viernes, 5 de enero de 2018

Un Sport agradable. Bañistas paseándose en un yate terrestre en St. Cuns Bay, Jersey. (año 1929)


Hotel de Potrerillos. (año 1951) Mendoza


Casa Central del Banco Nación en Buenos Aires. (año 1910)


Efemérides. 5 de Enero de 1857, Muere Gregorio Aráoz de Lamadrid


Nació en San Miguel de Tucumán, el 28 de noviembre de 1795 y murió en Buenos Aires,el 5 de enero de 1857 fue un militar argentino, guerrero de la Independencia argentina, de las guerras civiles y líder del partido unitario. En 1811 Gregorio Aráoz de Lamadrid se enroló en las milicias de Tucumán. Rápidamente se puso a las órdenes del general Manuel Belgrano, comandante de la segunda campaña al Alto Perú contra los realistas, con el grado de teniente, luchó en las batallas de Tucumán, Salta, Vilcapugio, Tambo Nuevo y Ayohúma. Regresando de esta última derrota, logró algunos éxitos menores en la retirada, en Colpayo y Posta de Quirbe.

A órdenes de José Rondeau hizo la tercera campaña al Alto Perú, luchando en Venta y Media y Sipe-Sipe. Nuevamente ayudó a mejorar la retirada de su ejército peleando en pequeños encuentros, en Culpina y Uturango. En una arremetida personal salvó al general Francisco Fernández de la Cruz de ser capturado por los españoles, lo que le valió el ascenso al grado de teniente coronel.

Nuevamente nombrado Belgrano como jefe del Ejército del Norte, lo convirtió en su oficial favorito. Por orden suya fue enviado como segundo del coronel Juan Bautista Bustos, para enfrentar al caudillo santiagueño Juan Francisco Borges, al que derrotó en Pitambalá. Dos días después lo fusiló por orden de Belgrano.

Poco después, Belgrano lo mandó a una expedición de reconocimiento, atacando a los realistas por la retaguardia. Pero se desvió hacia Tarija y consiguió derrotar en Tolomosa al coronel Andrés de Santa Cruz (el futuro dictador de Perú y Bolivia), y ocupar la ciudad, y poco después consiguió otra victoria en Cachimayo. Desoyendo las órdenes de Belgrano, y apenas con 400 hombres, avanzó hasta Chuquisaca, empresa que iba mucho más allá de sus posibilidades, y atacó la ciudad por sorpresa. La sorpresa no funcionó, fue derrotado y tuvo que huir por la sierra y la selva, derrotado en la batalla de Sopachuy, y volviendo a Tucumán por el camino de Orán. Como premio fue ascendido a coronel.El Ejército del Norte se desvió de su misión original de hacer la guerra en el Alto Perú para enfrentar a las montoneras federales del litoral, y a órdenes de Juan Bautista Bustos fue trasladado a Córdoba. Allí se enfrentó con los santafesinos de Estanislao López y peleó en la batalla de La Herradura. Después de la batalla, Bustos decidió no continuar con la guerra civil, ya que no era para eso que ninguno de ellos se había enrolado. Lamadrid se ofreció a arrestarlo y "pegarle cuatro tiros", pero Belgrano no lo autorizó. A fines de 1819, el general abandonó el ejército hacia Tucumán, harto también él de esta guerra fraticida.

Al estallar el Motín de Arequito, por el que la mayor parte del Ejército se negó a seguir la guerra civil, Lamadrid quiso atacar a los sublevados, pero nada pudo hacer sin sus hombres, que se unieron a la rebelión.

Se retiró a Buenos Aires, donde se dedicó a tratar de sostener a todo trance al gobierno de turno, pero no lograba saber con precisión a quién obedecer. Acompañó a Manuel Dorrego en la campaña hacia Santa Fe contra los caudillos autonomistas pero no estuvo en la Batalla de Gamonal. Hizo también una breve campaña al sur de la provincia de Buenos Aires, en la que conoció al entonces coronel Juan Manuel de Rosas, que le causó una agradable impresión.

De regreso pasó a la provincia de Santa Fe, que había sido invadida por Francisco Ramírez. Pero no quiso esperar a su antiguo enemigo, y se adelantó a luchar contra el entrerriano sin López; fue seriamente derrotado en Coronda, en el mismo lugar donde, al día siguiente, López derrotaría a Ramírez.

Se retiró del ejército y se dedicó a trabajar en el campo en San Miguel del Monte (muy cerca de la estancia de Rosas). Fue llamado nuevamente al ejército para acompañar al gobernador salteño Arenales, que se disponía a avanzar sobre el Alto Perú, a enfrentar al último jefe realista. Pero apenas entrados en el Alto Perú, se encontraron con que Sucre había ya obtenido su independencia de la corona de España (declarada el 6 de agosto de 1825) y separado a Bolivia del territorio argentino.Fue gobernador de la provincia de Tucumán, y efímeramente de las provincias de Mendoza y La Rioja. Luchador permanente, tuvo reputación de ser un general valiente hasta el grado de temerario. Domingo Faustino Sarmiento le llama en su célebre Facundo, el más "valiente de los valientes"

Vista Panorámica de la Ciudad Capital, de la Provincia de Salta. (año 1910)


Socios del Club de Andinismo de Mendoza, se divierten en una ronda (centro un muñeco de Nieves). Puente del Inca. (año 1929)


La moda de los trajes de baño, en el año 1929


jueves, 4 de enero de 2018

Vinos Capilla de Nieve. De Torres y Sgobba. (año 1950) Mendoza


Distribuidora de Films Cóndor, el sello de los grandes éxitos de películas Argentinas de la década de 1950.


Efemérides. 4 de Enero de 1903. Una elefante víctima del progreso.


En 1903 en Estados Unidos el científico Thomas Alva Edison y los dueños del circo de Luna Park en Coney Island ejecutan a Topsy por medio de corriente alterna procedente de una fuente de 6600 voltios; esto por una disputa con Nikola Tesla acerca de los peligros de la corriente alterna y las ventajas de la corriente continua. Topsy que nació alrededor de 1875 y murió el 4 de enero de 1903 fue una elefanta de circo que murió electrocutada. Topsy era una elefanta domesticada del Forepaugh Circus de Coney Island. Nació en el sureste de Asia alrededor de 1875. Mató a tres hombres, incluido a un domador borracho que le daba de comer cigarrillos encendidos. Sus propietarios la consideraron un peligro, así que decidieron matarla.

