lunes, 5 de mayo de 2025

24 de junio de 1916, Eduardo Bradley y Ángel María Zuloaga, con el aerostato “Jorge Newbery”, cruzaron por primera vez la Cordillera de los Andes


Los aeronautas Eduardo Bradley y Ángel María Zuloaga, que habían realizado en 1915 excelentes vuelos en aeróstatos, decidieron intentar el cruce de los Andes en globo desde Santiago de Chile a Mendoza. Lo proyectaron de Oeste a Este porque los vientos predominantes en alturas superiores a 7.000 metros, que necesitaban para trasponer las más altas cumbres de los Andes, soplaban generalmente del cuadrante del Oeste, es decir, desde Chile hacia la Argentina. Se trasladaron a la nación trasandina en tren, llevando dos globos: el “Eduardo Newbery”, de 2.200 m3 de capacidad, nombre dado en homenaje al aeronauta desaparecido el 17 de octubre de 1908 con el globo “Pampero”, y el “Teniente Origone”, de 1.200 m3, bautizado así en memoria del primer aviador argentino que perdiera la vida en la carrera aérea a Mar del Plata, del 19 de enero de 1913.  El 24 de junio de 1916, a las 8,30 horas, el globo, esta vez inflado con buen gas, mitad hidrógeno y mitad gas de alumbrado empezó a tomar rápidamente altura. El aeróstato “Eduardo Newbery” fue alcanzando 8.000 metros, a medida que era desplazado decididamente hacia el Este. La difícil prueba fue realizada en forma brillante, no sin que los intrépidos aeronautas tuviesen que arrojar al vació todo el lastre, víveres y armas, y quedarse solamente con sus ropas, las máscaras de oxígeno y el barógrafo sellado fiscalizador de la prueba suspendido arriba de sus cabezas, en el aro del globo. Después de 3 horas y 30 minutos de vuelo y haber sufrido en la barquilla de mimbre abierta, que se conserva en el Museo Nacional de Aeronáutica, temperaturas de 33º bajo cero, aterrizaron en el valle del río Uspallata, provincia de Mendoza, al borde de un precipicio.

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