Quemarse a lo bonzo es una forma de suicidio mediante la cual el individuo acaba con su vida rociándose con algún tipo de líquido inflamable y prendiéndose fuego en público como forma de protesta o acción solidaria por algún motivo.
La expresión quemarse a lo bonzo tiene su origen en el trágico suceso sucedido en Saigón (actual Ciudad Ho Chi Minh) el 11 de junio de 1963.
En esta fecha, un grupo de monjes budistas bonzos de la pagoda de Linh-Mu en Hue (antigua capital de Vietnam) protestaron quemándose hasta morir como rechazo a la opresión que la administración vietnamita deNgo Dinh Diem ejercía sobre la religión budista en este país.
Thich Quang Duc, un bonzo de 67 años, acompañado, al menos, de dos monjes llegaron en un Austin azul claro a la intersección de dos calles céntricas de Saigón. Thich Quang Duc salió del vehículo y asumió la posición tradicional del loto; los monjes que le acompañaban le ayudaron a rociarse con gasolina y encendiendo un fósforo se prendió fuego muriendo en cuestión de minutos. Mientras su cuerpo ardía, el monje se mantuvo completamente inmóvil. No gritó, ni siquiera hizo un ruido.
David Halberstam, un reportero del New York Times que cubría la guerra en Vietnam, escribió sobre este suceso:
La expresión quemarse a lo bonzo tiene su origen en el trágico suceso sucedido en Saigón (actual Ciudad Ho Chi Minh) el 11 de junio de 1963.
En esta fecha, un grupo de monjes budistas bonzos de la pagoda de Linh-Mu en Hue (antigua capital de Vietnam) protestaron quemándose hasta morir como rechazo a la opresión que la administración vietnamita deNgo Dinh Diem ejercía sobre la religión budista en este país.
Thich Quang Duc, un bonzo de 67 años, acompañado, al menos, de dos monjes llegaron en un Austin azul claro a la intersección de dos calles céntricas de Saigón. Thich Quang Duc salió del vehículo y asumió la posición tradicional del loto; los monjes que le acompañaban le ayudaron a rociarse con gasolina y encendiendo un fósforo se prendió fuego muriendo en cuestión de minutos. Mientras su cuerpo ardía, el monje se mantuvo completamente inmóvil. No gritó, ni siquiera hizo un ruido.
David Halberstam, un reportero del New York Times que cubría la guerra en Vietnam, escribió sobre este suceso:
Estaba viendo de nuevo la señal, pero una vez fue suficiente. Las llamas estaban surgiendo de un ser humano; su cuerpo fue marchitándose lentamente, su cabeza se ennegrecía. En el aire había un olor a carne humana quemada; el hombre se quemó sorpresivamente rápido. Detrás de mí pude escuchar el sollozo de los vietnamitas que estaban ahora en la entrada. Estaba demasiado sorprendido para llorar, demasiado confundido para tomar notas o hacer preguntas, además desconcertado para inclusive pensar... Mientras se quemaba él nunca movió un músculo, nunca pronunció un sonido, su calma exterior en agudo contraste con la gente que se lamentaba alrededor de él.
Thich Quang Duc se había preparado hacía varias semanas para su inmolación y había explicado su motivación en cartas dirigidas a los miembros de su comunidad budista así como al gobierno de Vietnam del Sur semanas antes del suceso. En estas cartas, expresó su deseo de atraer la atención contra la política represiva del régimen católico de Diem.
Antes del suceso, los budistas vietnamitas habían hecho una serie de peticiones al régimen de Diem: Levantar su prohibición de exhibir la bandera budista tradicional; garantizar al budismo los mismos derechos que al catolicismo; parar las detenciones de budistas; dar a los monjes y a las monjas budistas el derecho de practicar su religión por separado y pagar indemnizaciones a las familias de las víctimas castigando a los responsables de las muertes de budistas.
Al no ser consideradas estas peticiones por el régimen de Deim, Thich Quang Duc llevó a cabo su inmolación. Tras su muerte, Thich Quang Duc fue incinerado como es costumbre en la religión budista pero durante la cremación su corazón se mantuvo intacto, por lo que, el monje, fue considerado como santo y su corazón fue trasladado al cuidado del Banco de Reserva de Vietnam como reliquia.
Desde este suceso, inmolarse de esta manera ha sido utilizado en bastantes ocasiones como motivo de protesta política como el caso de Jan Palach en la Primavera de Praga, en protesta ante la invasión por parte de las fuerzas del Pacto de Varsovia para derrocar la política reformista de Alexander Dubček; o el caso de los iraníes en Roma como protesta ante la detención masiva de opositores al régimen de los ayatolás decretada por Francia en 2003; por poner algunos ejemplos.
Thich Quang Duc se había preparado hacía varias semanas para su inmolación y había explicado su motivación en cartas dirigidas a los miembros de su comunidad budista así como al gobierno de Vietnam del Sur semanas antes del suceso. En estas cartas, expresó su deseo de atraer la atención contra la política represiva del régimen católico de Diem.
Antes del suceso, los budistas vietnamitas habían hecho una serie de peticiones al régimen de Diem: Levantar su prohibición de exhibir la bandera budista tradicional; garantizar al budismo los mismos derechos que al catolicismo; parar las detenciones de budistas; dar a los monjes y a las monjas budistas el derecho de practicar su religión por separado y pagar indemnizaciones a las familias de las víctimas castigando a los responsables de las muertes de budistas.
Al no ser consideradas estas peticiones por el régimen de Deim, Thich Quang Duc llevó a cabo su inmolación. Tras su muerte, Thich Quang Duc fue incinerado como es costumbre en la religión budista pero durante la cremación su corazón se mantuvo intacto, por lo que, el monje, fue considerado como santo y su corazón fue trasladado al cuidado del Banco de Reserva de Vietnam como reliquia.
Desde este suceso, inmolarse de esta manera ha sido utilizado en bastantes ocasiones como motivo de protesta política como el caso de Jan Palach en la Primavera de Praga, en protesta ante la invasión por parte de las fuerzas del Pacto de Varsovia para derrocar la política reformista de Alexander Dubček; o el caso de los iraníes en Roma como protesta ante la detención masiva de opositores al régimen de los ayatolás decretada por Francia en 2003; por poner algunos ejemplos.
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