Para construir un mito no hace falta un inicio legendario o apoteósico, basta con una chispa. Luego a modo de combustible, el tiempo, la fantasía y la falta de criterio empírico hacen lo suyo. Uno de los mitos más populares es que la Gran muralla china es el único objeto construido por el hombre que se ve desde la luna. Una afirmación de la que contrariamente a la mayoría de los mitos, sabemos exactamente cuando se inició, y no fueron los chinos. En 1754 el anticuario inglés William Stukeley refiriéndose al muro de Adriano escribió: 'esta pared poderosa solo es superada por la muralla china, que es una figura considerable en el globo terrestre y puede ser discernida desde la luna'. Stukeley era médico y anticuario pero no poseía ningún conocimiento científico como para sostener semejante afirmación. Corría con la ventaja que casi nadie conocía la muralla y faltaban 215 años para llegar a la luna y darse vuelta a mirar. La siguiente cita de este mito aparece en 1904. El escritor inglés Henry Norman en su libro La gente y la política del Lejano Oriente asevera que 'además de su edad, disfruta de la reputación de ser la única obra de manos humanas en el mundo visible desde la luna'. Cuando 'Ripley's Believe It or Not!' la publicó como dato científico en 1932 tendríamos que haber sospechado. Seis años después el periodista y explorador estadounidense Richard Halliburton publica Second Book of Marvels: the Orient. Allí, apoyado por científicos dice sin ponerse colorado que la muralla 'es la única cosa hecha por el hombre en nuestro planeta visible para el ojo humano desde la luna'. A Halliburton lo habrán apoyado algunos científicos pero seguro ningún oftalmólogo. La resolución de la retina depende de la capacidad de cada cono foto receptor de determinar los límites de un objeto. Un ojo humano con visión perfecta a los 363.104 Km que se encuentra la Luna en su perigeo solo podría distinguir objetos de al menos 110 km. Ustedes me dirán, pero la muralla tiene más de 7 mil kilómetros de largo, sí, pero solo 7 metros de ancho. Equivaldría a ver un cabello a 3,2 Km de distancia. Un día, allá por 1969, el hombre llegó a la luna y cuando se dio vuelta no vio la muralla, apenas podía distinguir la isla de Cerdeña de 120 kilómetros de ancho. Punto para los oftalmólogos. Ahí fue cuando los chinos entre ofendidos y desesperados adujeron que en realidad los autores de antaño se referían a 'vista desde el espacio'. Que ocurrentes. Si se considera con mucha simpatía por los chinos que el espacio comienza más allá de la Línea de Karman, a unos 100 Kilómetros sobre la superficie terrestre, la muralla sigue siendo invisible para el ojo humano. En el año 2003 China archivó el caso luego de lanzar al espacio a su primer astronauta. Yang Liwei realizó 14 órbitas a la tierra y al regresar declaró compungido: '-no pude ver la muralla'. El desencanto Chino no cesó, interesados en el tema, los astronautas de la estación Espacial Internacional lo tomaron como un desafío. Exceptuando los conglomerados urbanos, ¿hay alguna construcción humana visible desde el espacio? Sí, pero con mucho menos glamour que la muralla, se trata de los invernaderos plásticos de Almería.
(Pequeñas Piezas de la Historia, por Gabriel Horacio Blasco Dantuono)
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