En principio decidieron que fuera ahorcada, pero la American Society for the Prevention of Cruelty to Animals protestó y se consideraron otras alternativas. Thomas Edison, que a la sazón estaba en medio de una disputa con Nikola Tesla, acerca de los peligros de la corriente alterna (AC) y las ventajas de la corriente continua (DC), trató de que fuese electrocutada con corriente alterna, con lo que conseguiría además probar los peligros de ésta, y convenció a la protectora de animales. Antes de electrocutar a Topsy, se le dio de comer zanahorias rellenas con 460 gramos de cianuro de potasio. A continuación se le aplicó corriente alterna procedente de una fuente de 6 600 voltios, que la mató en menos de un minuto. El suceso fue presenciado por 1 500 personas y el cortometraje filmado por Edison, Electrocutando al elefante, se mostró en cines de todo el país.

El 20 de julio de 2003 se inauguró un monumento en su honor en el Coney Island Museum.

Puente del inca ca. 1915. Mendoza


Archivo Augusto Bruna
Enterreno Chile

Efemérides. 4 de Enero de 1952. Diario de Motocicleta. El Che Guevara y Alberto Granado inician su viaje por América

En 1952, Ernesto Guevara realizó con Alberto Granado el primero de sus dos viajes internacionales por América. Salieron el 4 de enero de 1952, desde San Francisco, Córdoba en la moto de Granado, llamada la Poderosa II. El viaje duró siete meses y después de pasar por Buenos Aires, Miramar y Bariloche, entraron a Chile por el lago Todos los Santos. En Chile pasaron por Osorno, Valdivia, Temuco y Santiago donde abandonaron la moto, averiada definitivamente. Se dirigieron al puerto de Valparaíso desde donde viajaron como polizones en un buque carguero hasta Antofagasta. Desde allí por tierra, principalmente en camiones, visitaron la gigantesca mina de cobre de Chuquicamata para dirigirse luego a la frontera con Perú, subiendo la cordillera por la provincia de Tarata, en la región de Tacna, hasta al lago Titicaca. En abril llegaron al Cusco, la antigua capital del Imperio Inca. Visitaron las ciudades incaicas del Valle Sagrado de los Incas y Machu Pichu y luego partieron hacia Abancay, capital de la Región Apurímac, donde visitaron el leprosario de Huambo, cerca de la ciudad de Andahuaylas. El 1 de mayo de 1952 arribaron a Lima donde establecieron una estrecha relación con el médico Hugo Pesce, conocido especialista en lepra, discípulo de José Carlos Mariátegui y dirigente del Partido Comunista Peruano, que influiría decisivamente en las decisiones de vida que adoptaría Guevara. El doctor Pesce los conduce al Hospital Portada de Guía, un leprosario ubicado en la periferia de Lima.​ En este lugar atienden a los pacientes del mal de Hansen y habitan por unos meses. De allí se dirigieron a Pucallpa donde embarcaron hacia Iquitos y se instalaron para colaborar con el leprosario de San Pablo a las orillas del río Amazonas, donde médicos y pacientes les regalaron una balsa llamada Mambo-Tango para continuar su viaje navegando el río aguas abajo. En balsa llegaron hasta la población fronteriza colombiana de Leticia, donde se desempeñaron como entrenadores del equipo de fútbol del pueblo. Volaron en hidroavión a Bogotá y allí se alojaron en las instalaciones de la ciudad universitaria de la Universidad Nacional de Colombia y su hospital, el San Juan de Dios. En ese momento, Colombia atravesaba la época de La Violencia, donde fueron arrestados pero prontamente liberados. En bus se dirigieron a Caracas, capital de Venezuela, donde Granado obtuvo empleo en un leprosario por recomendación de Pesce. Ernesto, por su parte, debía terminar sus estudios, por lo que decidió volver, utilizando un avión de carga de un familiar que hacía escala previa en Miami, donde trabajó de empleado doméstico de una azafata y lavaplatos en un restaurante. El 31 de julio de 1952 volvió a Buenos Aires. Guevara como Granado realizaron diarios de viaje, mundialmente conocidos como Diarios de motocicleta, en los cuales se basó la película de Walter Salles de 2004, que relata este periplo. Para ambos el viaje significó un contacto directo con los sectores sociales más relegados y explotados de América Latina. Para Ernesto Guevara resultó importante para comenzar a definir sus ideas y sentimientos sobre las graves desigualdades sociales latinoamericanas, el papel de los Estados Unidos y cuáles podrían ser las soluciones. La influencia del médico Hugo Pesce sobre Ernesto fue muy grande, tanto por su visión mariateguista del marxismo, que replanteaba el papel de los indígenas y campesinos en los cambios sociales en América Latina, como por el ejemplo personal de vida como médico dedicado a los problemas de salud de los pobres y marginados. Al publicar su primer libro, La guerra de guerrillas, el Che Guevara le envió un ejemplar dedicado a Pesce diciéndole que reconocía haberle provocado «un gran cambio en mi actitud frente a la vida»Finalizó sus estudios de medicina en la UBA (Universidad Nacional de Buenos Aires). En seis meses aprobó las 14 asignaturas que le faltaban, y el 11 de abril de 1953 recibió el título de médico, registrado bajo el legajo 1058, registro 1116, folio 153 de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires.

Efemérides. 4 de Enero de 1831. Se firma en Santa Fe el Pacto del Litoral (Pacto Federal) entre las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe


Más tarde se incorpora Corrientes. El Pacto Federal fue un tratado suscrito en la ciudad argentina de Santa Fe el 4 de enero de 1831 por las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, integrantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en el que se constituyó una alianza ofensiva y defensiva entre esas provincias federales para hacer frente a la Liga Unitaria formada poco antes. Por razones de renuncia de su representante, la provincia de Corrientes, que participó en las discusiones preliminares, adhirió al pacto posteriormente, incorporando su diputado a la Comisión Representativa el 19 de agosto de 1831. El Pacto Federal es considerado como el punto de arranque del período de transición, finalizado con el regreso de Juan Manuel de Rosas al gobierno de Buenos Aires en 1835, entre los períodos históricos de la organización de la República Argentina denominados Provincias Unidas del Río de la Plata y Confederación Argentina. a primera reunión entre las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Buenos Aires, con motivo de concretar una alianza, se realizó en Santa Fe el 20 de julio de 1830. Contó con la presencia de los diputados Domingo Cullen por Santa Fe, Diego Miranda por Entre Ríos, Pedro Ferré por Corrientes y José María Roxas y Patrón por Buenos Aires.

