martes, 2 de junio de 2020

El 2 de Junio de 1537, por una decisión casi personal del Papa Paulo III, se reconocía como seres humanos sujetos a derecho a los habitantes de la recientemente descubierta América. (EH)



Desde el descubrimiento de América los reyes católicos se movieron con celeridad e influencias para lograr que la iglesia confirmara los derechos de España sobre la nueva tierra y el destino de sus nativos. producto de esas "Gestiones", el Papa Alejandro VI, emitió una serie de Bulas o documentos sellados con carácter de Ley, estas eran "Breve Inter Caetera", "Menor Inter Caetera", "Eximiae devotionis" y "Dudum siquidem". Esta serie de leyes conocidas como las "Bulas Alejandrinas" le dieron a España poder total sobre los destinos de América como el de los habitantes originales del continente, el resultado fueron matanzas indiscriminadas, esclavitud, violaciones, confiscaciones y migraciones forzadas. Luego de 4 décadas oscuras, en 1536 fray Julián Garcés, a cargo del obispado de Tlaxcala en México le envía una misiva al nuevo Papa Paulo III en el que lo pone al tanto de los abusos recibidos por los habitantes originarios de América y que los españoles los consideraban seres bestiales, bestias sin raciocinio ni alma. En respuesta a los horrores que le describía Garcés y para poner un límite a España, contrariamente a la postura de su antecesor promulga la Bula "Sublimis Deus". Esta nueva "Ley" establecía el derecho a la libertad de los indígenas de las Indias, la prohibición de someterlos a esclavitud y la conveniencia de predicar entre ellos la doctrina cristiana. Instruía a los integrantes de las misiones en América a que invitaran a los aborígenes a abrazar la fe cristiana, sin embargo al dar por sentado la dificultad de la tarea, en un párrafo de la Bula establece claramente "Aunque los indios vivan fuera de la fe cristiana, pueden usar, poseer y gozar libre y lícitamente de su libertad y del dominio de sus propiedades, que no deben ser reducidos a servidumbre y que todo lo que se hubiese hecho de otro modo es nulo y sin valor". Lo que hoy nos parece algo justo y natural, para la época era una verdadera revolución que se enfrentaba a los intereses de España, por ello para lograr darle un marco legal inapelable, presionó e influyó a las autoridades españolas para que promulgaran las llamadas "Leyes de Burgos". La muerte de Paulo III en 1549 y la llegada de Julio III, mas laxo y menos humanitario permitieron que España por medio de la Junta de Valladolid, en 1550 filtrara una ley en la que permitía que la "Evangelización" fuera por la razón o por la fuerza.

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