sábado, 8 de enero de 2022

'El último héroe del Titanic'



Creo no equivocarme si sospecho que la mayoría de nosotros hemos visto la película Titanic, espero que sea así, sino esta nota no tendría sentido. En ella aparece un personaje secundario que representa a un pasajero real del barco, un tal Benjamín Guggenheim. Podemos perdonarle a James Cameron que lo haya hecho parecer casi un anciano, cuando en realidad solo tenía 46 años, pero lo que no tiene justificación, es que en una película de 3 horas, no se hayan reflejado todos sus actos durante el naufragio. Meyer Guggenheim, magnate de la metalmecánica de principios del siglo XX, tenía 10 hijos que lo llenaban de orgullo, en realidad 9 de ellos, mientras algunos se sumaban a la dirección de alguna de sus empresas o se dedicaban al mecenazgo de talentosos artistas, su quinto hijo se convertía en la vergüenza familiar. Benjamín Guggenheim no había podido llevar adelante ningún negocio con éxito y pese a estar casado con la bella Floretta Seligman, hija de un banquero, tenía amoríos diseminados por todo el mundo, siendo su preferida la cantante francesa Léontine Aubart. Para no seguir dilapidando el dinero de su padre en viajes a Europa, decide mudar a su amante y a toda su cohorte a los EE. UU. El 10 de abril de 1912, Benjamín, Léontine, y sus mayordomos, se subieron al Titanic en el puerto francés de Cherburgo. La noche del 14 de abril, el Titanic choca contra un iceberg, el tripulante de primera clase Henry Samuel Etches les da la orden de trasladarse a cubierta y ponerse los chalecos salvavidas, Benjamín se negó porque le arrugaba el traje. Luego de una hora y al ver la gravedad de la situación, asume la responsabilidad del grupo y obliga a su amante a subir a un bote junto a todos sus acompañantes. Benjamín y su mayordomo Giglio deciden quedarse a bordo, se dirigen al bar y piden un Brandy, Benjamín, a viva voz pregona: "-Si vamos a morir, que sea como caballeros". Etches hace un último intento por que suban a un bote, le dice '-Sr. Guggenheim, usted tiene un lugar reservado en los botes, porque no lo toma?', la respuesta de Benjamín fue tajante '-Sr. ninguna mujer, ni ningún niño va a morir en este barco porque un Guggenheim se haya portado como un cobarde.', segundos después agrega '-dígale a mi esposa que cumplí con mi deber'. Benjamín Guggenheim se fue al fondo del Atlántico junto con otras 1.500 almas, creo humildemente que es el único hijo del que Meyer debería haberse sentido orgulloso. Pequeñas Piezas de la Historia, por Gabriel Horacio Blasco Dantuono

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