lunes, 2 de junio de 2025

Charles Darwin (1809-1882). Un entusiasta de la gastronomía poco convencional.


Durante su tiempo en la Sociedad Glutton (Club de los Glotones) en la Universidad de Cambridge, se dedicó a probar carnes exóticas como halcón, avetarda, armadillo, iguana e incluso puma. Durante el viaje del HMS Beagle, comió tortugas gigantes de las Galápagos (¡sin saber que luego serían clave para su teoría!) y hasta un roedor gigante, el agutí, que describió como "la mejor carne que jamás probó". Darwin tenía una fascinación por las lombrices de tierra y pasó años estudiándolas. En su libro The Formation of Vegetable Mould Through the Action of Worms, relató un experimento excéntrico: tocaba el piano para las lombrices o las exponía a silbidos y al sonido de un fagot para ver si reaccionaban. Concluyó que no eran sensibles al sonido, pero su dedicación a este experimento tan inusual es un ejemplo de su curiosidad sin límites. Darwin sufría de problemas de salud crónicos, como dolores de cabeza, náuseas y palpitaciones, que algunos atribuyen al estrés o a una posible enfermedad tropical contraída en sus viajes. Para aliviarlos, probó tratamientos peculiares, como el "tratamiento de agua fría" del Dr. James Gully, que implicaba baños fríos, envolturas húmedas y beber grandes cantidades de agua. También se autoaplicaba descargas eléctricas suaves con una máquina galvánica, ¡todo en un esfuerzo por curarse! Durante el viaje del HMS Beagle (1831-1836), Darwin no siempre fue el caballero impecable. En Sudamérica, se coló en tierras privadas para recolectar especímenes, y en una ocasión robó un avestruz (ñandú) que un gaucho había cazado, alegando que era para "fines científicos". Luego lo cocinaron y se lo comieron, pero salvó las plumas y huesos para sus estudios. Darwin se casó con su prima, Emma Wedgwood, en 1839. Antes de proponerle matrimonio, escribió una lista de pros y contras sobre casarse, con un enfoque casi científico. Entre los "pros" estaban "compañía constante" y "alguien que cuide la casa"; entre los "contras", "pérdida de tiempo" y "menos dinero para libros". A pesar de sus dudas, el matrimonio fue feliz y tuvieron 10 hijos. Aunque no es excéntrico en el sentido estrafalario, Darwin era tan preocupado por la reacción pública a su teoría de la evolución que retrasó la publicación de El origen de las especies por más de 20 años. Solo lo publicó en 1859 tras enterarse de que Alfred Russel Wallace había llegado a ideas similares, y aún así temía ser visto como un excéntrico o hereje por desafiar las creencias religiosas de la época. Estas historias muestran el lado humano, curioso y algo excéntrico de Darwin, un hombre cuya pasión por la ciencia lo llevó a explorar el mundo de maneras únicas. 

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