La afirmación de que el vino es la bebida más sana e higiénica es atribuida a Louis Pasteur, el padre de la microbiología. Esta afirmación se basa en la propiedad natural del vino, producto de la fermentación de la uva, de preservar su calidad y evitar el deterioro debido a la acción del alcohol y los ácidos. El proceso de fermentación del vino, donde la levadura convierte los azúcares de la uva en alcohol, es una forma natural de preservación que elimina microorganismos dañinos. El alcohol y los ácidos del vino, como el ácido tartárico, ayudan a crear un ambiente inhóspito para las bacterias y otros microorganismos, lo que contribuye a su higiene. El vino, especialmente el tinto, contiene antioxidantes como el resveratrol, que se ha relacionado con beneficios para la salud, como la mejora de la salud cardiovascular. Si bien el vino puede tener beneficios para la salud, es importante consumirlo con moderación, ya que el exceso de alcohol puede ser perjudicial.
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