Proyectos de tratado
Se decidió confiar a Roxas y Patrón y a Ferré la redacción de un proyecto de tratado. El diputado correntino planteó tres puntos:

Que debía permanecer la representación de las provincias ligadas, hasta tanto se organizase la nación, con atribuciones determinadas
Que esa misma representación debía hacer lo imposible para conseguir la organización general del país
Que la misma representación arreglase el comercio extranjero y la navegación de los ríos
Roxas y Patrón se opuso a estas ideas, alegando no poseer las facultades para tratar esas cuestiones, por lo que el 24 de julio el diputado por Buenos Aires presentó su proyecto de tratado. En un memorándum explicativo señalaba que era cierto que los habitantes de las demás provincias debían pagar, en la aduana de Buenos Aires el precio de lo que consumían y además los derechos de exportación de productos. Pero alegaba que Buenos Aires afrontaba la deuda nacional, velaba por la seguridad en las costas y vigilancia del Río de la Plata, mantenía agentes y cónsules en países extranjeros, atendía las relaciones exteriores y respondía a los perjuicios causados por los corsarios de la república. Ferré le contestó con otro memorándum donde criticaba la libre importación de productos y la exclusividad del puerto de Buenos Aires, bases del comercio de esa época. Proponía la habilitación de otros puertos, entre ellos el de Santa Fe, la prohibición de la importación de algunos productos y que los ingresos de la aduana beneficiasen a todas las provincias.

En su proyecto Ferré proponía que la comisión de diputados de todas las provincias tuviera a su cargo las tareas de hacer la paz y declarar la guerra, organizar los ejércitos, decidir la utilización de los fondos para sostener a estos e invitar a todas las provincias a un congreso general que las organizara y declarara una constitución. Hasta que llegase ese momento, la comisión atendería el comercio exterior, regularía la navegación de los ríos Paraná y Uruguay y promovería el desarrollo industrial. Roxas y Patrón permaneció inflexible y Ferré optó por retirarse de las negociaciones. El gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, envió instrucciones a Roxas y Patrón para que aceptara la constitución de una comisión compuesta por un diputado por cada una de las provincias litorales. El gobernador santafesino Estanislao López comunicó a sus colegas de Entre Ríos y Corrientes que nombraran sus representantes para continuar con la labor. Finalmente los representantes de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos lograron ponerse de acuerdo y firmaron el 4 de enero de 1831 el Pacto Federal. Corrientes se adhirió al tratado más tarde, incorporando su diputado el 19 de agosto de 1831 a la Comisión Representativa de los Gobiernos de las Provincias Litorales de la República Argentina creada por el pacto y establecida en la ciudad de Santa Fe. La firma del pacto provocó ciertas repercusiones entre las provincias y se establecieron ciertos mandatos que debían cumplirse. Ellos eran:

Se obligaban a resistir cualquier invasión extranjera al territorio de alguna de las provincias contratantes, o de cualquiera de las otras que componían el Estado argentino.
Constituían una alianza ofensiva y defensiva contra toda agresión por parte de las demás provincias de la república, que amenazara la integridad e independencia de sus territorios.
No podían celebrar tratados particulares sin previa aceptación de las demás provincias, pero no lo negarían, siempre que no perjudicara al interés general.
Prometían no dar asilo a ningún criminal que huyera de las otras dos por delito cualquiera que sea, y ponerlo a disposición del gobierno respectivo que lo reclame como tal.
Permitían la libre entrada y salida de las personas o frutos de una provincia a otra por vía fluvial o terrestre sin que se aplicasen impuestos de ninguna índole.
En cada provincia todos los ciudadanos de las demás poseían los mismos privilegios, salvo desempeñar la gobernación, en cuyo caso deberían ser nacidos en la provincia en la cual ejerciesen como gobernador.
Las demás provincias podrían asociarse a la liga de las provincias del litoral bajo las mismas condiciones que las primeras y con previa aceptación de estas.
En caso de ser atacada una de las firmantes, sería socorrida por las otras cuyas fuerzas estarían bajo el mando del gobierno local.

Efemérides. 4 de Enero de 2013. Dos primas de los albores de la población de América.

El análisis del ADN de una bebé que murió hace 11.500 años dio luz a una nueva teoría de cómo se pobló América

Los científicos lograron secuenciar el genoma completo del fósil y concluyeron que "los ancestros de los amerindios proceden todos de una misma población llegada por un único movimiento migratorio" durante la era glaciar.Murió con seis semanas de edad hace 11.500 años, pero tiene mucho que decir. El análisis del ADN del fósil de una bebé hallado en Alaska permitió precisar cómo llegaron los primeros humanos al continente americano, según un estudio publicado el miércoles.


Los restos de la niña fueron descubiertos en 2013 en el parque arqueológico de Upward Sun River, en Alaska. El bebé fue bautizado "Xach'itee'aanenh t'eede gaay", o "la pequeña del amanecer", por la comunidad indígena local. Para los científicos es "USR1", en referencia al lugar donde fue hallada. Había sido enterrada junto a una recién nacida también de sexo femenino aún más joven, que también fue estudiada por el equipo científico formado por investigadores de las universidades de Copenhague, de Cambridge y de Alaska.
Una gran parte de la comunidad científica coincide en estimar que las primeros humanos que pisaron el suelo del continente americano pertenecían a grupos procedentes de Asia al final del último periodo glaciar (Pleistoceno Superior). En esa época de glaciación, el nivel de los océanos había bajado y un puente terrestre correspondiente al actual estrecho de Bering permitía pasar de Siberia a Alaska.
Pero quedan aún muchos interrogantes sobre la fecha de llegada de estas poblaciones y sobre la forma en que ocuparon el continente americano.
El equipo de investigadores, cuyos trabajos fueron publicados en la revista Nature, logró secuenciar el genoma completo del bebé USR1.
No pudieron sin embargo secuenciar el de la recién nacida por falta de muestras de ADN suficientes. Pero los análisis genéticos permitieron mostrar que las dos niñas estaban emparentadas y eran probablemente primas. La "pequeña del amanecer" dio una gran sorpresa a los investigadores: su patrimonio genético no corresponde a las dos ramas conocidas de los primeros amerindios (llamados del "norte" y del "sur").
Los científicos descubrieron que pertenecía a un grupo hasta entonces desconocido, que bautizaron "antiguos beringuianos".
"No sabíamos que esta población existía", subraya Ben Potter, profesor de antropología en la Universidad de Alaska a Fairbanks. Otros análisis permitieron aportar "la primera prueba genética directa de que los ancestros de los amerindios proceden todos de una misma población llegada por un único movimiento migratorio" durante la era glaciar, según el estudio.
Esta ola migratoria podría haber tenido lugar hace más de 20.000 años, subraya la Universidad de Cambridge en un comunicado.
(Con información de AFP)

Efemérides. 4 de enero de 2010: Falleció Roberto Sánchez, popularmente conocido por su sobrenombre artístico de #Sandro. fue un cantautor, actor, músico y compositor argentino de balada romántica, música rock and roll y pop en castellano. Incursionó varias veces en el cine, como actor e incluso como director. Foto: El cantante argentino Sandro en un instante de su actuación en el Club San Lorenzo de Almagro durante la última velada de Carnaval, 1972.


Construcción del camino Internacional a Mendoza, 1968

Un bulldozer desplaza tierra durante la construcción de la carretera Los Andes - Mendoza (ruta 60)

autor: Jack Ceitelis

Cristo Redentor de Los Andes, década de 1960


Fotografía Riefschneider, Enterreno Chile

Patinaje sobre ruedas en las calles de Berlín, 1910.


El convento de Salta, para los valientes de ayer y los novios de hoy Antes de ser habitado por monjas carmelitas, fue hospital de guerreros de la Independencia; ahora es el elegido para una curiosa costumbre de los casamientos

La iglesia de San Bernardo, construida en el siglo XVII delante del cerro que lleva el mismo nombre, es una de las reliquias arquitectónicas del país. Cumplió funciones de hospital en los primeros años de la Guerra de la Independencia, pero a partir de 1820, abandonado a su suerte, fue deteriorándose. Por fin en 1844, gracias a la gestión del padre Isidoro Fernández, se convirtió en convento de clausura y, desde entonces, fue ocupado por monjas carmelitas.
A pesar de su hermetismo, el convento guarda una curiosa relación con los casamientos. No nos referimos a la actual costumbre de las novias que posan en el frente para sumar la vista al álbum de su gran día, sino a un viejo hábito que perdura y tiene que ver con el temor a que llueva el día de la fiesta.
Existe una antigua creencia de que se logra alejar la lluvia enterrando en un jardín o potrero un huevo de gallina. En la ciudad de Salta, esa idea popular ha derivado en la siguiente tradición: los días previos al casamiento, algún pariente, en vez de enterrarlos, lleva huevos al convento.
La escena se repite casi todas las semanas: el emisario traspasa la puerta de estilo barroco y se topa con una segunda entrada que siempre está cerrada. Golpea en una ventana y anuncia que trae huevos: "Para que no llueva el sábado", por ejemplo. Las monjitas, ya acostumbradas, abren una pequeña puerta por donde asoma una bandeja giratoria. Allí se colocan los huevos.
Del otro lado, reciben el paquete y entregan a cambio un pequeño libro con rezos. Lo que termina generando que muchos lo aprovechen y recen para que no llueva.
En 1941, el tradicional y concurrido convento de San Bernardo fue declarado Monumento Histórico Nacional. Merecido reconocimiento al sitio que dio albergue a las bajas de los ejércitos que actuaron bajo las órdenes de Castelli, Belgrano y Rondeau.

miércoles, 3 de enero de 2018

Academia de Bailes de Salón Guarnieri. Calle Lavalle 251. Ciudad Capital de Mendoza. (año 1944)


Champagne, Ángel M. Espiño- Bodega de Lujan de Cuyo- (año 1944) Mendoza


Delia Larrive Escudero, representante del departamento de Godoy Cruz, coronada primera Reina Nacional de la Vendimia. (año 1936) Mendoza


Efemérides. 3 de enero de 1915: Se funda el Club Atlético Lanús. Foto: "El quinteto goleador de Lanús" - Carranza, Lugo, Fernández, Rojas y Moyano, año 1956.


Efemérides. 3 de enero de 1833: Fuerzas del Reino Unido desembarcan en las islas Malvinas y expulsan a la administración de Argentina. Documento: Pasaporte entregado a Luis Vernet, Gobernador de las Islas Malvinas, 26 de septiembre de 1821.


Vista exterior de la Capilla de San José, totalmente construida por el señor Alejo Almos, en terrenos de su propiedad quién ha afrontado también de su peculio la provisión del altar, imágenes, bancos y ornamentación. Inaugurada los primeros días Abril de 1945. Mendoza


Banderazo C.A Independiente de Avellaneda. Campeón 1938-1939


Publicidad de 1920, aperitivo Tommy.


Daniel Balmaceda

Creación de la Plaza del Congreso en 1910.


Daniel Balmaceda



martes, 2 de enero de 2018

Efemérides. 2 de enero de 1823 se funda la Sociedad de Beneficencia. Niñas en la Casa de Huérfanas, Buenos Aires S/F



AGN

Efemérides. 2 de enero de 1890: Se creó la Universidad Nacional de La Plata, gracias al doctor Joaquín V. González y Rafael Hernández. Foto: Imagen de la biblioteca pùblica de la Universidad Nacional de La Plata, año 1930.



AGN

Tren Petrolero, cargado listo para salir desde el departamento de Tupungato. (año 1943) Mendoza


Vista panorámica del puente tendido sobre el Río Diamante en el paso de La Jaula, camino de Las Pareditas al Sosneado. (año 1943) Mendoza


Reina de la Vendimia del departamento de La Paz, Irma Sedano. (año 1942) Mendoza


Los artísticos Portones de entrada al Parque General San Martín. (año 1943). Mendoza


