lunes, 3 de enero de 2022

'Debemos estar ganando la guerra'


Existe un viejo cuento donde debido a la intensa niebla que aquejaba Londres se suspende un partido de futbol a poco de comenzar. Al rato de estar en el vestuario un equipo se da cuenta que faltaba su arquero y salen a buscarlo. Lo encuentran atento y agazapado bajo los tres palos esperando algún ataque rival. Sus compañeros le avisan que el partido se había suspendido hacía como media hora. El arquero sorprendido responde "-Ya me parecía que estabamos dominando mucho". Eso mismo debió haber pensado Shōichi Yokoi luego de 28 años de guardia sin ver a un solo enemigo, en realidad la guerra había terminado hacía 27. Cuando la noticia se hizo púbila parecía un invento, era muy bizarra para ser cierta, no solo era verdadera, no fue la única. La segunda batalla de Guam fue una carnicería para las tropas de defensa japonesas. El 10 de agosto de 1944 el sargento del ejército imperial Japonés, Shōichi Yokoi, recibe la orden de replegarse por la jungla hasta las cuevas de las colinas. Shōichi y 10 de sus hombres cumplieron la orden y lograron evadir a las tropas de los EEUU. como un ganador de la escondida no sabía cuando terminaría el juego. Lograron confirmar que la isla había sido ocupada y estaba seguros que vendrían por ellos. Pero nunca lo hicieron, es que desconocían su existencia. El error de Shōichi fue pensar que el Imperio Japonés jamás se rendiría. Jamás abandonó su alerta militar y apenas salían del escondite para conseguir alimentos. Un año después cayeron sobre ellos panfletos anunciando el final de la guerra. Shōichi lo creyó una maniobra para dar con ellos y no le hizo caso, pero esa misma noche 7 de sus hombres desertaron. Creyendo que delatarían su posición se mudaron de cueva. Y tuvo razón, por ello la única expedición que mandaron no los encontró, en 1955 se los declaró oficialmente muertos. Sus 2 compañeros fueron envejeciendo y muriendo hasta que en 1964 se quedó solo. Cada vez salía menos porque su arma había quedado obsoleta. El 24 de enero de 1972 fue divisado por los aldeanos Jesús Dueñas y Manuel de Gracia. Creyéndolo un ladrón lo atraparon y entregaron a las autoridades. Shōichi se hizo famoso y millonario, le abonaron los salarios del ejército atrasados de 28 años mas aguinaldo, vacaciones e intereses. Y le dieron la baja. Pese a estas buenas noticias para Shōichi, ya tenía 57 años, era grande para cambiar de vida por lo que siguió con una vida austera. Cuando murió en 1997 no hizo necesario buscar un lugar donde enterrarlo, ya tenía una tumba vacía desde 1955. A pesar de ser el mas famoso, no fue el último soldado japonés en rendirse después de la guerra, los siguientes fueron el teniente Hirō Onoda y el soldado Teruo Nakamura en diciembre de 1974. Pequeñas Piezas de la Historia, por Gabriel Horacio Blasco Dantuono

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