viernes, 22 de mayo de 2020

El 22 de mayo de 1892, en Capriasca, Suiza, nacía la poetiza argentina, Alfonsina Storni. (EH)



Nacida en el extranjero debido a los negocios cerveceros de su padre Sanjuanino, fue anotada con el nombre de Alfonsina Storni Martignoni. De regreso a la Argentina la familia comienza a padecer penurias económicas, prueban instalando un café en Rosario donde Alfonsina limpia y sirve las mesas. A los 12 años escribe su primer poema pesimista y desesperanzador, lo deja debajo de la almohada de su madre que al leerlo la somete a una golpiza para que entienda que la vida es bella. La muerte de su padre y el desinterés de su madre por su manutención la obligan a trabajar en una fábrica de gorras y también como cantante y corista. Consideró en varias oportunidades quitarse la vida, pero al recibirse de maestra recuperó el amor por la vida y comienza a publicar sus primeros poemas en revistas de Rosario. Mientras aún trabajaba como empleada en una tienda se publica su primer libro "La inquietud del rosal". La publicación de su segundo libro "El dulce daño", llegar a directora de un colegio y hacerse conocida en los ámbitos literarios parecían elevar su autoestima, pero solo hicieron aflorar un comportamiento errático y neurótico. Cada libro que editaba era un éxito de crítica y motivo de admiración de sus pares, hasta Federico García Lorca no perdió la oportunidad de conocerla. Tuvo una muy cercana relación con Horacio Quiroga, salían, leían y escribían juntos aunque siempre negaron que su relación tuviera tintes amorosos, decían que era mutua admiración. En la cima de su carrera descubre que padece cáncer de mamas, su íntimo amigo Benito Quinquela Martín la acompaña a todas sus consultas y la apuntala anímicamente antes y después de su operación. La mastectomía a la que fue sometida, dejó tremendas cicatrices físicas y emocionales, si bien ella ya poseía un desequilibrio emocional, este se acrecentó hasta no poder dominarlo. En Octubre de 1938 se traslada al hotel de una amiga en Mar del Plata, escribió varias cartas a sus familiares y envió el poema "Voy a dormir" al diario la Nación. La madrugada del 25 de Octubre se dirigió a la playa La Perla y ya no se la volvió a ver hasta que horas después dos obreros la encontraran flotando ya sin vida en las aguas de esa misma playa. La noticia fue un golpe a la moral de la nación, el senador Alfredo Palacios dio un encendido discurso en la cámara que resumía el espíritu nacional "-Nuestro progreso asombra al mundo, hemos construido urbes inmensas y poblado nuestras fértiles planicies de millones de cabezas de ganado, pero con todas nuestras riquezas no hemos podido crear la atmosfera propicia para que prospere esa planta delicada que es un poeta."

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