Sus amplias galerías, sus confortables ambientes y sus arbolados patios de otrora cobijaron un importante tramo de la historia lugareña. Recibió bajo su techo acogedor a la comunidad mercedaria encabezada por el R. P. Fray Manuel A. Vásquez luego del terremoto del 20 de marzo de 1861.Su oratorio sirvió al sentido cristiano de su propietario, familiares y vecinos por espacio de muchos años. Está asentada en el interior de la manzana comprendida por el carril Ozamis y calles Palma, 20 de junio y Vergara. El acceso primitivo a la misma estaba dado por un callejón que, desde el carril citado, se extendía al costado Norte del área ocupada hoy por la estación de servicio que funciona en la intersección de Ozamis y Palma. Las sucesivas desafectaciones que la propiedad originaria ha ido experimentando a lo largo del tiempo, condujeron a que, en la actualidad, lo que queda del predio y antigua residencia, se conecte con la calle Vergara mediante un pasillo existente entre las viviendas con numeración municipal 82 y 90. En cuanto a sus condiciones y valores, diversos investigadores y numerosas notas periodísticas se han ocupado en poner de relieve, abundando, en todos los casos, en fundamentadas y valederas consideraciones en tomo a su inserción en el pasado regional y en la necesidad de su preservación.
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