Lemos y Coni) influyó en las características de la “nueva penitenciaría”. Se consideraron como premisas básicas de diseño: las condiciones higiénicas de iluminación y ventilación natural en todas las celdas, la utilización de materiales que facilitaran el aseo, y la provisión de una letrina, una cama y luz eléctrica para cada celda. El edificio finalmente se construyó en otro predio, sobre la actual Av. Bolougne Sur Mer y más hacia el norte. Al proyecto de Rossetti, se le realizaron algunas modificaciones en la planta que no variaron, esencialmente, la propuesta original del panóptico estrellado, ni tampoco sus aspectos estético-formales e ideológicos. El muro perimentral, en lugar de definir una figura hexagonal, fue rectangular, probablemente para permitir la posibilidad de expansión futura hacia el oeste. Fue tradición, en este tipo de edificios, de adoptar un lenguaje formal “romático-historicista”, que otorgase el aspecto de una fortaleza cerrada e invulnerable, con una imagen netamente medieval. Precisamente la memoria descriptiva del proyecto aclara que: “La construcción es toda de piedra de la localidad y de estilo florentino del siglo XVI”. La expresión exterior está definida por la muralla alta y ciega, en sillería de piedra y los torreones para centinelas con pretiles almenados. En una actitud propia del historicismo, se eligió este lenguaje formal por los contenidos simbólicos que posee, en este caso, evocadores de la idea del aislamiento e infranqueabilidad, desvinculándolo del tiempo y función originales. La capacidad original del establecimiento fue de 350 a 400 celdas y de acuerdo al espíritu de la Constitución Nacional (“Las cárceles son hechas para seguridad y no para castigo de los detenidos”), también estaban previstos diferentes talleres de rehabilitación laboral. En su edificación, que se realizó en diferentes etapas, intervinieron importantes constructores locales, en su mayoría italianos, entre los cuales merecen destacarse Ricardo Ciancio y Manuel Mignani, quienes recibieron un premio honorífico del gobierno provincial, precisamente por la realización de esta obra. El edificio fue inaugurado en 1906, durante la gobernación del Dr. Carlos Galigniana Segura.
Fuente: https://hugoolaguna.wordpress.com/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario