El Uñate (uno de los
juegos de bolitas)
Era
uno de los juegos más conocidos y apreciado de los niños a principio de 1900,
por los variados incidentes que motiva, sobre todo el uñate, llamado de salto o
francés el cual facilita la educación de la vista y subordina á ésta la precisión
del movimiento de la mano, graduando el esfuerzo que debe hacer. Colocada 2 bolitas a metro y medio de
distancia, el niño a quién le tocaba la salida alza la suya y colocándola entre
la parte superior de la primera falange del pulgar en flexión y la yema del
índice, la expulsa violentamente en dirección a la otra tratando de hacerla
chocar contra ella o (quemarla) como se decía en el argot infantil del
juego. Si lo lograba ganaba y si no, el
contrario alza la suya y ejecutaba a su vez la operación; la vista debe calcular la distancia y fijar
con exactitud la dirección que debe llevar la bolita y la mano debe obedecer
dando la fuerza de impulsión necesaria, siguiendo la línea imaginaria que le indica el ojo.
En el uñate común la bolita no se alza de
sobre el suelo y se la impulsa, ya sea con un esfuerzo del pulgar, haciendo de palanca el índice, como con un movimiento violento de
aquél, apoyado en el suelo y corriendo hacia adelante. En ambos casos la bolita
debe salvar cualquier obstáculo que se presente
y es menester más habilidad que
en el uñate francés, para graduar la fuerza de impulsión, pues el jugador debe
tratar de que si no se produce el choque
la bolita no quede próxima a la contraria, pues su pérdida sería segura
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