miércoles, 4 de junio de 2025

Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), se desternillaba con los chistes escatológicos.


Wolfgang Amadeus Mozart, genio musical, tenía un lado sorprendentemente juguetón y un humor que, digamos, no era precisamente refinado. Hay evidencia en sus cartas, especialmente en las que intercambiaba con su familia, donde se deleitaba con chistes escatológicos y bromas subidas de tono. Por ejemplo, en algunas cartas a su prima Maria Anna Thekla (la "Bäsle"), Mozart escribía con un tono desenfadado y lleno de humor grosero, haciendo referencias a flatulencias y otras funciones corporales con un entusiasmo casi infantil. Este tipo de humor era más común en su época de lo que podríamos pensar, pero Mozart parecía llevarlo a otro nivel, con un ingenio que mezclaba lo vulgar con lo creativo. Además de su afición por los chistes escatológicos, Wolfgang era un maestro del absurdo y las travesuras verbales. Por ejemplo, en una carta de 1777, escribe un poema improvisado lleno de referencias a pedos y excrementos, todo con un tono tan alegre que parece estar riéndose mientras lo escribe. Frases como "¡Oh, qué placer, cuando el trueno resuena desde el trasero!" (parafraseado, claro) muestran su deleite por lo escandaloso. Mozart adoraba inventar apodos y burlarse cariñosamente de sus amigos y familiares. Llamaba a su hermana Nannerl cosas como "mi querida yegua" y jugaba con nombres absurdos para sí mismo. También se burlaba de los músicos rivales con comentarios sarcásticos sobre sus habilidades (o la falta de ellas).  En piezas como Ein musikalischer Spaß (Una broma musical, K. 522), Mozart parodia a los compositores mediocres con disonancias exageradas y errores técnicos intencionados. Es como si estuviera diciendo: "¡Miren lo ridículo que suena esto!". También se dice que en reuniones sociales improvisaba canciones cómicas con letras subidas de tono para hacer reír a los presentes.






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