Efemérides. 3 de enero de 1833 , Gran Bretaña invadía las Islas Malvinas

En 1833 Gran Bretaña se apodera de las islas Malvinas con la entrada de la corbeta Clío en Puerto Soledad, expulsando a la administración argentina. La ocupación británica de las islas Malvinas fue una operación militar del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda que el 3 de enero de 1833 tomó el control de esas islas. A pesar de estar en relaciones de paz con la Confederación Argentina, el Reino Unido, con dos buques de guerra desalojaron a la guarnición argentina de Puerto Soledad de 26 soldados, quienes se marcharon dos días después. Desde entonces, las islas han estado bajo dominio británico, excepto durante el breve período de la Guerra de Malvinas en 1982.
El Gobierno de la República Argentina considera que el 3 de enero de 1833, «las islas fueron ocupadas por fuerzas británicas que desalojaron a la población (de origen argentino) y a las autoridades argentinas allí establecidas legítimamente, reemplazándolas por súbditos de la potencia ocupante». Las autoridades argentinas reclamaron inmediatamente la agresión injustificada llevada a cabo en tiempo de paz y amistad entre las dos naciones, continuando hasta la actualidad de forma diplomática.
El Gobierno del Reino Unido califica la acción como «reafirmación» de su dominio, que fue establecido el 23 de enero de 1765, un año después de la llegada de la Bougainville procedente de Francia, por el comodoro británico John Byron quien arribó a la pequeña isla Trinidad, denominada por los británicos Saunders Island, y realizó una ceremonia de toma de posesión. La Capitanía de Malvinas estaba subordinada administrativamente a Buenos Aires. 32 gobernadores garantizaron el ejercicio de soberanía de España sobre la totalidad del archipiélago.
En 1775 el capitán Juan Pascual Callejas retiró la placa británica de Puerto Egmont, enviándola a Buenos Aires. Cinco años después, siguiendo instrucciones del virrey Juan José de Vértiz y Salcedo, destruyó por completo las instalaciones. La placa conservada en Buenos Aires sería capturada por los británicos durante la primera invasión inglesa al Río de la Plata en 1806 y llevada a Londres. España finalmente abandonó su guarnición en Puerto Soledad en 1811, tras la Revolución de Mayo, puesto que la Banda Oriental no se adhirió a la junta de Buenos Aires y permaneció bajo control español. Las autoridades de Montevideo decidieron retirar el establecimiento en las Malvinas por su baja utilidad y los elevados costos de conservación. Allí se dejó una placa proclamando la soberanía española sobre el archipiélago.​ Algunos gauchos y pescadores se quedaron voluntariamente en las islas. Lo que sería el nuevo Estado argentino estaba en formación y los primeros gobiernos rioplatenses desde 1810 utilizaron el concepto de uti possidetis iure que definía que las antiguas posesiones coloniales pasaban a ser parte del territorio de las naciones independizadas. La continuación del dominio de las islas, por la tradición de los títulos jurídicos de España en favor de las Provincias Unidas, habilitan a éstas a disponer esas medidas de administración y gobierno. Las diferentes provincias delegaron a la de Buenos Aires en las representaciones internacionales, y al mismo tiempo las Malvinas continuaban bajo administración de su gobernador, pese al abandono español.
Preocupado por la explotación ilegal de ballenas y focas en los mares del sur, a principios de 1820 el gobierno de la provincia de Buenos Aires decidió enviar a un oficial para que hiciera formal toma de posesión del archipiélago y obligara a acatar sus disposiciones administrativas concernientes a la actividad pesquera. El coronel David Jewett, nombrado «comisionado por el Supremo Gobierno de las Provincias Unidas para tomar posesión de las islas en nombre del país a que éstas pertenecen por ley natural», cumplió la orden el 6 de noviembre de ese año y siete meses después fue reemplazado por Guillermo Mason.40​ Tres años más tarde, Buenos Aires nombraba gobernador de las islas al guarani Pablo Areguatí.
Durante finales del siglo XVIII y comienzos del XIX las islas fueron el centro de un comercio lucrativo, pero a la vez ilegal, de caza de ballenas y focas llevado a cabo por marineros de Nueva Inglaterra, Gran Bretaña y Francia. Los cazadores de ballenas acampaban en las islas adyacentes, particularmente en la Isla de Goicoechea, donde carneaban gansos y otros aves para tenes provisiones, y a veces mataban ganado en la isla Soledad, reparaban sus barcos y trataban las carcasas de focas, lobos marinos, ballenas y pingüinos para obtener aceite.
El 2 de febrero de 1825, el Reino Unido firmó un tratado de amistad y comercio mediante el cual reconoció la independencia de las Provincias Unidas y, naturalmente, la existencia de un ámbito territorial propio de ella, incluyendo las Malvinas, que habían tomado posesión en 1820, y ejercido otros actos de soberanía incluyendo el nombramiento y la instalación de autoridades. En 1823, el Gobierno de Buenos Aires otorgó una concesión a Luis Vernet para el aprovechamiento del ganado vacuno y el de los lobos marinos de la Isla Soledad. El 10 de junio de 1829 se estableció oficialmente en la Isla Soledad y fue nombrado Primer Comandante Político Militar en las Islas Malvinas. Bajo el pabellón argentino, se comprometió a hacer cumplir la legislación argentina, cuidar sus costas y los reglamentos de pesca vigentes.La designación de Vernet la realizó el entonces gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez, con el asesoramiento del jurista Salvador María del Carril. Rodríguez designó a Vernet no solo comandante de las Malvinas, sino también de las islas adyacenctes al Cabo de Hornos en el océano Atlántico, «teniendo en cuenta las condiciones que reúne», incluyendo la isla Grande de Tierra del Fuego. Esto asentó el mayor antecedente legal en relación con los reclamos argentinos sobre las islas. El decreto fue publicado en varios medios de prensa del extranjero, entre ellos Reino Unido y Estados Unidos. Al año siguiente Vernet hizo circular entre los barcos pesqueros ocupados en la Patagonia, una notificación en inglés y español con copia del referido decreto. El gobierno de Rodríguez se convirtió en el primer gobierno en nombrar una autoridad directa para las Malvinas desde la Independencia de Argentina.Los británicos vieron la creación de la comandancia como una «intervención en su propia soberanía» y protestaron formalmente en contra de ella. También buscaron contactarse con Vernet para ofrecerle que su colonia esté bajo soberanía brtiánica.. El 30 de abril de 1830, el capitán británico John Onslow, hijo de un almirante de la corona británica, fue puesto al frente de la corbeta HMS Clío, asignada a la estación naval de Sudamérica del Reino Unido, con base en Río de Janeiro. Partío el 19 de julio desde Inglaterra, llegando al Brasil el 15 de diciembre del mismo año. En agosto de 1832, eligiendo un momento propicio, el primer ministro británico, lord Palmerston, por sugerencia del Almirantazgo británico y el Foreign Office, ordenó enviar al contraalmirante Thomas Baker, jefe de la estación naval sudamericana, la orden de tomar el control sobre el archipiélago. Baker envió a Onslow a tomar las islas.Al mismo tiempo se despertó el interés británico por ubicar la placa dejada en el antiguo Puerto Egmont en 1774 y recuperar el establecimiento El 20 de diciembre de 1832 Onslow arribó a Puerto de la Cruzada con la HMS Clio, tomando posesión formal a nombre de Su Majestad británica. La tripulación se abocó a reparar las ruinas del fuerte, abandonado 59 años antes, y a dejar un aviso de posesión. Unos días más tarde, el 2 de enero, la nave ancló frente a Puerto Soledad, asistida por el Tyne. Dado que el barco pertenecía a una nación amiga, José María Pinedo ordenó a uno de sus oficiales efectuar la visita oficial de cortesía a la nave inglesa, para ello envió al teniente primero Manson y a un médico a la Clio a quienes Onslow acompañó personalmente a la Sarandí. El médico fue enviado para inquirir el objetivo de la visita ya que se trataba de un buque de guerra y no un visitante ocasional. Onslow transmitió por la tarde al comandante argentino sus instrucciones: tomar el control de las islas en nombre su rey. Le dio un ultimatum de veinticuatro horas para arriar la bandera argentina del mástil de la plaza mayor de Puerto Soledad, y proceder a la evacuación de todos los soldados y sus familias junto con sus pertenencias, desocupando todas las instalaciones, y que se liberara el archipiélago de elementos vinculados a gobierno de las Provincias Unidas. Pinedo recibió con sorpresa la intimidación y protestó a lo que Onslow simplemente respondió que le enviaría sus instrucciones por escrito. El artículo 9º del Código de Honor Naval de las Provincias Unidas obligaba a Pinedo a defender el pabellón de un ataque extranjero hasta las últimas consecuencias. El historiador argentino Laurio Hedelvio Destéfani indica que Pinedo, de hecho, hizo los preparativos para resistir y celebró un consejo de guerra con sus oficiales, ordenando cargar sus cañones a bala y metralla. Sin embargo sus posibilidades de éxito eran exiguas: el buque argentino era muy inferior al británico en potencia de fuego y resistencia al daño. Su barco, el ARA Sarandí estaba montado 8 cañones (de 8 x 8 libras) en comparación con los dieciocho cañones (16 × carronadas de 32 libras, 2 x 6 libras cañones de proa) del bergantín HMS Clio.
John Clark, cirujano de la Sarandí, declaro que «habiendo [Pinedo] llamado la gente a los cañones ninguno de los marineros extranjeros acudió, oyéndose allí una voz de que si peleaban con los ingleses y eran vencidos los colgarían a todos».

