El 22 de octubre de 1811, en Raiding, nacía el mas grande pianista de todos los tiempos, ese día llegaba al mundo Franz Liszt.

Si bien la ciudad pertenecía al Imperio Austríaco, allí se hablaba Alemán, su padre un excelente músico se codeaba con Hayden y Beethoven, y estaba decidido a brindar una educación musical de Elite Franz, a los 8 años ya tocaba el piano con destreza e improvisaba durante horas. Rápidamente dominó los idiomas Alemán, Francés, Inglés e italiano, tomó clases de composición con Antonio Salieri, quien lo llevó a Viena y a los 11 años lo presentó al gran púbico como un niño prodigio en el “Landständischer Saal“ al que asistieron Beethoven y Schubert. En 1823 se mudó a París, donde daba conciertos regularmente, su padre le compró un piano “Sébastien Érard”, el mejor de la época, que Liszt tocaba con maestría y utilizaba para componer. En su juventud, leyó mucho para paliar las carencias en su educación en general, impartía clases de piano para sustentarse y entabló relación con quien mas influiría en sus composiciones, Héctor Berlioz, de quien imitó su pasión diabólica para componer. Una serie de amoríos dieron a Liszt una inspiración arrebatada que se transformaron en obras contundentes y poéticas, con ellas inició una gira por toda Europa, su carisma y personalidad los transformaron en un suceso, sus conciertos abarrotados de público lo llevaron a tener una abultada fortuna, que comenzó a donar frecuentemente, además de conciertos a beneficio en todas las ciudades. En 1847, en un concierto en Kiev conoció a la duquesa Carolyne zu Sayn Wittgenstein, con quien se fue a vivir a Weimar por casi 15 años, al hacerlo en pináculo de su carrera, se convirtió en leyenda, no le dio oportunidad a la decadencia, sin embargo varias tragedias personales, entre ellas la muerte de su hijo Daniel lo llevaron a mudarse a Roma y unirse a la orden Franciscana. Esporádicamente dio algún concierto brillante pero no le despertaba la misma pasión, aunque seguía componiendo verdaderas obras maestras. En 1881 rodó por las escaleras de un hotel, lo que lo llevó a estar 2 meses en cama, allí su espíritu decayó, su salud se deterioró y finalmente murió en Bayreuth, Imperio Alemán, el 31 de Julio de 1886.