El LZ 129 Hindenburg y su gemelo LZ 130 Graf Zeppelin II fueron los dos mayores dirigibles construidos. El Hindenburg fue llamado así en honor del Presidente de Alemania, Paul von Hindenburg. El diseño completamente hecho de duraluminio, 245 m. de largo, 41 m. de diámetro, 16 bolsas (14 de hidrógeno y 2 balones de aire) con una capacidad de 200.000 m³ de gas, con un empuje útil de 112,1 t (1.099 MN), gracias a cuatro motores diésel Daimler-Benz de 1.200 CV (890 kW). Alcanzaba una velocidad máxima de 135 km/h.
Tenía capacidad para 50 pasajeros y se aumentó hasta 72 en 1937, con una tripulación de 61 personas. Fue construido con algodón, barnizado con óxido de hierro y acetato-butirato de celulosa impregnado de polvo de aluminio. Fabricado por Luftschiffbau Zeppelin en 1935 con un coste de 500.000 libras, hizo su primer vuelo el 4 de marzo de 1936.
En un primer momento, se pretendió llenar el Hindenburg con helio, pero un embargo del ejército de Estados Unidos sobre este elemento obligó a los alemanes a cambiar el diseño y usar hidrógeno. Gracias a este pequeño incremento de potencia, en el invierno de 1936 se añadió capacidad para 10 cabinas de pasajeros más, nueve de ellas con dos camas, y la última con cuatro.
Durante 1936, en su primer año de uso comercial, el Hindenburg voló 308.323 kilómetros, transportando 2.798 pasajeros y 160 t. de carga y correo. Cruzó 17 veces el Océano Atlántico, 10 de los cuales a EE.UU., y las siete restantes a Brasil. En julio del mismo año, batió un record al cruzar dos veces el oceáno en 5 días, 19 h. y 51 min, con el boxeador Max Schmeling como pasajero, después de ganar a Joe Louis. Se había convertido en el primer servicio de pasajeros entre Europa y Estados Unidos.
El 1 de agosto, durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de Berlín, el dirigible sobrevoló el estadio olímpico momentos antes de la aparición de Adolf Hitler.
El 6 de mayo de 1937, tras haber cruzado el Atlántico, el Hindenburg se acercó a la base de amarre en la Estación Aeronaval de Lakehurst (Nueva Jersey), después de esperar varias horas a que una tormenta permitiera las maniobras de atraque. A las 19:25, mientras el Hindenburg ya había largado los amarres y se acercaba a la torre, se observó a popa un destello de fuego de San Telmo, (chispas de electricidad estática). Se prendió fuego en la parte superior de la popa, extendiéndose por todo el dirigible mientras la estructura caía lentamente sobre los pasajeros que saltaban desde una altura de 15 m. y marinos que ayudaban en las maniobras. Quedó destruido por completo en menos de 40 seg. A pesar de lo impactante del desastre, de las 97 personas que había a bordo sólo 35 murieron, la mayoría de ellas quemadas o aplastadas bajo la estructura. De los 36 pasajeros y 61 personas de la tripulación, 13 y 22 personas murieron, respectivamente. Muchos tripulantes y pasajeros se salvaron por la rotura de los tanques de agua, que cayó sobre ellos.
Tras el desastre Hitler ordenó terminar con la flota de dirigibles comerciales. El veterano LZ-127 Graf Zeppelin fue desguazado, pero el LZ-130 Graf Zeppelin II, fue usado brevemente como plataforma para la investigación secreta de los experimentales sistemas de radar ingleses que resultó infructífera.
El desastre es recordado por la extraordinaria cobertura mediática, a través de películas, fotos, y especialmente, de la narración radiofónica de Herbert Morrison desde el lugar del accidente que no fue difundida hasta el día siguiente. Aun así, se convirtió pronto en una de las más recordadas de la historia, con la memorable expresión "¡Oh, la humanidad!" ("Oh, the humanity!"), que desde entonces quedó ligada al recuerdo del desastre. Estas palabras de Morrison hay que colocarlas en el contexto, el periodista se había referido anteriormente a toda la gente allí presente como "masa de humanidad". Usó la frase cuando vio que el dirigible ardiendo iba a caer sobre aquellas personas.