El primer oficial de la Sarandí, el teniente Elliot, era estadounidense y estaba dispuesto a dar batalla. El práctico de a bordo se negó a combatir; los ingleses, por el contrario, afirmaron estar dispuestos. Los jóvenes grumetes, de entre 15 y 20 años de edad, aseguraron que combatirían. El resto de los hombres aceptaron acatar las órdenes de Pinedo. Éste distribuyó armas entre los 18 soldados de la desmembrada guarnición portuaria y los puso bajo órdenes de Gomila, a quien liberó dándole instrucciones para armar y preparar a los hombres. Pinedo también preparó el barco y habló a la tripulación sobre su voluntad de luchar, pero finalmente decidió no ofrecer resistencia. En su defensa, Pinedo adujo ante las autoridades porteñas que sus soldados se negaron a combatir por ser británicos y haber servido a la Royal Navy y que les exigió que defendieran el pabellón argentino mientras llegaba ayuda de Buenos Aires. Pinedo protestó verbalmente y se negó a bajar la bandera argentina. Al poco tiempo ordenó a sus hombres que embarquen a la Sarandí y ofreció a los pobladores, que querían abandonar Puerto Soledad, trasladarlos a Buenos Aires. La mayoría comenzó a preparar su equipaje. Onslow y las fuerzas británicas desembarcaron en la mañana del 3 de enero de 1833 a la hora pactada, primero izaron su bandera en un mástil sobre una casa llevado por ellos mismos y luego arriaron la argentina, plegándola pulcramente y entregándosela a Pinedo, quien veía la ceremonia desde la Sarandí. Dos días después Pinedo ordenó levar anclas y poner rumbo a Buenos Aires a toda velocidad, abandonando las islas a bordo de la Sarandí llevando consigo a un grupo 11 colonos que quisieron marcharse por voluntad propia, algunos de sus soldados y convictos de la colonia penal de San Carlos.En las islas permanecieron 22 habitantes de la colonia de Vernet, entre ellos 13 argentinos, en su mayoría gauchos e indígenas. La goleta foquera británica Rapid partió el 5 de enero llevando a los amotinados de la Sarandí a Buenos Aires.

Bertetto y Virdó. San Martín 699, esquina José Vicente Zapata. (año 1943) Ciudad de Mendoza


El Arco de Desaguadero, entrada a la Provincia de Mendoza desde el Este. Ruta Nacional 7. (año 1943)


La Ceremonia de la Bendición de los Frutos. Fiesta Nacional de la Vendimia en el Parque General San Martín. (año 1938) Mendoza


lunes, 1 de enero de 2018

Frente del edificio de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza, ubicado en calle 9 de Julio 1221. (año 1942)


Un aspecto de Villavicencio luego de una nevada. Invierno del año 1942. Mendoza


Estación de Servicio YPF, de Felipe Martín. Departamento de Tunuyán. (año 1942) Mendoza


Efemérides. 1 de Enero del 404. Última Pelea de Gladiadores.


En el año 404 en Roma tiene lugar la última competición conocida entre gladiadores. Según la leyenda, en el año 391 san Telémaco había sido asesinado por la multitud al intentar interrumpir la pelea, y el emperador romano cristiano Honorio hizo abolir las peleas de gladiadores. Cuando la soberbia Roma reinaba en todo el mundo y el emperador vivía en un palacio de mármol blanco o en una casa de oro puro, el Coliseo era el mayor teatro conocido en toda la tierra.

Álzase hoy todavía, deteriorado y ruinoso. En los tristes días en que Roma sacrificaba, fuera de sus muros, a los apóstoles Pedro y Pablo, el pequeño grupo de los cristianos ocultóse en los grandes subterráneos, a fin de salvarse de los tormentos y de la muerte. Aun hoy podemos pasear por las catacumbas, solemnes e impresionantes, en las cuales los primeros discípulos de Jesús se escondieron huyendo de Nerón, el monstruo que vivió en casa de oro dentro de la ciudad imperial.

En aquellos días ominosos, el grande, blanco y elevado Coliseo, con sus varios pisos y sus grandes galerías interiores que podían contener 40.000 espectadores, presentaba un espectáculo magnífico. Todo Roma iba al circo para presenciar la lucha de las fieras y contemplar cómo se destrozaban entre sí. A él acudían los gladiadores hombres de complexión robusta] diestros en luchar unos contra otros hasta que el contrario caía muerto.! A las arenas del Coliseo eran arrojados vivos los cristianos para servir de comida a los leones, cuando se celebraba una festividad, romana. No hay! lugar en el mundo que haya presenciado espectáculos tan crueles como el circo romano.

