El 7 de agosto de 1937, se celebró el matrimonio entre María Luisa Hileret y Pablo Ledesma, uniendo dos apellidos que, con el tiempo, resonarían en la memoria colectiva argentina no solo por sus vínculos familiares, sino también por su presencia en la vida cotidiana a través de marcas emblemáticas como Hileret y Ledesma. Aunque el evento pertenece al ámbito privado, ha sido recordado como parte de la historia social y empresarial del país, especialmente en publicaciones dedicadas a la memoria visual y genealógica. María Luisa Hileret pertenecía a una familia de gran influencia en Tucumán, vinculada al ingenio azucarero Hileret. Su linaje incluye figuras como Clodomiro Hileret, patriarca del clan, y Luisa Ángela Cayetana Dode, su madre, fallecida en 1900. La historia familiar está envuelta en leyendas, como la del parque principesco que Clodomiro habría mandado construir para sorprender a su hija, aunque los datos históricos contradicen algunos aspectos de esa narrativa. Pablo Ledesma, por su parte, aparece en registros como artista plástico, con exposiciones desde 1949 y formación en Europa. No está claro si se trata del mismo Pablo Ledesma del matrimonio, pero podría ser parte de la misma familia. Curiosamente, los apellidos Hileret y Ledesma hoy están asociados a productos de consumo masivo: edulcorantes y azúcar, respectivamente. Aunque no hay evidencia directa de que el matrimonio haya dado origen a estas marcas, su coincidencia en el imaginario argentino es notable.
1 comentario:
Es Pedro Miguel Ledesma, que nada tenia que ver con el azúcar.
Publicar un comentario