domingo, 26 de diciembre de 2021

'Sin cuadriga no hay victoria'

 Pequeñas Piezas de la Historia por Gabriel Horacio Blasco Dantuono


Supongo que todos los argentinos que pasamos por el frente de nuestro Palacio del Congreso Nacional hemos dedicado algunos minutos a admirarlo. Si el cuello se los permitió habrán notado en el techo del atrio hay una hermosa escultura de un carruaje tirado por 4 caballos o sea una Cuadriga Romana. Este tipo de escultura es muy común en el mundo y están plagadas de simbolismo. Podemos verlas en el 'Arco de Wellington', en el 'Pórtico de Parque del Cincuentenario de Bruselas', en el 'Arco de Triunfo del Carrusel de París' y en el 'Teatro Bolshói de Moscú'. No, nos olvidamos, la dejamos en un párrafo aparte porque tiene mucha más belleza, simbolismo e historia que las anteriores. Hablamos de la Cuadriga de la Puerta de Brandemburgo. En los desfiles triunfales griegos el héroe desfilaba en una 'Biga', carro tirado por dos caballos. Para no ser menos los Romanos adoptaron la 'Cuadriga', carro tirado por 4 caballos en línea. Este carro era la estrella de los desfiles donde se celebraban victorias militares. La cultura occidental las adoptó y cada nueva nación quería una como emblema de su victoria sobre el pasado. Además quedaban de rechupete. Todos estaban orgullosos de la suya hasta que en 1788 el Rey Federico Guillermo II de Prusia los dejó a todos perplejos cuando le encargó al arquitecto Carl Gotthard Langhans una puerta para la muralla de Berlín. Langhans se despachó con un majestuoso e imponente pórtico de estilo Neoclásico con columnas dóricas y plagado de relieves griegos que emulaban a la Acrópolis. La épica se la imprimía una cuadriga de cobre. El carro tirado por los 4 caballos llevaba una imagen de Eirene, hija de Zeus que representaba la Paz. En 1806 pasó por allí un tal napoleón, bastante amigo del monumento ajeno, y como recuerdo por la toma de la ciudad se la llevó para Francia. Pero en 1814 el ejército prusiano ocupa París y el General Ernst Heinrich Adolf von Pfuel la regresó triunfante. Para conmemorar este hecho a la diosa de la paz se la maquilló como la diosa de la victoria, se sustituyó la corona de laurel por una de roble, se le añadió una cruz y el águila prusiana. Durante la Segunda Guerra Mundial fue masacrada y durante la ocupación soviética era usada para el tiro al blanco. En 1956 las autoridades de ambas alemanias aunaron esfuerzos para restaurarla, pero era imposible. Como aún disponían de los moldes originales la rehicieron pero esta vez en bronce, a pedido de la URSS no se le colocaron ni el águila ni la cruz, símbolo del militarismo nazi. En 1961, la construcción del muro de Berlín la situó en la zona de exclusión y quedo abandonada. En 1989 la convulsionada situación en Alemania Oriental necesitaba gestos de sensatez. El 22 de Diciembre de 1989, el canciller de Alemania Occidental, Helmut Kohl, recorrió los desérticos 200 mts hasta la puerta, que se abrió y fue recibido por el primer ministro de Alemania del Este, Hans Modrow, comenzaba la unificación de Alemania. Durante el año siguiente se procedió a la demolición del resto del muro, la zona aledaña a la puerta, el Tiergarten, se convirtió en un espacio para recitales y actos en conmemoración de las víctimas de la segunda guerra mundial. Pero en 1991 ya no había impedimentos para dejarla igual que la original, recuperó su esplendor y ambas insignias. Hoy es una de las principales atracciones turísticas de Berlín.

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