Pero él Cristianismo fue abriéndose paso, poco a poco, hasta que el mismo emperador se hizo cristiano. Entonces fue! cuando cesaron tan vergonzosas exhibiciones, y el Coliseo se convirtió sencillamente en circo. El pueblo, ¡sin embargo, ansiaba presenciar los! antiguos espectáculos y aun a veces parecía que de nuevo se enseñoreaba; de él aquella antigua vesania. Los cristianos se habían hecho más y ¡más poderosos durante 400 años, cuando llegó un día de terrible prueba ¡para Roma. Alarico, rey de los godos, presentóse amenazador ante las puertas de la ciudad de los Césares, la cual, por tener entonces como monarca a un pobre niño loco, hubiera caído, de no haber sido por un: valiente general y sus soldados, quienes obligaron a los bárbaros a huir de la capital.

Fue tal el regocijo que reinó en Roma aquel día, que la gente acudió en tropel al Coliseo, dando vivas al bravo general vencedor. Hubo una gran cacería de fieras y celebróse un magnífico espectáculo, como los que se daban en otros tiempos. Súbitamente, de uno de los estrechos corredores que conducían a la pista, salió un gladiador con lanzas y espadas. La alegría de los espectadores no conoció límites.

Pocos momentos después, otro espectáculo singularísimo llamó la atención de todos los circunstantes. Un anciano, descubierta la cabeza y descalzo, se adelantó en medio de la arena, suplicando al pueblo que impidiese el derramamiento de sangre. Al oír semejante súplica, la multitud comenzó a gritar, diciéndole que acabase el sermón y se marchara inmediatamente. Adelantáronse los gladiadores y obligáronle a apartarse, pero el noble viejecito se puso de nuevo entre ellos. Esta actitud provocó una lluvia de piedras que arrojaron airados los espectadores sobre el pobre anciano, quien, herido al propio tiempo por los gladiadores, expiró en presencia de todo Roma.

Era este anciano un ermitaño llamado Telémaco, uno de aquellos santos varones que, cansado de las crueldades del mundo, se había retirado a vivir en las montañas. Hallándose en Roma, con objeto de visitar los sagrados altares, había visto a las multitudes acudir en tropel al Coliseo y, compadecido de su crueldad, resolvió morir o impedir el espectáculo.

Murió, es cierto, pero la semilla estaba ya arrojada; todo lo mejor que había en Roma se conmovió profundamente a la vista del buen ermitaño asesinado en medio de la arena, y desde aquel día memorable no hubo ya más espectáculos sangrientos en el gran teatro. Esta lucha de gladiadores fue la última que presenció el famoso Coliseo romano.

Efemérides. Se conoce como asonada de Álzaga, ocurrida el 1 de enero de 1809, al intento de destituir al virrey del Río de la Plata, Santiago de Liniers, por parte de un grupo afín a el Cabildo de Buenos Aires encabezado por uno de sus miembros, el alcalde Martín de Álzaga


En Buenos Aires. Santiago de Liniers y Martín de Álzaga fueron los héroes de la Reconquista de Buenos Aires durante la primera de las invasiones inglesas al Virreinato del Río de la Plata acaecida en 1806. Al producirse el segundo ataque inglés, en 1807, por presión popular, Liniers reemplazó como virrey a Rafael de Sobremonte, acusado de haber abandonado sus funciones en medio de una invasión. La victoria en la Defensa contra la segunda invasión elevó su prestigio y fue confirmado en su cargo por orden del rey Carlos IV de España.

Francisco Javier de Elío, el gobernador de Montevideo, resistió su autoridad y aprovechó el hecho de que Liniers era francés para acusarlo de complotar con el Imperio Napoleónico, en guerra contra España por ese entonces. Elío organizó una Junta de Gobierno en Montevideo, que desconoció la autoridad del virrey.

En el mes de octubre de 1808 estuvo por estallar una revolución contra Liniers, dirigida por el Cabildo de la capital virreinal: la excusa era que el hijo del virrey acababa de contraer matrimonio en el virreinato que gobernaba su padre, algo prohibido por las leyes españolas. Pero la absoluta negativa de la Real Audiencia a secundar el reclamo en su contra hizo abortar los planes de Álzaga y su partido. El 30 de diciembre, el Cabildo presentó una exigencia antipática al virrey, con la evidente intención de provocarlo: vetó el nombramiento de alférez real del joven Bernardino Rivadavia, candidato de Liniers a ese cargo, con comentarios hirientes contra la capacidad del mismo. La intención era usar su insistencia para acusarlo de despotismo. Al darse cuenta de que se le tendía una trampa, Liniers adoptó una actitud sumisa y firmó sin comentarios una orden en que se le pedía al mismo Cabildo que nombrara al nuevo alférez real. Eso desarmó el primer impulso revolucionario.

El 1 de enero del año 1809, los miembros del Cabildo se reunieron y propusieron una lista de miembros del nuevo cabildo, que debía asumir ese mismo día, seleccionando a sus miembros entre los más reconocidos enemigos del virrey. Al dirigirse al Fuerte de Buenos Aires para presentar esa lista para su aprobación, fueron apoyados por varios regimientos de milicias, todos de origen español, que ocuparon la Plaza de la Victoria. También reunieron una pequeña multitud de manifestantes, que protestaban contra la gestión de Liniers y exigían su renuncia.

Contra lo que esperaban, Liniers protestó durante algunos minutos en voz baja, y luego firmó los nombramientos. Por segunda vez, había cedido y logrado salvar con eso su cargo.

Simultáneamente, ingresaba por la puerta de atrás del fuerte un batallón del Regimiento de Patricios, cuyo comandante, Cornelio Saavedra, ordenó defender al virrey y apuntar sus cañones contra el edificio del Cabildo.

Los miembros del Cabildo volvieron a reunirse, y decidieron deponer al virrey de todos modos. Pretendían reemplazarlo con una Junta de Gobierno, de la cual formaban parte solamente españoles peninsulares y dos criollos, Mariano Moreno y el síndico Julián de Leyva, que ejercerían como secretarios de la misma. Pasado el mediodía, una fuerte tormenta dispersó a los manifestantes, pero las tropas permanecieron en sus puestos, aunque trasladándose al reparo de los arcos de la Recova.

A media tarde, una gran comitiva se presentó en el Fuerte; de ella formaba parte el Cabildo en pleno, el obispo de la ciudad, Benito Lué y Riega, y los miembros de la Audiencia y del Consulado de Comercio de Buenos Aires. Todos exigían la renuncia de Liniers.

