Esa mañana el camión cisterna cargado con 25 toneladas de propileno licuado, en lugar de las 19 para las que estaba diseñado, salió de la refinería Enpetrol rumbo a Alicante, era una bomba de tiempo, el hecho que el chofer para evitar pagar de su bolsillo el peaje tomara la ruta N-340 agravaría la situación. A las 14 hs cuando se aproximaba a la curva frente al camping de Alfaques la elevada temperatura hizo que el Propileno aumentara su volumen colapsando la estructura del tanque, la explosión partió al camión en dos partes que volaron mas de 300 mts, la deflagración salió hacia el camping cubriendo 1 km cuadrado hasta la costa. Las temperaturas llegaron a 2000 grados en solo una fracción de segundos, arrojando a los desprevenidos veraneantes por los aires y envueltos en llamas, 160 murieron en el acto, algunos corrían en llamas hacia el agua ignorando que por el calor, esta, estaba en ebullición muriendo de manera inmediata, 70 personas morirían los días posteriores y 300 sufrieron quemaduras irreversibles. Los servicios de emergencia que llegaron mas de 30 minutos después se encontraron con un espectáculo dantesco que superaba ampliamente su capacidad de respuesta, los bomberos acostumbrados a escenas terroríficas quedaron abrumados al ver cientos de personas carbonizadas en poses de la vida cotidiana en la que fueron sorprendidos. El juicio determinó la culpabilidad de la empresa “Enpetrol” y “Cisternas Reunidas” obligándolas a pagar una indemnización cercana a los 15 millones de Euros en moneda actual, y se reformularon las leyes para el traslado de sustancias inflamables por centros urbanos. Hoy en día el camping sigue funcionando aunque la tragedia le dio un golpe de gracia a su reputación, una pared con 235 estrellas recuerda a sus muertos, y miles de personas de todo el mundo llegan anualmente a Alfaques a pernoctar ya que se dice que por las noches caminan los “Fantasmas de Alfaques”.
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