jueves, 13 de febrero de 2020

El 13 de febrero de 1945, la sinrazón de la Segunda Guerra Mundial nos brindó una de sus peores caras, ese día se iniciaban los bombardeos de Dresde.

A principios de 1945 el escenario europeo de la WW2 estaba virtualmente definido, solo restaba ver hasta cuando estaban dispuestos a resistir Hitler y su séquito de desquiciados que parecían caprichosamente dispuestos sacrificar hasta el último de sus compatriotas. Los ejércitos aliados por su parte buscaban reducir al máximo el número de bajas necesarias para terminar de invadir Alemania. La URSS ya había pasado el río Óder y acechaba el Gran Berlín, pero la resistencia alemana provocaba muchas bajas al Ejército Rojo y retrasaba el asalto final. En la reciente Conferencia de Yalta, Stalin le manifiesta a Churchill y Franklin Delano Roosevelt, la necesidad de acabar con la cadena de abastecimiento en la retaguardia alemanda del frente oriental. Dresde era una de las pocas ciudades que no había sufrido bombardeos aliados, por lo menos no significativos y era el único centro industrial operativo. La ciudad además era el nexo de las escasas líneas férreas operativas, era fundamental en el triángulo "Dresde-Liepzig-Berlín", obviamente la convertía en el blanco a elegir. A Churchill se le presentaba una disyuntiva, todos los fundamentos estratégicos chocaban con el humanitario, la ciudad se había convertido en un destino para todos los que escapaban de la invasión soviética. Miles de alemanes se hacinaban en las viviendas abandonadas por las familias judías asesinadas esperando su destino. En Churchill pesó más el pedido soviético y el recuerdo de los 20 mil londinenses que murieron bajo las bombas alemanas. A las 22:03 del 13 de febrero una escuadrilla de aviones De Havilland Mosquitos arrojaron bengalas de magnesio para iluminar la ciudad e identificar los objetivos, luego se arrojaban indicadores de mil kilogramos que ardían durante horas emitiendo una luminosa luz roja. Minutos después llegaron mas de 250 bombarderos Avro Lancaster que arrojaron 1.000 toneladas de material explosivo e incendiario. La destrucción fue devastadora, sin embargo lo peor estaba por venir. Tres horas después cuando todos los servicios de emergencia, bomberos y ambulancias se encontraban operando una nueva ola tan devastadora como la anterior aniquilando toda posibilidad de asistir a la población, esto no fue una consecuencia, fue adrede. En solo una noche fueron masacrados 25 mil civiles, la mayoría quemados. Si bien no fueron los bombardeos que mas muertes ocasionaron, el estado en que quedó la ciudad y el efecto en la mente de sus habitantes, se lo considera la muestra mas cruda de los efectos de la devastación de la guerra.

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