Desde la llegada de Bento Mussolini al poder en 1922, Italia pretendía llevara a cabo una política expansionista para cumplir su promesa de formar un "Imperio Italiano". Mussolini se fijó en Africa, pero ese continente estaba plagado de colonias inglesas y francesas, por lo que eligió como objetivo uno de los pocos países independientes próximo al Mediterraneo, Etiopía, un país que Italia intentó invadir en 1895 pero fue repelido por las precarias fuerzas locales. Aprovechando su ocupación del norte africano, el 3 de Octubre de 1935 dos columnas con mas de 100 mil soldados cada una partieron hacia el interior del territorio etíope, la del mariscal Emilio De Bono partió desde Eritrea y la del general Rodolfo Graziani partió desde Somalia, en ambos ejército había elementos locales como los askaris eitreos. Las valientes pero precarias tropas al mando del Emperador Haile Selassie (Ras Tafari Makonnen Woldemikael) combatieron palmo a palmo cada metro cuadrado de su territorio pero los blindados y la fuerza aérea italiana los superaba en número y tecnología inclinaron la batalla. Italia utilizó Gas Mostaza por lo que fue denunciada en la Liga de las naciones que miraron para otro lado dejando solo al débil país africano. El 9 de Mayo de 1936 ambas columnas llegaron a la capital Addis Adeba y se encontraron poniendo fin a la guerra, el rey italiano Víctor Manuel III fue proclamado emperador de las nuevas provincias de Eritrea, Somalilandia y Abisinia (Etiopía), formando la nueva Provincia Italiana de África del Este. Como trofeo de guerra, las tropas italianas robaron el imponente Obelisco de Aksum de 1.700 años de antigüedad y lo instalaron en la plaza de Porta Capena de Roma. Haile Selassie fue en persona a la sede de la liga de las naciones y en un acalorado discurso acusó de cobarde a Winston Churchill y de manera profética le dijo "-Hoy no hacen nada porque nos sucedió a nosotros, pero mañana les sucederá a ustedes"
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