Foto: Bilarchiv PreuBischer KulturBesitz
Lo que vino después fue aún mucho peor. Por medio del Tratado de Versalles, que rubricaba el final de la guerra, los aliados iban a imponer a los perdedores unas condiciones durísimas, que más tarde se convertirían en asfixiantes. Alemania perdía una octava parte de territorio y una décima parte de la de población y era obligada a desmantelar el ejército y a pagar unas enormes reparaciones de guerra a los vencedores por los daños que había causado. La situación provocó la alegría de los aliados, que salían de la guerra con unas enormes ganancias territoriales, especialmente en Oriente Próximo, a costa del antiguo Imperio Turco, y la desesperación de los alemanes, que iban a sentirse víctimas de unas decisiones injustas.
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