El telégrafo eléctrico se inventó en la década de 1830 y fue la forma más rápida de comunicarse a larga distancia hasta que fue sustituido por el teléfono en el siglo XX. El telegrafista enviaba y recibía los mensajes y debía dominar el código Morse. A cambio, los salarios solían ser generosos y la competencia por los puestos disponibles era feroz.
©Tropenmuseum, part of the National Museum of World Cultures via Wikimedia Commons
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