La creación del Parque General San Martín de la Ciudad de Mendoza (25 de Enero de 1897)

La creación del Parque General San Martín tiene su origen en la ley provincial del 25 de enero de 1897. Había necesidad de crear un recurso natural que mejorara el estado sanitario en la población mendocina. El árbol que ofrece un valioso aporte en el saneamiento urbano, era ese recurso. Por ese entonces el Director General de Saneamiento Dr. Emilio Coni, destacado higienista, se puso en contacto con el Director de Paseos de la Capital Federal, arquitecto Carlos Thays, para pedirle asesoramiento sobre arbolado público. Juntos brindaron a Mendoza la magnífica obra que hoy enorgullece a este pueblo. Enormes fueron los sacrificios para conservar las especies cultivadas, se regaba a baldes, el agua se transportaba en carros, muchas veces las heladas tardías obligaban a reponer miles de plantas. Hoy, es agradable poder contemplar sus cuatrocientas diecinueve hectáreas que se extienden desde Avenida Boulogne Sur Mer, hasta el pie de la precordillera. Los caminos interiores están bordeados con distintos tipos de árboles, es muy importante caminar por las calles de los tilos, los plátanos, de las tipas, como también por la de las palmeras. A la entrada de este gran escenario se encuentran los "Portones del Parque".  A continuación de esta entrada se pueden ver los caballitos de Marly con una imitación de los que lucen los campos Elíseos de Paris, en Francia. Hacia el sur podemos admirar la Fuente del vino, llamada así porque en algunas fiestas vendimiales se lleno con esta bebida. Dentro del parque, el rosedal presenta un admirable jardín con pérgolas y la escultura llamada "La Pureza. Desde aquí vemos el lago artificial y el Club Mendoza de Regatas además de éste se suceden varios clubes sociales y deportivos, como el Golf Club" y el campo de equitación del "Club Hípico". Completan el panorama, la Ciudad Universitaria, el estadio" las Malvinas", el Cerro de la Gloria, el teatro griego de la vendimia "Frank Romero Day". Para apreciar esta admirable obra, hay que destacar también la labor de los hombres que lo hicieron posible, ya que en Mendoza los factores climáticos, las características del suelo y las escasas precipitaciones, hacían del proyecto simplemente un sueño. Pero con esfuerzo, dedicación y empeño ante los fracasos, el sueño, felizmente se transformó en realidad.