domingo, 28 de abril de 2024

Antiguo mapa del Río de la Plata, donde aparece dibujada la ubicación de la ciudad de Buenos Aires junto al Riachuelo. La carta fue trazada por Don Juan Ramón, "Cosmógrafo Mayor del Reyno del Perú" en 1683.


Nace el "Río de la Plata": Mientras se desarrollaba esta fantástica aventura en el interior del continente, los descubrimientos proseguían en el litoral. En 1520 las aguas del "Mar Dulce" o "Río de Solís", como comenzó a llamárselo, volvieron a ser surcadas por naves de España. Pertenecían a la flota comandada por el avezado marino portugués Hernando de Magallanes, quien exploró las dos márgenes del estuario y se internó diez leguas río adentro, comprobando que ésa no era la vía interoceánica que buscaba. Continuó entonces su viaje rumbo al sur que lo conduciría al histórico hallazgo del estrecho que da acceso al Oceano Pacífico. Siguiendo la ruta descubierta por Magallanes zarpó en 1526 de España una nueva flota capitaneada por el veneciano Sebastián Caboto, con la misión de llegar a las Indias y cargar allí oro, plata, piedras preciosas, especias, sedas y brocados. Caboto, empero, no cumplió con las instrucciones que había recibido, pues al recalar en Pernambuco donde se hallaba establecida una pequeña colonia portuguesa, tomó conocimiento de los relatos que ya corrían sobre las extraordinarias riquezas que encerraban las tierras aledañas al Río de Solís. Atraido por esos informes, y desechando la opinión en contrario de sus subordinados, resolvió apartarse de su rumbo y dirigirse al estuario. En la isla de Santa Catalina se le presentaron los sobrevivientes del grupo de náufragos españoles, quienes le confirmaron plenamente las noticias obtenidas y le comunicaron la existencia del "Rey Blanco" y sus fabulosos tesoros. Ante la perspectiva de cargar prontamente sus naves "de oro y plata", el ambicioso veneciano enfiló resueltamente al "Río de Solís", donde halló a Francisco del Puerto quien le ratificó los relatos anteriores. La expedición de Caboto, sin embargo, culminó en un fracaso absoluto, al igual que la de Diego García, otro navegante español que se le unió poco después. En el transcurso de sus exploraciones se internó en el río Paraná y remontó el Paraguay hasta la desembocadura del Bermejo. Fundó, a su vez, en la confluencia de los ríos Carcarañá y Coronda, el fuerte Sancti Spiritus, primer establecimiento civilizado que existió en territorio de la actual República Argentina. Ese reducto fue atacado tiempo después por los indios timbúes, quienes lo destruyeron totalmente y masacraron a su guarnición. Desmoralizados, Caboto y García regresaron a España en 1530, y allí difundieron las noticias de las inmensas riquezas que ellos suponían existían en la región del "Río de Solís", al cual el propio García no vaciló en calificar de "Río de la Plata", nombre con el cual el inmenso estuario comenzó a ser conocido a partir de entonces.


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