La mañana del martes 26 de octubre de 1926, la ciudad de Mendoza amanecía conmovida por la triste noticia de la aparición del cadáver de Nieves Ayala, una inocente niña de solo cuatro años, su cuerpito había sido encontrado boca abajo en la hijuela de calle Perú y Videla Correa.
El degenerado Cayetano Petti, de origen calabrés y de 35 años de edad, se declaraba culpable del aberrante hecho, manifestando a las autoridades policiales que luego de secuestrar a la niña la tarde del lunes 25, la había violado y estrangulado.
La infortunada criatura sería sepultada en el cementerio capitalino, el miércoles 27, ante un imponente acompañamiento, con tremendas demostraciones de dolor de una población compungida que pedía justicia.
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