Se la recuerda como exitosa bailarina exótica oriental y doble espía franco-prusiana. Criada en una familia pudiente bajo el credo cristiano, se casó en 1895 con un oficial del ejército colonial holandés. Cuando éste fue enviado a Java y Sumatra ella lo acompañó y fue en estas regiones que aprendió las danzas exóticas que luego pondría de moda en París y el resto de Europa. Su marido resultó un alcohólico empedernido, por lo que el matrimonio se disolvió y Margaretha vuelta a Europa, comenzó a explotar su insinuante belleza y la increíble destreza natural que poseía para las danzas sensuales malayas y su total falta de pudor para hacer actuaciones casi desnuda, ella usaba una malla enteriza de color carne que causaba sensación. Para la época, el sumum. Logró hacer creer al público que era una princesa de origen oriental y adoptó el nombre de Mata Hari que significa ‘Ojo del día’, en alusión al sol. A los pocos años de haber comenzado su carrera artística en lugares de poca reputación, pasó a los cabarets y teatros más lujosos de París, y también fue acompañante de lujo de los grandes señoritos europeos. Fue el símbolo sexual de la Belle Époque. Su pasión eran los uniformes militares. De ahora en más su vida se torna un misterio y se supone que esta debilidad de Mata Hari dio pie a que el embajador del Estado Mayor Alemán en Holanda le ofreciera, por medio de sus contactos íntimos, muy buena paga a cambio de información, ella aceptó y su código de espía fue H21. Mata Hari derrochaba mucho dinero para mantener su impresionante vida lujosa y esto podría ser la causa, ya que la guerra había atenuado el interés general por sus bailes orientales. En ese momento, 1916, Bélgica estaba ocupada por Alemania y sea por algo de patriotismo o ambición, decidió también convertirse en espía francesa. Esta doble situación era sumamente peligrosa y difícil de mantenerse en el tiempo y fue así que la red de espionaje inglesa alertó a sus aliados franceses de esta posibilidad. Los franceses comenzaron a perseguirla, fue detenida y tras un rapidísimo juicio en el que no se presentaron pruebas terminantes, fue fusilada en el fuerte de Vincennes, París. Tenía sólo 41 años de edad. Hasta hoy persiste una leve duda.
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