Además pidieron a Saavedra que retirara sus tropas. Viendo que el virrey no parecía ya dispuesto a resistir, el coronel de los Patricios retiró su regimiento por el medio de la Plaza, como en un desfile, saludado por las fuerzas militares rebeldes. Minutos más tarde, y sin esperar órdenes superiores, la mayor parte de los soldados de los batallones españoles se retiró a sus casas. Por su parte, Saavedra se dedicó a recorrer los cuarteles de los demás batallones.

Liniers se consideraba vencido, pero aún quiso controlar en algo los efectos de su caída, por lo que — apoyado por Lué — exigió el cumplimiento de las normativas que preveían el reemplazo de los virreyes por el militar más antiguo del virreinato. En este caso, se trataba del general Pascual Ruiz Huidobro. Sabiendo que su primer intento había fallado, pero considerándolo más manejable y menos prestigioso que Liniers, Álzaga terminó por unirse a esa exigencia.

Entonces sí, Liniers declaró que renunciaría, y se inició la redacción de un acta en que Liniers anunciaba su renuncia.
Pero antes de que el acta estuviera completada, se presentó nuevamente de improviso en el Fuerte el coronel Saavedra, comandante de Patricios, con los demás comandantes de regimientos y batallones formados por criollos. Para darle más espectacularidad a su entrada, Saavedra iba con la espada desenvainada, y había reemplazado su sombrero por un pañuelo anudado.

Saavedra y los demás comandantes exigieron firmemente que se suspendiera el acto, ya que el grupo que presentaba la exigencia de renuncia no representaba al pueblo. Lué intervino, pidiendo a Saavedra que dejara las cosas como estaban, debido a que Liniers no era querido. Entonces Saavedra llevó a Liniers al balcón del Fuerte, donde fue aclamado por una importante cantidad de gente, convocada por el mismo Saavedra.

En ese mismo momento aparecieron en la plaza los Patricios, ocupándola y desplazando a las milicias partidarias del golpe. Hubo algunos disparos, que causaron algunos heridos, pero las milicias rebeldes evacuaron la plaza sin luchar.

Entonces Liniers ingresó nuevamente al salón en que estaban los capitulares y el obispo, y declaró firmemente que no pensaba renunciar. En un giro muy curioso, el acta que se estaba redactando, que comenzaba anunciando la renuncia de Liniers, terminó con la confirmación del mismo, con el general beneplácito de todos los presentes; incluidos los miembros del Cabildo.

Todos se retiraron a sus casas, excepto los miembros del Cabildo. Horas más tarde, entrada ya la noche, Liniers ordenó la libertad de los alcaldes y otras dignidades entrantes. Pero los cabildantes salientes, incluido Álzaga, permanecieron prisioneros. Al día siguiente, Álzaga y los demás líderes del movimiento fueron desterrados a Carmen de Patagones. La Audiencia inició un juicio contra ellos, por "independencia"(sic). Pero los dos secretarios nunca fueron molestados.

Los batallones de milicias urbanas sublevados — tercios de Miñones, de Gallegos y de Vizcaínos, incluyendo a los Cazadores Correntinos — fueron disueltos. Parte de las tropas correspondientes pasaron a otros cuerpos, pero los oficiales fueron dados de baja de forma definitiva. También se hallaron implicadas 4 compañías del 3° Batallón de Patricios al mando de José Domingo de Urién y algunos oficiales de los otros dos batallones del cuerpo, tales como Antonio José del Texo (un capitán del 1° batallón), Pedro Blanco y Tomás José Boyso. Urién fue destituido y a Texo se le inició juicio por intentar asesinar a Saavedra.1​ Los desterrados a Carmen de Patagones: Martín de Álzaga, Juan Antonio Santa Coloma, Olaguer Reynals, Francisco de Neyra y Arellano y Esteban Villanueva, fueron rescatados por Elío — quien seguía sin reconocer a Liniers y sostuvo la Junta de Montevideo — y trasladados a esa ciudad.

El Cabildo fue purgado de varios de sus miembros, y un nuevo grupo de dirigentes, ligados especialmente al jefe de los Patricios y a los demás jefes militares criollos, asumió el mando del mismo. No obstante, la mayor parte de ellos — a diferencia de Saavedra — no participarían en la Revolución.

Con la llegada de España del nuevo virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros, los cuestionamientos de los pobladores españoles al reemplazado Liniers quedaron en el olvido, y Cisneros indultó a los responsables de la Asonada.

Poco después tendría lugar la Revolución de Mayo, dirigida por criollos en lugar de españoles. Álzaga parece haber tenido alguna participación en la elección de los miembros de la Primera Junta, aunque no de forma visible. Varios de los partidarios de Álzaga tuvieron activa participación en la Revolución, aliados esta vez del grupo dirigido por Saavedra.

Uno de los vocales de la fallida junta, Juan Larrea, fue miembro de la Primera Junta. Uno de los dos secretarios, Mariano Moreno, fue secretario de la misma, mientras que el otro, Manuel Leyva, opuso los últimos obstáculos legales que debieron sortear los revolucionarios.

El principal beneficiario del fracaso de la Asonada fue Saavedra, a quien Liniers debía desde entonces su gobierno. De allí en adelante, ningún gobierno pudo actuar en Buenos Aires sin el apoyo de las milicias urbanas, por lo menos hasta la crisis de 1820. De hecho, fue la decisión de Saavedra la que desencadenó la Revolución de Mayo. Desde Vicente Fidel López en adelante, la Asonada de Álzaga fue vista como una reacción absolutista, dirigida por españoles, para salvar el dominio español en el Virreinato. Muchos historiadores han repetido esa visión desde entonces. Entre ellos, Ricardo Levene, biógrafo de Mariano Moreno, no logró nunca conciliar esa visión con el panegírico de su biografiado. Uno de los últimos biógrafos de Álzaga, Lozier Almazán, no intenta definir ese punto con precisión.

Posteriormente, varios autores han puesto en duda esa visión, observando que Álzaga era vasco, y había llegado al Río de la Plata siendo un niño; es decir, que mal podía pretender una dependencia de una España que casi no recordaba, y por la cual los vascos no sentían el mismo apego que los habitantes de las provincias centrales.

Asimismo, tampoco la posterior trayectoria de Moreno condice con el supuesto absolutismo de los partidarios de la Asonada. Por otro lado, durante esos años, los absolutistas siempre se opusieron a la formación de juntas de gobierno.

La significación exacta de la Asonada de Álzaga sigue abierta a discusión, aunque queda claro que no todos los que participaron en ella perseguían los mismos fines. Ni tampoco concordaban en sus objetivos quienes se le opusieron.
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