martes, 7 de abril de 2020

El 7 de Abril del año 2000, en Praia Grande, Brasil, se apagaba la vida de un hombre que padeció 50 años de una desproporcionada condena social, ese día fallecía Moacir Barbosa Nascimento.



Nació el 27 de Marzo de 1921 en Río Branco, este talentoso y ágil guardametas inició su carrera en el Clube Atlético Ypiranga y en 1945 dio el gran salto de su carrera al pasar al Vasco Da Gama. Cuando se aproximaba el campeonato mundial de 1950, Barbosa ya poseía 5 campeonatos en su haber por lo que era lógico que fuera el arquero del seguro campeón. La arrolladora selección brasilera aplastaba a sus rivales con goleadas vestidas de baile y fiesta, hasta que por el reducido final todo se definiría frente a Uruguay, con solo empatar Brasil sería campeón mundial de local. Brasil comenzó ganando pero sobre el final 2 jugadas de Schiaffino y Ghiggia dejaron al Brasil sin título, La afición culpó a Barbosa del “Maracanazo” alegando poca resistencia e inocencia en ambos goles. La sociedad brasilera fue implacable con él, lo convirtieron en el chivo expiatorio del fracaso convirtiendo su vida en un calvario, poco a poco fue olvidado, deambulando por clubes de segundo nivel hasta que una lesión lo alejó del futbol en 1962. Intentó reinsertarse en una sociedad que lo detestaba, era burlado en público y no conseguía trabajo estable, su único ingreso era casi una burla del destino, mantener el campo de juego del Maracaná, el escenario de su muerte futbolística. Ya anciano las burlas no cesaron, se lo tildó de “mufa” y no se le permitía interactuar con jugadores de la selección. El Vasco da Gama le adjudicó una pensión vitalicia e intentó reparar su imagen, en parte lo ha logrado, el compositor Uruguayo, Tabaré Cardozo le dedicó una canción que retrata sus penurias y ayudó a comprender su penosa vida.

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