Esta curiosidad, refleja una historia que comenzó hace más de un siglo y a mucho más allá del letrero enlozado, que hace algunos años fue adquirido en la Feria de San Telmo por un coleccionista anónimo.
Madame Ivonne sí, existió y su historia tiene matices tristes, propios de la época.
Ivonne era – según algunos viejos relatos – una chica parisina, de vida más alegre que la planteada por Offenbach en su Alegría Parisina, a la cual un argentino aventurero de apellido con alcurnia, posición y fortuna, enamoró y trajo a Buenos Aires, casi como un trofeo.
Ivonne, marcada quizá por un sino indescifrable, vio una oportunidad de cambiar su viejo papel de prostituta, por el de la madama que tanto la había explotado y logró que su hombre (que a la postre fue su nuevo explotador) pusiera para ella una de las que en aquellos tiempos, se conocían como Casas de Tolerancia.
Allí nació esta placa detrás de la cual sin duda, quedan marcas de amores que no fueron y de entregas que, disfrazadas de amores, pasaron sin entrega y ni siquiera fueron memoria.
Una curiosidad de las tantas, inmortalizada en el tango.-
MADAME IVONNE interpretado por Julio Sosa.
1 comentario:
Maravilloso-
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