En 1844 nace en Alemania
Carlos Fader, hijo de una numerosa familia que a los 16 años abandona su casa y
su aldea, comenzando un largo camino que lo llevará primero a Suiza, donde fue aprendiz
de mecánica mientras estudiaba física y matemáticas.
Posteriormente le atraerán
los puertos y sus barcos pasando por Marsella y Barcelona se radicará en
Nápoles donde se diplomará como Ingeniero Naval. De allí sale recién recibido
como parte de la tripulación en el viaje inaugural de un barco con destino a
Argentina. Desembarca en Buenos Aires en el año 1868, año en que comienza la
Presidencia de Sarmiento.
Contando con 24 años y una voluntad
ya probada, conocimientos teóricos y prácticos de su profesión y varios
idiomas, emprende la conquista de su porvenir, comienza aceptando un trabajo en
el Ferrocarril del Oeste como jefe de Locomotoras, cargo al que renuncia en
1872 desechando las ofertas de mejoras que le ofrecen sus superiores.
Inmediatamente instala en
sociedad con Enrique Peña, un taller metalúrgico y astillero naval en el puerto
de la Boca. Ese mismo año se casa con Celia
Bonneval, de origen Francés y ascendencia noble, quien le dará seis hijos
varones (Carlos, Enrique, Adolfo, Luis, Federico y Fernando)
PETROLEO EN MENDOZA
En 1883 llega hasta el
astillero el joven Mendocino Emilio Civit con muestras de Petróleo
recientemente descubierto en Cacheuta, Fader lleva a Alemania esas muestras
para someterlas a un eficiente análisis, cuyos resultados demuestran la calidad
del producto rico en Kerosene y Parafinas.
Dos años después posiblemente en el segundo viaje del Ferrocarril del
Oeste, la familia se traslada a Mendoza ya que por entonces el Ingeniero Fader
y su socio Peña han vendido el astillero y forman parte de la Compañía
Mendocina de Petróleo, junto al Ingeniero White, Emilio Civit y otros
Mendocinos. Es el año de la inauguración del Ferrocarril Trasandino , a la que
asiste el Presidente Roca.
En 1886 viaja nuevamente a
Europa para contratar operarios especializados en Alemania y adquirir
maquinaria Francesa. A su vuelta deciden la compra de un terreno en Godoy Cruz
(cerca de la estación) donde se planea construir un depósito de 3000m3 e
instalar una usina de gas. También se ordena la compra de 30km de cañerías y
1200 faroles que reemplazaran a los de Kerosene. Todo esto dirigido a crear la
Compañía Mendocina de Gas que se funda
el 1 de Mayo de 1889 y de la que forman parte
Francisco y Emilio Civit , el Ingeniero White y Fader, con un capital de
$450.000, siendo la primera compañía de gas del interior del país y la primera
que produce gas de petróleo, con este fin se construye el primer gasoducto de
Sudamérica con un recorrido de 34 kilómetros.
Cuando comienza a agotarse
el Yacimiento. Fader propone utilizar un
préstamo ya otorgado a la Compañía mendocina de Petróleo y comprar Kerosene y
otros aceites líquidos, con el fin de aprovecha el petróleo restante. Ante la
oposición de los accionistas que deciden vender el crudo al Ferrocarril del
Oeste, Fáder renuncia a esa sociedad, pasando a ser el único dueño de la
Compañía de Gas a partir de 1894 y nombra Gerente a su hijo Carlos.
UNA NUEVA EMPRESA
Pero ya en 1889 el Ingeniero
Fáder vislumbró la posibilidad de aprovechar el cauce del río Mendoza como
fuerza motriz., colocando usinas destinadas a la explotación de la Mina de
Aguas de Corral consiguiendo por ley 117/89 una concesión en la que se le
otorga el derecho de aprovechar como fuerza motriz las aguas del río Mendoza
entre los kilómetros 33 al 37 del ferrocarril trasandino, con el objeto de
instalar usinas destinadas a la producción de carburos de calcio y reducción de
minerales. Posteriormente decide ampliar
el propósito inicial mediante la instalación de una usina para proveer de
energía eléctrica a la ciudad de Mendoza. Es así que en año 1900 siendo
gobernador de la provincia Jacinto Alvarez, se sanciona la ley 185 que modifica
la ley anterior: la concesión a que se refiere el artículo 1° es con el objeto
de instalar maquinarias destinadas al aprovechamiento de la fuerza motriz, para
cualquiera aplicación industrial, autorizándose al concesionario para conducir
por los cables la corriente eléctrica que produjese desde las turbinas a la
capital. Postérgasela también la
caducidad de dicha concesión y se le devuelve el depósito de garantía que
exigía la ley anterior ya que a la fecha se había iniciado el encauzamiento del
río para lograr el desnivel necesario.
LA COMPAÑÍA DE GAS DE LOS
FADER
Mientras tanto aquellos hijos
que habían vuelto de Europa, donde cursaran estudios se hacen cargo de la Compañía
mendocina de Gas, habiendo heredado el espíritu emprendedor la fuerza de voluntad y la tenacidad del
padre, están en condiciones de hacer frente a los nuevos problemas de la
empresa a pesar de su juventud. La materia prima que era suministrada hasta
1903 por las minas de Cacheuta es remplazada por carbón mineral que por su alto
costo es sustituido a su vez por la destilación en seco de leña de retamo y
algarrobo. Para ello se alquilan los campos de ÑacuÑan ubicados al SE de la
provincia. Allí se traslada Carlos el hijo mayor que aunque había realizado
estudios de contabilidad emprende la administración
de dichos campos al frente de varios cientos de obreros entre hacheros y herreros
siendo sustituido por Enrique en la Gerencia de la Compañía. La madera extraída
y puesta en la usina produce un beneficio de $ m/n 5000 por lo que deciden al
año siguiente la compra de las 11675 hectáreas de aquellos terrenos. De ahí se
extraen 1700 toneladas anuales. Satisfechas estas necesidades se superan los
problemas. Según un informe de la época, hacia el año 1908 la distribución de
gas se hace a través de 38.000 metros de cañerías y la compañía tenía 500 servicios
para 350 consumidores, los que aprovechan el fluido para calefones, cocinas a
gas, etc.
El informe concluye
diciendo: Mendoza cuenta con una inmejorable fábrica de gas, a la que los
señores Fáder han consagrado su espíritu
eminentemente práctico y emprendedor.
CARRERA CONTRA EL TIEMPO
La
titánica obra que se propuso el Ingeniero Fáder presionado por cumplir con los
términos de la concesión lo sumergió en
una actividad febril en la que fue secundado con el mismo entusiasmo por sus
hijos, ellos mismos transportaban mortales cargas de dinamita para volar cerros
y modificar el curso del río. A un paso de conseguirlo por ineficiencia del
contratista encargado tienen un serio inconveniente que retrasa el trabajo. Su férrea
voluntad lo habría llevado a recomenzar de inmediato, pero la muerte lo
sorprende el 5 de abril de 1905, cuando contaba con 61 años de edad sin
siquiera ver concluida su obra producto de tantos esfuerzos.
Quedaron
sus hijos que dispuestos a continuar con firmeza la obra por el emprendida
logran que se sancione la ley 358 del 3 de julio de 1906 que prorroga por
cuatro años mas el plazo para la terminación de la obras. Finalmente, de acuerdo a lo determinado por
la suseción la conducción de la empresa queda en manos de Fernando el hijo
menor
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