Maestro, periodista, escritor, militar, político, educador y diplomático. Para muchos historiadores, un personaje controvertido. Para todos, autor de una obra que trascendió en el tiempo, dejando muy claro que la educación fue uno de sus pilares.
A pesar de que Sarmiento poseía una mente brillante, quizá muy poco hubiese hecho sin la influencia de su primer maestro, Ignacio Fermín Rodríguez.
Este educador no sólo forjó al “Maestro de América” sino que se radicó en nuestra provincia y formó a cientos de niños y jóvenes mendocinos hasta su muerte.
Radiografía de un maestro
Ignacio Fermín Rodríguez, nació en Buenos Aires el 7 de julio de 1790. Desde muy pequeño, se destacó como un alumno brillante en la escuela de primeras letras y en el secundario. Durante su adolescencia, abrazó la carrera docente con pasión.
En 1815, el gobierno interino de Antonio González Balcarce creó las primeras “escuelas primarias de la Patria” e inmediatamente convocó al maestro Ignacio Rodríguez para ejecutar la tarea de enseñanza primaria.
A fines de ese año, llegó a la capital de las Provincias Unidas del Río de la Plata el comerciante sanjuanino Luis Aberastain -cuñado del teniente gobernador Juan José Ignacio de la Rosa- quien se interesó por este novedoso proyecto ejecutado por el Estado. Inmediatamente, el comerciante cuyano contrató a Ignacio Rodríguez, a sus dos hermanos José Genaro y Roque y a otro docente llamado Francisco de Sales Pérez para establecerse en aquella localidad.
Es importante destacar que la escuela de la Patria que se radicó en San Juan se mantuvo gracias a la filantropía del señor Labal, quien dejó al Estado unos seis mil pesos fuertes para pagar sueldos.
La instalación de esta escuela en la ciudad sanjuanina tuvo gran repercusión, lo que hizo que Rodríguez solicitara al gobierno tres maestros más para ayudar con los 300 alumnos. Ese mismo año, un pequeño de cinco años llamado Domingo Faustino Sarmiento golpeó las puertas de aquel “templo del saber”.
Una educación independiente
El sistema educativo que regía en aquel tiempo se basaba en la memoria y la repetición en coro de palabras, frases, signos y reglas aritméticas.
Tiempo después de asumir Juan Martín de Pueyrredón como Director Supremo de las Provincias Unidas, se creó el cargo de Director General de Escuelas, siendo el primer designado Saturnino Segurola.
En 1818 apareció el primer reglamento para las escuelas de campaña en donde se estableció una Junta conformada por un alcalde, un sacerdote y un vecino destacado para asegurar la educación en cada pueblo. En uno de los artículos, se prohibía la entrada a clases de alumnos de raza afroamericana. El maestro, además, debía informar en forma semestral sobre la aplicación y disciplina de los alumnos.
Profeta en el destierro
En 1825 el maestro de Sarmiento, fue acusado de participar en un levantamiento contra el gobernador de San Juan, Salvador María del Carril, y se lo desterró junto a sus hermanos quienes partieron hacia nuestra provincia.
La educación en Mendoza era muy progresista gracias al gobernador Pedro Molina. Años antes, había fundado la Sociedad Lancasteriana a través del puntano Juan Crisóstomo Lafinur, impulsor de este novedoso método educativo.
Aquí, los hermanos Rodríguez instalaron una escuela de enseñanza privada a la que asistieron muchos alumnos de las familias más acomodadas de la provincia. El educador se ganó la admiración de toda la sociedad mendocina por la aplicación de novedosos métodos pedagógicos.
Rodríguez, además de ser un destacado educador, fue miembro de la Sala de Representantes - lo que hoy sería el poder legislativo- y en el segundo gobierno de Pedro Molina, se desempeño como revisor de cuenta de la Aduana. Entre otros funciones, ocupó el cargo de Juez Civil.
En 1847, el gobernador Pedro Pascual Segura lo nombró presidente de la “Comisión Protectora de la Escuela Pública” con el objetivo de elaborar un plan de estudio basado en la moral, el orden y el progreso de las ciencias. También, durante el gobierno interino del coronel Alejo Mallea fue fiscal público. Posteriormente a la batalla de Caseros (1852) y durante el segundo mandato de Pedro Pascual Segura, fue su asesor en educación.
El distinguido maestro y funcionario Ignacio Fermín Rodríguez feneció el 2 de agosto de 1856, a los 66 años.
El último adiós
Se sabe que, toda su vida, Sarmiento recordó a Ignacio Fermín Rodríguez a través de sus escritos como también en varios discursos.
En abril de 1884, durante su última visita a Mendoza, le tocó concurrir al entierro de doña Francisca Gutiérrez (viuda de Rodríguez), esposa de su entrañable maestro quien expiró de una hemiplejia a los 72 años. Aquel domingo 27 de abril, el Maestro de América tuvo la oportunidad de despedir sus restos en el cementerio de la ciudad con un magistral discurso que seguramente le hizo justicia.
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