lunes, 18 de marzo de 2013

Pío Nono en Mendoza. el italiano Giovanni María Mastai (año 1824)


La elección del Papa Francisco como nuevo Pontífice de la Iglesia causó en nuestro país, y especialmente en la comunidad católica argentina, sorpresa y también euforia, a tal punto que muchos salieron por las calles a festejar.


Si bien Mendoza no tiene el privilegio de contar con un Pontífice de su tierra, ha tenido una historia casi inédita porque en 1824, el entonces Giovanni María Mastai Ferreti, quien luego sería el Papa Pío IX (Pío Nono), visitó por unos días nuestra provincia y dejó un rico testimonio escrito.



Radiografía papal



Se llamaba Giovanni María Mastai-Ferreti, nació en Italia en 1792. Procedía de la pequeña nobleza italiana y se ordenó sacerdote en 1819. 



Fue enviado a Chile como parte de la representación apostólica del nuncio Monseñor Giovanni Muzi, en la primera misión en la Sudamérica independiente. Tiempo después de ese viaje fue nombrado obispo de Ímola y en 1846 fue elegido para suceder en el Papado a Gregorio XVI.
Su pontificado fue una cruzada contra el liberalismo y el mundo moderno, a los que intentó contrarrestar revitalizando la religiosidad católica. 



En 1864 condenó todos los "errores" del mundo moderno mediante el Syllabus (que incluía la proscripción del liberalismo, el racionalismo y el cientificismo, así como la renuncia de la Iglesia a reconciliarse con el progreso). Reunió el Concilio Vaticano I, en el que se aprobó el dogma de la infalibilidad del papa. 



 Pío IX murió el 7 de febrero de 1878, con 85 años, concluyendo el pontificado más largo en la historia.



Misión celestial



Desde el puerto italiano de Génova partió la misión apostólica del Nuncio  Juan Muzi  y algunos de sus colaboradores entre ellos Mastai Ferreti. Luego de 91 días de viaje en barco, llegaron a principios de 1824 a la ciudad de Buenos Aires. Allí fueron recibidos por autoridades eclesiásticas y de gobierno para  posteriormente partir con destino a Chile.



En el medio del camino, visitaron varios pueblos y después de un agotador viaje de más de un mes, llegaron a la posta del Desaguadero ya entrando a Mendoza. 



Era febrero de ese año y entre otras cosas, el sacerdote italiano se sorprendió del suelo salitroso que tenía la tierra. Al día siguiente  la comisión partió hacia la posta de Las Catitas, en donde se toparon con un gran temporal.



Mendocinos, lentos y poltrones



Después de recorrer muchos kilómetros y pasar varias postas, el futuro Papa vio a los pobladores de estos lugares como muy tranquilos y haraganes.



Faltaba muy poco para llegar a la ciudad  y se hospedó en la posta del Retamo que -según él- era un palacio al compararlos con los otros precarios alojamientos.



El 16 de febrero la comisión llegó a la ciudad y fue recibida por todo el clero mendocino. Posteriormente Monseñor Muzi y su comitiva fue llevada a la Iglesia Matriz.



Las calles de aquella aldea fueron adornadas con arcos triunfales y flores que se encontraban esparcidas por el suelo. Era un bello espectáculo; muchas personas rodeaban en procesión a toda la comisión.



El sacerdote Mastai Ferreti y demás autoridades se alojaron por varios días en pleno corazón de Mendoza. También dieron la confirmación a muchos fieles.



Antes de partir, los integrantes eclesiásticos fueron recibidos cortésmente por miembros del Cabildo mendocino en la casa del alcalde José Clemente Benegas. Allí se celebró una importante recepción y fueron homenajeados por algunos de los cabildantes con varias poesías en honor a su Santidad, el Vicario apostólico, su comisión y otras prosas que se pronunciaban en contra del liberalismo, que influían en los pensamientos de algunos mendocinos. Un día después de este importante agasajo, la comisión partió rumbo a Chile por el camino del norte en donde fue acompañada por una multitud. 



Cuando pa' Chile me voy

Llegaron a la casa de los Segura en el Plumerillo en donde había un pequeño oratorio y, según la tradición, Mastai Ferreti realizó un oficio religioso. 



El 25 de febrero de 1824 partieron rumbo a Villavicencio en donde se hospedaron en la pequeña cabaña que allí existía para después cruzar hasta Uspallata por el Paramillo. Se alojaron en la posta para seguir por el camino a otros puntos como Punta de Vacas y por Puente de Inca para refugiarse en una de las casuchas, que existen actualmente.  La comisión cruzó  la cordillera y llegó a su destino final. 



El presbítero Giovanni Mastai Ferreti, dejó en sus memoria un histórico recuerdo en su paso por Mendoza.



Tal vez no se imaginaría que varios años después de este viaje sería nombrado Papa con el nombre de Pío IX,  el poderoso pontífice de la Iglesia Católica con mayor permanencia en el trono.
Fuente:
Carlos Campana, las2campanas@yahoo.com.ar

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