Transcripción:
Excelentísimo señor
Por conducto de los espías que mantengo en Chile, sé con repetición que es indudable la expedición a esta banda del General Osorio. El 4 ha salido ya una división de artillería a la villa de San Gabriel, sita en el pie de la cordillera por el camino del Portillo; y se hallan prontos de cuatro a cinco mil caballos en los potreros inmediatos a otra ciudad, como igualmente novecientos quintales de galleta, de chasqui y otras municiones de boca. Le tengo dicho a V.E, que para el caso de defensa o retirada, en el caso de que la fuerza enemiga sea tan superior que no se pueda verificar aquella, sin una probabilidad de ser destituida la de esta guarnición, es de necesidad absoluta se sirva ordenar V.E. que por la posta se remitan ciento y cincuenta soldados de caballería, que sirvan de base a las operaciones de los que se nombran escuadrones de esta Capital, inútiles por su poca disciplina sin este apoyo. Y creo que es llegado el caso de que se realice mi petición, como así mismo los soldados del Batallón 11 están en una desnudez tan completa que es imposible puedan sufrir los rigores de la campaña que va a abrirse sin exponerse a perecer; y así es que suplico encarecidamente a V.E. que con la misma precisión tenga a bien mandar la remisión de los vestuarios que con tanta antelación está prevenido por el Sr. Ministro de la Guerra iban a marchar.
V.E. descanse seguro que realizada la invasión del enemigo, a pesar del deplorable estado de mi salud, no dejaré mal puesto el nombre de las Armas de las Provincias Unidas del Sud, que tengo tanto honor de mandar; y a cuyo efecto tomo cuantas providencias me permiten los pocos recursos y sugieren mi corto talento.
Dios guíe a V.E. muchos años. Mendoza, 8 de febrero de 1815, a las 10 de la noche.
Excmo. Sr.
José de San Martín.
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